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Escapadas

Vacaciones en el parque eólico en Escocia

El turismo y la energía renovable se alían en Whitelee, donde 130 kilómetros de caminos atraen a paseantes, jinetes y ciclistas

Pablo Guimón
Molinos de viento en el parque eólico de Whitelee, cerca de Glasgow.
Molinos de viento en el parque eólico de Whitelee, cerca de Glasgow.David Moir

Debajo de un molino de 140 metros de altura, con su turbina Siemens y sus mastodónticas aspas blancas de fibra de vidrio que giran a 300 kilómetros por hora cortando el viento con un hipnótico susurro, se puede pensar en muchas cosas. Por ejemplo, en la belleza. ¿Este prodigio de la ingeniería es bonito o es feo? ¿La utilidad hace bello a un objeto? Si en vez de generar energía limpia fuera una máquina de matar, ¿sería igual de bonito o de feo?

Las torres de alta tensión dieron en los años treinta nombre a una escuela de poesía. Los jóvenes poetas de la Pylon School escribieron sobre el impacto de la industria y la tecnología en el paisaje y la cultura británicas. Y sus versos loaban a aquellas torres de alta tensión, en palabras de Stephen Spender (The pylons, 1933), “desnudas como niñas gigantes / que no tienen secretos”.

El paisaje, como el lenguaje, es un ente en transición. Y al igual que las torres de alta tensión, las vías de tren, los aeropuertos, las catedrales o los dólmenes neolíticos, las turbinas eólicas son huellas del paso del hombre por la Tierra. Con el añadido de que estas son, de alguna manera, un símbolo del respeto del hombre por la Tierra.

Un 'snowboarder' en el parque eólico.
Un 'snowboarder' en el parque eólico.Chris James

Por todo ello, en el parque eólico de Whitelee, en Escocia, tuvieron la idea pionera de abrir las instalaciones al público con una oferta de turismo activo. No se trata de un parque eólico cualquiera. Con 215 turbinas y operado por la compañía española Iberdrola, Whitelee es capaz de producir 539 megavatios de energía limpia, suficientes para abastecer a 300.000 hogares. Es el parque eólico más extenso de Reino Unido y el segundo mayor de Europa. Y aquí está situado el moderno centro de control, un proyecto de I+D español, desde el que se supervisan las turbinas de la treintena de parques eólicos terrestres y marinos que Iberdrola, a través de su filial Scottish Power, tiene instaladas en territorio británico.

El centro de visitantes de Whitelee es el lugar desde el que comenzar cualquier excursión por el parque. Ofrece aparcamiento e información sobre las rutas, y aloja un pequeño museo sobre la energía eólica y una cafetería provista de terraza con vistas panorámicas al parque.

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A 15 kilómetros de Glasgow

Whitelee se encuentra a 15 kilómetros de Glasgow, y la ciudad entera cabría dentro de los límites del parque. Con más de medio millón de personas viviendo en un radio de 30 kilómetros del parque, Whitelee constituye un de los mejores ejemplos de un campo eólico a gran escala levantado junto a un núcleo de población. Por eso la ambición, desde que las turbinas empezaron a girar hace seis años, es abrir el recinto a la gente.

Un millón y medio de personas han visitado el enclave en los últimos tres años, convirtiéndolo en una de las principales atracciones de ecoturismo en Escocia. Las turbinas están surcadas por 130 kilómetros de caminos para recorrer caminando, en bici o a caballo. La estrella es un circuito de bicicleta de montaña, construido aprovechando los huecos de los que se extrajeron materiales para la construcción del parque. Fue diseñado por Phil Saxena, responsable de los circuitos ciclistas de los Juegos Olímpicos de Pekín y de los de la Commonwealth de Glasgow.

Javier Belloso

El tráfico a motor, ajeno al operacional del propio parque, está prohibido entre las turbinas. Hay merenderos cubiertos en diversos puntos de los 53 kilómetros cuadrados de Whitelee, y mapas con cada una de las turbinas numeradas para poder orientarse fácilmente en los distintos recorridos, diseñados en función del grado de dificultad.

“Aquí viene gente de todo el mundo”, explica Andy, vecino de la zona que ahora trabaja en el mantenimiento de Whitelee. “Cuando se anunció que se iba a construir el parque, hubo oposición entre la población local. Había cierto miedo. Pero realmente lo que ha hecho el proyecto es abrir esta zona a la gente. Antes aquí no venía nadie, el terreno era peligroso: está lleno de turberas y te podías hundir. Pero se han hecho caminos seguros y ahora todo el mundo puede disfrutar de esta maravilla de paisaje”.

Elevado unos 300 metros sobre el nivel del mar, en un día claro se puede ver el pico de Ben Lomond, en las Highlands, y las islas Arran y Ailsa Craig. Y en un día menos bueno se puede comprender por qué este paraje, expuesto sin barreras a los elementos, es ideal para la generación de energía eólica. Setenta toneladas de aire pasan en un segundo por cada una de las turbinas de Whitelee en un día de mucho viento.

Guía

Información

» Whitelee Windfarm (www.whiteleewindfarm.com).

» Oficina de Turismo de Escocia (www.visitscotland.com).

» www.glasgowsciencecentre.org

» peoplemakeglasgow.com

Un gran reto

Escocia es el lugar con más viento de Europa. Tiene capacidad para generar el 25% de la energía eólica del continente aunque solo ocupa el 1% del territorio. Hoy por hoy, la mitad de la energía consumida en Escocia procede de renovables, principalmente la producida en parques eólicos en tierra y mar, y el objetivo del Gobierno es llegar al 100% para el final de la década.

Los estudios indican que la aceptación de las turbinas entre la población local y los visitantes es cada vez mayor. Según una encuesta de 2013, el 62% de los escoceses apoyaría un proyecto eólico de gran escala en su comunidad. Y, de acuerdo con una encuesta anterior, nueve de cada diez turistas que visitan Escocia declaran que la presencia de parques eólicos en el paisaje no supone una diferencia en su disfrute de las vacaciones.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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