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Al ritmo cochabambino

Montañas, gastronomía local, sombreros planos y noches de marcha en la ciudad boliviana Y un poco más allá, la jungla amazónica, un pueblo aimara y el parque nacional de Toro Toro

Sergio C. Fanjul
Bailes tradicionales durante el Festival de Urkupina, en Cochabamba (Bolivia).
Bailes tradicionales durante el Festival de Urkupina, en Cochabamba (Bolivia).Paule Seux

Bolivia está en el centro de Latinoamérica, y Cochabamba, en el centro de Bolivia. Aquí, en el corazón del corazón del continente, entre el cielo de los Andes y la espesura de la Amazonia, conviven las tradiciones indígenas con el capitalismo globalizador. Madonna observa desde un póster el paseo de las señoras ataviadas con el atuendo típico, y en los parques los ancianos mascan hojas de coca al ritmo del nuevo himno global: el Gangnam style.Cochabamba, de unos 850.000 habitantes, que fue la segunda ciudad del país hasta ser desbancada por Santa Cruz en los últimos años, se disfruta por dentro y por fuera.

9.00  ¿Naturaleza o cultura?

Javier Belloso

Antes de comenzar el día conviene decidir si nos quedaremos explorando la ciudad o haremos una excursión a los alrededores. Por ejemplo, podemos adentrarnos en las frondosidades verde oscuro del Chapare, el comienzo de la jungla amazónica, donde se cultiva gran parte de la coca del país y donde comenzó su escalada el actual presidente, Evo Morales, que era cocalero en Shinahota. Villa Tunari (1) es una localidad turística de la zona a 150 kilómetros de la ciudad, donde se pueden disfrutar de actividades en la naturaleza y en los ríos amazónicos Espíritu Santo y San Mateo, que aquí se unen para formar el Chapare. También se puede visitar Quillacollo (2), a 13 kilómetros, un pueblo fundado por los aimaras hace 3.000 años, o Tarata, a 33 kilómetros, una población de estilo colonial situada en lo que se conoce como Valla Alto. En Incachaca (3), a 90 kilómetros, en plena zona tropical, se pueden ver hermosas caídas de agua de los ríos que bajan de la montaña y forman cristalinas pozas como las de Baño de las Ñustas. En el parque nacional de Toro Toro (4), a 120 kilómetros, hay huellas de dinosaurios de hace 80 millones de años, y probabilidad de avistar algún cóndor o mono vivito y coleando. Alberga las ruinas incaicas de Llama Caqui e impresionantes cuevas kársticas.

10.00 El Cristo más grande

Si decidimos quedarnos en la ciudad, lo primero será ascender al Cristo de la Concordia (5) para tener una visión panorámica. Se puede llegar en teleférico, en taxi… o subiendo unos 4.000 escalones. La altura, de 2.500 metros sobre el nivel del mar, dificulta la ya de por sí hercúlea tarea de ir a pie. Los cochabambinos están orgullosos de que esta imagen, de más de 40 metros de altura, sea más grande que el Corcovado de Río de Janeiro. Otra vista se consigue en la colina de San Sebastián (6), desde el mirador de la Coronilla, donde hay un monumento a las heroínas que defendieron la ciudad durante la guerra de la independencia. Aquí se domina el monte Tunari y las demás montañas.

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12.00 Majadito, charque y pique macho

Cruce de tráfico en Cochabamba (Bolivia).
Cruce de tráfico en Cochabamba (Bolivia).José E. Molina

En Cochabamba se come bien y pronto. Los platos más típicos son el pique macho, que tiene tres pisos: sobre una base de papas fritas se coloca carne de res y chorizo, y encima, diferentes verduras y huevo cocido. También el majadito, un arroz caldoso con carne, plátano y huevo frito. O el charque, una carne desmenuzada secada al sol que se utilizaba para llevar en las expediciones a la montaña, hoy se come con yuca o arroz en lugares como el Jacarandá (7) (avenida de Tadeo Haenke, 2150). También se puede degustar comida típica de la ciudad de Sucre en Sucremanta (8) (Sucre, 6), donde sirven guisos picantes de pollo o cerdo, el mondongo (carne de cerdo y maíz) o la sopa menudito.

