_
_
_
_
_

Chelsea e Ivanka, amistad congelada

Están en el mismo círculo de millonarios de Manhatthan, pero Clinton y Trump han aparcado su relación por la campaña de sus padres

Yolanda Monge

El 30 de abril publicamos un reportaje sobre cómo las elecciones a la presidencia de EE UU habían afectado a la relación de amistad entre Chelsea Clinton e Ivanka Trump. En vísperas del proceso electoral recuperamos este reportaje

 Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en Nueva York en 2014.  
Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en Nueva York en 2014.  Laura Cavanaugh

Viven en el Manhattan de los millonarios. Tienen en común poseer un apellido famoso y una infancia-adolescencia manchada por los morbosos escándalos sexuales de sus padres. Han lucido barriga de embarazadas casi al unísono durante los últimos meses. Cuando crecieron, en algunos casos pareciendo tener más madurez que sus progenitores, apostaron por ser mujeres fuertes decididas a compaginar la creación de una familia con trabajar a jornada completa. Se llaman Chelsea Clinton, 36 años, e Ivanka Trump, 34, y todo apunta a que han puesto su relación de amistad a enfriar mientras los electores deciden quién ocupará la Casa Blanca.

No es que fueran amigas de las que se guasapean cada detalle de su vida. Su relación era más de verse para cenar cada cierto tiempo, desde que sus actuales maridos, Marc Mezvinsky y Jared Kushner, las presentaron. Socializaban en el reducido círculo del todo-aquel-que-importa en Nueva York. Acudían a las galas, se entregaban a la filantropía y se prestaban a las fotos sonriendo desenfadadas ante las cámaras. Eran los días dorados de su relación. Aquellos en los que Ivanka Trump donaba dinero a la campaña de Hillary Clinton allá por 2008. Era lo normal. Al fin y al cabo, los Clinton eran amigos del magnate que hoy se postula como aspirante republicano a la Casa Blanca. Y como todo era normal, los Clinton fueron invitados en el enlace Donald-Melania que se celebró en 2005.

Mientras tanto, una desagradable campaña electoral se ha cruzado en su camino, como confirmó la revista Politico. Hillary Clinton se quedó un día sin adjetivos descalificativos para definir a Donald Trump. “Elijan ustedes”, dijo tras llamarle racista, entre otros apelativos nada favorecedores.

Trump no se quedó callado. Para el empresario reconvertido en político por el poder que otorga el dinero, Clinton ha sido “la peor secretaria de Estado” que jamás ha tenido el país. Como, además, Hillary carga el bagaje que aporta un matrimonio —con Bill Clinton y el triángulo Lewinsky—, Trump decidió ventilar los escándalos sexuales del pasado del presidente para dañar a su mujer. “Hillary tiene en casa a uno de los mayores abusadores de mujeres de todas las épocas, sentado, esperando a que ella llegue para cenar”. Tratándose de Trump siempre hay un grado más. Ya sea de misoginia o vulgaridad. Por lo que el magnate usó un lenguaje de lo más grosero relacionado con la práctica sexual para decir que Barack Obama había hecho lo antes mencionado con Hillary Clinton al arrebatarle la nominación demócrata.

Las hijas forman en mayor o menor medida parte de la campaña de sus progenitores. Chelsea Clinton ha participado en más de 60 actos en lo que va de año. Ivanka Trump estuvo en Iowa y New Hampshire y siempre al quite intentando servir de antídoto a los comentarios machistas de su padre. “Yo no sería quien soy hoy, yo no sería una ejecutiva de alto nivel en su compañía si él pensara esas cosas de las mujeres”, dijo Ivanka Trump a CNN.

Que entre ellas hay además de amistad mucho respeto es un hecho probado con unas declaraciones de la joven Clinton a la revista Vogue el año pasado. Chelsea comparó a Ivanka con su padre, el 42º presidente de la nación. “Ella [Ivanka] siempre está atenta a todo el que está a su alrededor y se asegura de que todo el mundo disfrute. Es una cualidad que en cierto sentido me recuerda a la que tiene mi padre, su habilidad para que una habitación rebose de alegría”. Lo anterior merece cuando menos un signo de exclamación. No todos los días se compara a un ciudadano con uno de los mandatarios más populares de la historia de EE UU. Chelsea Clinton concluyó su descripción de Ivanka Trump asegurando que es una persona que no tiene ni un gramo de superficialidad, a pesar de que alguien “tan hermosa como ella” podría haber caído en esa debilidad muy fácilmente.

Ivanka Trump, en el centro, celebra la victoria de su padre en las primarias republicanas de Nueva York.
Ivanka Trump, en el centro, celebra la victoria de su padre en las primarias republicanas de Nueva York.JOHN MOORE (AFP)

Todo indica que lo peor está por llegar. Según avancen los días hasta llegar a la convención para la nominación de cada partido y se entre en la recta final para conquistar la Casa Blanca, los ataques serán más feroces. Lo prometió Trump cuando amenazó con que “todavía” no había empezado de verdad a atacar a Hillary. Cuando el despacho más famoso del mundo tenga nuevo inquilino en enero de 2017, se sabrá si la amistad de Chelsea e Ivanka era lo suficientemente personal para sobrevivir a la tormenta de desprestigio que se avecina entre sus padres. O el paréntesis se convierte en punto y final.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_