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24 horas en

Un camaleón llamado Dallas

Espléndidas esculturas en el museo Nasher y una hamburguesa en alguno de los camiones de comida del parque Klyde Warren. Más una visita al edificio desde el que dispararon a Kennedy

Toni García
El restaurante FT33, en Dallas (Texas, Estados Unidos).
El restaurante FT33, en Dallas (Texas, Estados Unidos).Kevin Marple

Dallas ya no es lo que solía ser. Aquella ciudad marcada por el magnicidio más famoso de la historia experimenta desde hace una década uno de los cambios urbanísticos más profundos del continente americano. Impulsada por un vibrante distrito de las artes y la (gigantesca) inversión de algunos de los popes de la ciudad, esta urbe texana ha dejado atrás la crisis apostando por la cultura, el negocio del suelo y el turismo.

Arquitectónicamente atrevida y conceptualmente audaz, Dallas lucha ahora por adelantar a Austin como núcleo artístico de Texas y colocarse a la vanguardia de Estados Unidos, tras los pasos de San Francisco o Nueva York. Por si fuera poco, la gastronomía vive una época de gloria con chefs como Matt McAllister, Michael Sindoni, Tim Love o Ken Rathbun. Naturalmente, la ciudad no olvida su historia, y Dallas está plagada de recuerdos de una época convulsa, que contrastan con la nueva alma de un rincón de América que destaca por una hospitalidad a prueba de bombas.

9.00 Desayuno en el CBD

Uno de los mejores sitios para darse un banquete de buena mañana es el CBD Provisions (1) (1530 Main Street). Como de costumbre, el domingo es obligatorio catar el brunch. Las tortillas son especialmente recomendables, todos los productos son locales y el servicio es excelente. Además, puerta con puerta están los famosos almacenes Neiman Marcus, por si le apetece empezar el shopping a horas tempranas. También en la misma acera: Traffic LA (2) y Comme des Garçons (3).

Exterior del Meyerson Symphony Center, en Dallas.
Exterior del Meyerson Symphony Center, en Dallas.Stewart Cohen

11.00 Un hotel en el centro

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En la misma zona, visita obligada al que muchos consideran el mejor hotel de Dallas: The Joule (4) (1530 Main Street; www.thejouledallas.com). Completamente renovado (con un presupuesto que se situó por encima de los 70 millones de euros) y con aspecto de museo y un servicio a la altura de los muy exigentes, el establecimiento es la primera piedra de un proyecto que pretende renovar todo el centro (downtown) de la ciudad. Dentro del mismo, una librería y varias tiendas (entre ellas, la muy de moda Tenoverxis), y una visita obligada: ESPA, el excelente spadel hotel. Si le apetece un masaje, recuerde reservar con antelación. Entre sus especialidades: el tratamiento relajante para embarazadas o el de caballeros estresados. Ya se sabe, tiempos modernos.

13.00 Nasher Sculpture Center

El magnífico Centro de Escultura Nasher (5) (www.nashersculpturecenter.org), proyectado por Renzo Piano para albergar la —no menos magnífica— colección de Raymond y Patsy Nasher (una de las más relevantes en escultura contemporánea), es otra visita obligada. Luz natural y una distribución espacial que permite al visitante disfrutar de lo expuesto sin miedo a las horas punta hacen de este edificio una auténtica gozada. Su colección, que incluye obras de Picasso, Frank Stella, Richard Serra o Joel Shapiro, se complementa en primavera y verano con actividades de todo tipo en sus preciosos jardines.

14.00 Sándwich de helado en Coolhaus

A cincuenta metros del museo, en Klyde Warren Park, el visitante tiene dos opciones para llenarse el buche. La clásica es acudir a Savor F, un magnífico gastropub de ambiente relajado; la singular (y más recomendable) es comprarse la comida en cualquiera de la docena de camiones (los food trucks estadounidenses) y disfrutarla en alguna de las muchas mesas que ofrece el propio parque: hamburguesas, hot dogs, sopas, sushi o comida vegana… Para los novatos en las lides de la comida callejera, no dejen de tomarse un sándwich de helado en Coolhaus (6): no se arrepentirán.

16.00 Cacao para todos

Para los amantes del chocolate con un toque exótico (llámese brandi o queso azul) y los que disfrutan con los dulces, la parada obligatoria es Dude, Sweet Chocolate (7) (408 W Eighth St.; dudesweetchocolate.com): una tienda dedicada al cacao que ofrece algunos de los inventos más singulares que uno puede imaginar. Los salamis de chocolate con frutos secos, el té al cacao o las trufas de mate son los productos estrella, pero lo cierto es que es imposible que —si es usted chocolatero— se vaya con las manos vacías.

Obra de Louise Bourgeois en el centro de arte The Warehouse.
Obra de Louise Bourgeois en el centro de arte The Warehouse.Kevin Todora

17.00 The Warehouse

Un museo privado con modos de almacén que uno puede visitar siempre que lo solicite con antelación y donde se esconde una de las mejores colecciones de arte contemporáneo de la ciudad. Las piezas expuestas en The Warehouse (8) (14105 Inwood Rd., Farmers Branch) cambian cada seis meses. Además, el que lo desea puede recorrer la exposición con uno de los comisarios (muy recomendable), que repasa las piezas y las disecciona. Basta con contactarles aquí: www.thewarehousedallas.org

18.00 Un día fatídico

Ningún viajero puede dejar de visitar el Sixth Floor Museum (9) (411 Elm Street; www.jfk.org), dedicado a JFK en las plantas sexta y séptima del antiguo deposito de libros de Dallas. El lugar, que estuvo a punto de ser demolido en 1970 y desde donde Lee Harvey Oswald disparó y mató a John Fitzgerald Kennedy, ofrece muchas posibilidades al visitante para repasar la historia de Estados Unidos a través de aquel hecho. Recomendamos las audioguías, la manera más rápida y efectiva de viajar en el tiempo hasta el 22 de noviembre de 1963.

Javier Belloso

20.00 Un chef de moda

El horario anglosajón hace razonable la cena a partir de las siete de la tarde, así que nada mejor que planear con antelación. La gran novedad de Dallas es el FT33 (10) (1617 Hi Line Drive, suite 250; www.ft33dallas.com), del antes mencionado Matt McAllister. McAllister afronta con este restaurante su primera aventura en solitario después de haber pasado por algunas de las cocinas más importantes de Estados Unidos (entre ellas, las del español José Andrés), y su estilo, ligado a la cocina de mercado y a un sello personal que fusiona de forma sorprendente el verde con las carnes y los pescados, está arrasando en Dallas.

23.00 Clásicos del ‘soul’

Después de la cena, nada mejor que acercarse al Plush (11) (1400 Main St.). Este local de tres plantas es uno de los más conocidos y concurridos de Dallas y pincha desde clásicos del soul y el blues hasta dance (en la pista más grande) o hip-hop. Además, atrae a una gran clientela en otoño, primavera y verano gracias a una espectacular terraza que ofrece vistas del downtown de Dallas. Recuerde que cierran a las dos de la madrugada, de jueves a sábado.

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