14.00 Aguayos y bombines

La plaza de Armas 14 de Septiembre (9) es el centro neurálgico de la ciudad. Aquí, entre las palmeras y las fuentes, se puede escuchar a oradores que dan discursos sobre política o que colocan en paneles las noticias de los periódicos comentadas con un rotulador rojo. “Periodista tramposo”, se puede leer en una; “Mentiras y más mentiras”, se lee en otra. En una esquina está la catedral, el templo más antiguo de la ciudad (del siglo XVI), de fachada barroca, que alberga pinturas coloniales y republicanas; el resto de la plaza está rodeado por edificios amarillos y soportales coloniales. Aquí, y por toda la ciudad, se ve a mujeres ataviadas con el colorido tejido típico, el aguayo, donde llevan sus pertenencias o a sus hijos (a veces las dos cosas), y con sus sombreros tradicionales: el de Cochabamba es blanco, plano y duro, mientras que las mujeres procedentes del Altiplano llevan ese curioso bombín que es casi un icono de Bolivia.

Un puesto de especias en el mercado de Calatayud, en Cochabamba.
Un puesto de especias en el mercado de Calatayud, en Cochabamba.Dea M. Borchi

16.00 Mercado laberíntico

El mercado de la Cancha (10) es una enorme, colorida y caótica extensión donde se puede encontrar de todo, como unos grandes almacenes, organizado por secciones, al aire libre. Entre los puestos se forman laberintos que, junto con el ajetreo, llegan a desorientar al visitante. Unos guardias de seguridad con pinta de Robocop lo pasean. Parece que ciertas mercancías llegan con dificultad al país, pues la mayoría del material audiovisual que se encuentra aquí (películas, CD, videojuegos) es trucho, o sea, pirata.

18.00 Culturas precolombinas

La cultura tiene su sitio en el Centro Cultural Simón I. Patiño (avenida de Potosí, 1450), que toma el nombre del prohombre que se enriqueció con la minería del estaño en la zona, situado en el Palacio Portales (11), de estilo renacentista francés, pero en el que se encuentra una mezcla de salones de estilo marroquí, barroco o gótico, y grandes jardines diseñados por japoneses, como en una especie de parque temático arquitectónico. El Museo Arqueológico (12) (calle del 25 de Mayo, esquina a Heroínas) ofrece una buena muestra de piezas precolombinas y colecciones de pueblos amazónicos. Buenos complementos para conocer la variada naturaleza boliviana (en la que se dan buena parte de los ecosistemas del mundo) son el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny (13) (avenida de Potosí, 1458) y el jardín botánico Martín Cárdenas (14) (avenida de Ramón Rivero, esquina a la avenida del General Galindo).

20.00 Carnes y terrazas

En Bolivia gusta mucho la carne, y uno de los mejores sitios para probarla es La Estancia (15) (pasaje Bulevar de la Recoleta, 786), situado en la animada zona de La Recoleta, el restaurante donde los locales suelen llevar a los visitantes para impresionarlos con su parrilla y su bufé de ensaladas. No muy lejos está la Casa de Campo (16) (pasaje Bulevar de la Recoleta, 618), un local que ofrece mastodónticos platos tradicionales en una agradable terraza.

22.00 Bares en la calle de España

No le falta la marcha a Cochabamba: el Mandarina Lounge (17) (avenida de Pando, pasaje Portales), también en La Recoleta, es un moderno club que ofrece conciertos y sesiones de DJ donde se mezcla el rock, el pop, la electrónica o el hip-hop en las que bailan los cochabambinos más vanguardistas. Para un plan más tranquilo se puede cervecear en la zona de bares de la calle de España, donde está el bohemio café bistró El Caracol (18) (Mayor Rocha, 286), o el bar Dalí (19) (calle de España, 428), donde se celebran exposiciones y conciertos, y donde se puede esperar a que el sol vuelva a aparecer tras las montañas.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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