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Rajoy espera el ‘maná europeo’ para financiar el empleo juvenil y las pymes

Madrid teme que ni el BCE ni Merkel muevan ficha hasta pasado el verano

Miguel González
La canciller alemana, Angela Merkel  conversa con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, durante un encuentro en Berlín
La canciller alemana, Angela Merkel conversa con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, durante un encuentro en BerlínEFE

Hace mucho tiempo que un Consejo Europeo no venía precedido de tanta expectación en España; Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba han sellado su primer gran pacto de la legislatura —al que esperan sumar el martes a otros grupos— para que la cita del 27 y 28 en Bruselas marque un punto de inflexión en la recesión que ahoga la eurozona.

La prioridad de Madrid es que la UE apruebe una inyección de fondos para atajar los dos problemas más acuciantes de la economía española, el desempleo juvenil (que ha escalado hasta el 57%) y el estrangulamiento del crédito para las pymes. Ya se sabe que llegará el maná europeo, pero también que será escaso. La duda es si tendrá un efecto multiplicador o se diluirá como gota en el mar.

Rajoy cuenta con que los líderes europeos acepten adelantar a los dos primeros años los 6.000 millones de euros que el presupuesto comunitario prevé dedicar a luchar contra el paro juvenil en el septenio 2014-20. De esa cantidad, España espera recibir entre 1.500 y 2.000 millones y defiende además que las ayudas a la contratación de jóvenes no computen a efectos de abrir expediente por déficit excesivo.

Al Gobierno español le gustaría que el Banco Central Europeo  también se implicara en la financiación de las pymes,

Para reabrir el grifo de la financiación, la vía elegida es el Banco Europeo de Inversiones (BEI), cuyo capital se amplió en 10.000 millones de euros. Si se utilizan como avales, podrían movilizarse hasta 60.000 millones, de los que la mitad se dedicarían a préstamos para las pymes. El problema es que los fondos del BEI se canalizarían a través del ICO (Instituto de Crédito Oficial) y, éste, que carece de oficinas y debe recurrir a la red de la banca privada, ha tenido hasta ahora poco éxito para colocar sus propios productos.

Al Gobierno español le gustaría que el Banco Central Europeo (BCE) también se implicara en la financiación de las pymes, pero sabe que Mario Draghi no moverá ficha hasta que el Constitucional alemán se pronuncie, tras el verano, sobre su programa de compra de bonos.

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Por la misma razón, Rajoy tampoco confía en que haya avances significativos sobre la unión bancaria, pese a sus apelaciones a cumplir los acuerdos adoptados hace un año. Berlín ha advertido que la culminación de la unión bancaria —con la puesta en marcha del supervisor único, el mecanismo de resolución de crisis y el fondo de garantía de depósitos— requerirá una reforma de los tratados, siempre laboriosa, y las elecciones alemanas de septiembre están a la vuelta de la esquina.

Solo cinco días después del Consejo Europeo, Rajoy acudirá a Berlín para participar, junto al presidente francés, François Hollande, en una cumbre contra el paro juvenil. El recelo de Madrid es que Merkel intente vaciar de contenido la cita de Bruselas para dar mayor brillo a su acto preelectoral en Berlín.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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