_
_
_
_
_

Cosas que echaremos de menos cuando Luis Enrique se vaya

Desde su elegante traje entallado hasta sus correosas ruedas de prensa. Es momento de reivindicar al entrenador del Barcelona

Xavi Sancho
Luis Enrique, el pasado 23 de mayo, en el discurso por la victoria en la Liga en el Camp Nou. El partido ante el Deportivo acabó 2-2.
Luis Enrique, el pasado 23 de mayo, en el discurso por la victoria en la Liga en el Camp Nou. El partido ante el Deportivo acabó 2-2.Getty

¿Seguirá Luis Enrique en el banquillo del Barcelona la próxima temporada? Si el técnico asturiano (nacido en Gijón hace 45 años) consigue el triplete (ya tiene la Liga y la Copa del Rey y le queda la final de la Champions) sería un episodio de la Historia Esquizofrénica del Fútbol: un técnico que se marcha después de ganarlo absolutamente todo. Por si eso pasa, desde ICON ponemos sobre el tapete sus cualidades, y lo que las echaremos de menos.Interiorizar muy bien es estilo 'traje entallado' de GuardiolaEn el plano estético, Luis Enrique, parece que tiene perfectamente interiorizados los códigos de su antecesor, Pep Guardiola, quien rompió la baraja ya en sus primeros días como entrenador del Barça con aquella célebre camisa blanca de manga corta de Daquared2. Camisa. Manga corta. Dos conceptos que unidos pueden provocar algo parecido a un apocalipsis estético de dimensiones mamutianas, el Vesubio sobre Milán o la conversión de París en una provincia de Texas, pero que para Guardiola sirvieron como anuncio de un futuro lleno de trajes entallados, polos de punto para los partidos a las 16 h. en Málaga en mayo y parcas de las buenas para aquellos encuentros en fase de grupos de Champions en Donetsk en pleno invierno, cuando uno, más que tres puntos, se juega una pulmonía. Otros hubiesen optado por el anorak oficial del banquillo. Pero él siempre supo que valía más que eso.

Luis Enrique ha seguido la línea marcada por su antecesor y amigo: trajes oscuros entallados, camisas blancas, corbatas estrechas y zapatos, que, sin llegar a ser de punta, tampoco son mocasines de votante del partido con gaviota. Los paralelismos entre ambos (Luis/Pep) no solo se confirman en los triunfos , sino que también habitan en los fracasos. Este año ha sido el primero en el que hemos visto a Guardiola dar una rueda de prensa en chándal. Muestra de relajo u homenaje a su adorado Bielsa. Estimado lector, abrace la línea de pensamiento que más se acomode a la conclusión que desee sacar. También para el recuerdo queda la célebre imagen del catalán con la costura del pantalón rajada, dando órdenes en la banda.

Messi y el técnico asturiano (con sus gafas de maratoniano) durante un entrenamiento. ¿Quién ganará la batalla?
Messi y el técnico asturiano (con sus gafas de maratoniano) durante un entrenamiento. ¿Quién ganará la batalla?Getty

Sus gafas de maratoniano no son peores que la imagen de sus posibles sustitutos

Luis Enrique no ha podido evitar sacar de vez en cuando al ultramaratoniano que lleva dentro y ha caído en la trampa mortal de las gafas de espejo naranja, con forma aerodinámica, que lo mismo sirven para hacer salto de esquí el día de año nuevo que para correr por el desierto del Sáhara durante semanas en busca del pasaporte perdido. A pesar de los deslices, venga quien venga al banquillo azulgrana, es complicado que mantenga el nivel de Pep y Luis Enrique. Analicemos brevemente los que suenan como recambios de Luis Enrique. Klopp es el tipo –no traficante de drogas– al que peor le queda un chándal (y eso es decir mucho); Unai Emery jamás ha logrado comprarse un traje de su talla; Pellegrini parece que va vestido de abogado laboralista de ciudad de provincias; Bielsa tiene un pantalón que no es de táctel, pero se lo dejó en Rosario antes de fichar por el Athletic y cada vez que vuelve a la ciudad se le olvida meterlo en la maleta.

Luis Enrique ha seguido la línea marcada por su antecesor y amigo: trajes oscuros entallados, camisas blancas, corbatas estrechas y zapatos, que, sin llegar a ser de punta, tampoco son mocasines de votante del partido con gaviota

Conseguir una espectacular preparación física del equipoLuis Enrique ha corrido varias ultramaratones y ha participado en algunos Ironman. Su debut en el mundo del maratón fue en 2005 en Nueva York con un tiempo de 3 horas y 14 minutos. En Florencia, años después, logró bajar de las tres horas. También ha participado en la maratón del Sables, en el Sáhara. Igual que él, otros exfutbolistas, como Santi Ezquerro o Iván Helguera (ese crack que un día llegó a declarar que miraba a su alrededor y no veía a nadie tan bueno como él), se han dedicado a este noble arte de correr.

