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Un experimento para salvar los bosques latinoamericanos, hecho de madera

La “madera sustentable” es una salida para la región, que perdió un 10% de sus bosques en apenas dos décadas

Restos de un bosque deforestado en el amazonas
Restos de un bosque deforestado en el amazonasREUTERS

¿Se ha puesto a pensar cuánto del mobiliario que lo rodea está hecho de madera? Ahora bien, multiplique ese número por la cantidad de casas y oficinas en el mundo en las que hay mesas, escritorios, sillas o banquetas de este noble material. La fórmula parece imposible y el número, incalculable.

Tal vez la única ecuación importante aquí es que mientras la madera hace de nuestras casas un hogar, su explotación indiscriminada muchas veces amenaza la conservación de los bosques, el hogar de otras especies del planeta.

América Latina y el Caribe albergan la quinta parte de los bosques del mundo, con un área aproximada de 860 millones de hectáreas. Entre 1990 y 2010, la región registró la pérdida de más de 10% de esos bosques, o unos 88 millones de hectáreas, principalmente debido a la conversión al pastoreo y al cultivo y explotación de madera.

Si se mantiene este ritmo de pérdida forestal, América Latina se quedaría sin bosques en poco más de 200 años, según advierte la agencia de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, FAO, en el informe “El estado de los bosques en el mundo”.

En algunos países, la desforestación es mucho más preocupante que en otros. Por ejemplo, Argentina posee unas 34 millones de hectáreas de superficie forestal. El promedio nacional de deforestación ha sido entre 0.6 y 0.7% en los últimos 10 años, casi el doble que en el resto de América Latina.

Afortunadamente, la deforestación se está haciendo más lenta al mismo tiempo que se está mejorando la productividad de la madera a través de diversos esfuerzos “verdes”, como la simple idea de que todo árbol usado debe ser sustituido por otro.

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Otras ideas, algo más complejas, pero igualmente efectivas son la coordinación de las actividades agrícolas y ganaderas para la conservación de la biodiversidad, y el establecimiento de plantaciones forestales intensivas.

En busca de madera sustentable

En la provincia de Misiones, Argentina, las plantaciones forestales ocupan más del 10% del territorio y constituyen, junto al turismo, una de las principales actividades económicas.

Tierra de leyendas y de donde se dice proviene la costumbre de tomar yerba mate, la selva misionera es una de las zonas de mayor biodiversidad del país. Aunque llegó a extenderse a todo el territorio de la provincia, hoy solo ocupa el 35% debido a la desforestación y la quema para actividades agrícolas.

A pesar de su territorio disminuido, la selva misionera aún concentra gran parte de la biodiversidad argentina: más de 1.500 especies de mamíferos -como el jaguar o yaguareté-, más de 500 especies de aves y más de 300 de peces.

En este paraíso natural es donde Gustavo Zurita, un biólogo argentino especializado en ecología de la Universidad Nacional de Misiones, investiga desde hace más de dos años de qué manera contribuye la biodiversidad nativa a las plantaciones forestales.

“El bosque nativo brinda servicios como la generación de nutrientes y organismos descomponedores, que son aprovechados por las plantaciones forestales. Esto nos lleva a valorar la biodiversidad no sólo en sí misma, sino también por las funciones que desempeña”, explica.

La investigación de Zurita contribuirá al diseño de modelos de plantaciones forestales que garanticen la conservación de la biodiversidad nativa. “De acuerdo a nuestros estudios, las plantaciones de araucaria son fundamentales para evitar la extinción de especies en peligro, como el Coludito de los Pinos (un ave asociada al pino del Paraná), pero las plantaciones de eucalipto representan, por lejos, la peor opción en cuanto a su potencial de conservación de la biodiversidad”, afirma.

Por su parte, el ingeniero forestal Hugo Fassola considera que la producción y la conservación pueden ser compatibles. Fassola busca optimizar el aprovechamiento de la madera de las plantaciones forestales.

“Mi trabajo consiste en asistir a los productores para que realicen un mejor manejo, evalúen la calidad de la madera y conozcan cómo rinde su producto en la industria”, cuenta.

En ciertos casos, por ejemplo, una porción de bosque menos denso puede producir madera con mayores diámetros, mayor valor comercial y generar condiciones más propicias para grandes mamíferos.

Los dos proyectos son parte de las 100 iniciativas apoyadas por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina y el Banco Mundial, que abarcan temas de silvicultura, bioenergía y cambio climático; y buscan desarrollar conocimientos y tecnología aplicados a la producción sustentable de madera de calidad.

*Carolina Crerar es Comunicadora del Banco Mundial

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