Esta afición de asturiano por el deporte llegó a incluso a provocar extraños rumores a principio de temporada: Luis Enrique iba a someter a sus jugadores a sesiones de ultramaratón. Al final no fue para tanto. Pero sí es cierto que el trabajo sobre el estado físico del equipo del asturiano ha sido espectacular. Sin esta preparación realmente excelente, es muy probable que el Barça hubiese caído sin remisión ante el Real Madrid en el Nou Camp.

Solo en la última media hora, con los de Ancelotti fundidos –este año ha dado la sensación en muchas ocasiones de que la preparación física del Real Madrid consistía en partidas de mus y algo de balón prisionero–, el equipo pudo tomar las riendas del partido. No hay otra explicación. Hasta ese momento, el baile que habían sufrido había sido monumental. Ya en febrero, Reixach destacaba que el nivel físico del equipo era superior al de su eterno rival. Ya no valía con aquello de defenderse con la pelota. Se atacaba con los pies y con los pulmones. El que venga ahora cometería un error tremendo tratando de cambiar algo en este aspecto. Si algo no está roto, no lo arregles.

Contragolpear como el MadridEn la visita del Barça al campo del Rayo Vallecano la temporada pasada, bajo la dirección del Tata Martino, el equipo ganó por 0-4. Pero la noticia no fue esa. Lo que realmente se destacó del encuentro fue que, por primera vez en cinco años, el equipo había tenido menos posesión de balón que el rival. El anterior precedente fue en 2008 frente al Real Madrid. Esta temporada hemos visto al Barça ceder el balón sin pudor, recular sin vergüenza y contraatacar sin complejos. En algunos aspectos, el equipo se ha madridizado, se ha confiado a su enorme pegada. Pero cuando ha tenido que controlar el partido, tener el balón, enfrentarse a defensas cerradas, también ha sabido hacerlo. Sí es cierto que es complicado encontrar este año un partido redondo del Barça. El equipo se ha desconectado a veces con demasiada facilidad. Un ejemplo es la segunda parte en Sevilla (con un 2-2 final).

Luis Enrique, con su traje entallado, en un partido de esta temporada.
Luis Enrique, con su traje entallado, en un partido de esta temporada.Getty

Bloqueos y aclarados, como en el baloncesto

Además de vértigo y una cierta nueva y refrescante flexibilidad a un libro de estilo –lo de la posesión ya sonaba casi a valar morghulis-, Luis Enrique ha contado con la inestimable ayuda de Unzué en las jugadas a balón parado y ha introducido movimientos propios del baloncesto en algunas jugadas, con bloqueos e incluso aclarados. No ha reinventado la rueda (y en ningún momento ha logrado algo mágico como el cambio táctico de Guardiola para dar salida al balón ante la presión del Athletic en su primera final de Copa del Rey, cuando reubicó a Piqué y desmontó a los vascos, o el ya célebre falso nueve que convirtió a Messi en una máquina asesina de marcar goles), pero algo dejará el bueno de Luis Enrique.

Buena gestión del vestuario, a pesar de 'no llevarse' con MessiAnoeta. Banquillo. Messi. Navidad. Tras aquel partido todo cambió. Se perdió 1-0 ante la Real Sociedad y la bronca entre Messi y el asturiano parece que fue monumental, hasta el punto de que hoy hablamos de la marcha de Luis Enrique, incluso si gana el triplete, porque eso es lo que se dice que Bertomeu le prometió al argentino para convencerlo que de que se echara unas cuantas carreras en lo que quedaba de temporada, El argentino ha vuelto a su mejor versión.

También cabreó Luis Enrique a Neymar Jr. Su relación tampoco parece ideal. Y Luis Suárez, bueno, Luis Suárez dejó entrever en una entrevista radiofónica que su posición en el campo la decidió Messi y no el entrenador. Muchos dicen que el argentino debería llevarse el premio al mejor preparador de año.

La bronca entre Messi y el asturiano parece que fue monumental, hasta el punto de que hoy hablamos de la marcha de Luis Enrique, incluso si gana el triplete, porque eso es lo que se dice que Bertomeu le prometió al argentino

Otro frente con el que ha tenido que lidiar el asturiano ha sido el del siempre díscolo Dani Alves, que un día estaba ya fichado por el Paris Saint-Germain y al siguiente juraba amor eterno al club. No sabemos por qué motivo, pero este último mes ha sido el mejor del brasileño en el Barça en años. Xavi también ha constituido un problema, aunque menor, porque Xavi ya sabía de qué iba esta temporada. A pesar de haberlo infrautilizado en ocasiones en las que al equipo le hubiese venido la mar de bien, sí es cierto que Luis Enrique ha tenido gestos con el de Terrassa de verdadero cariño. Echaremos mucho de menos a Xavi.

Tampoco le ha salido muy bien lo de sacar todo el potencial de Douglas. Podría haber dado el brasileño noches de gloria a la sección de hockey patines del club. Mejor le ha ido con el psicólogo de Vermaelen, que ahora cuando sale a cenar al Camarga y no hay mesa porque está Alicia Sánchez Camacho grabando cosas ya no sufre ataques de ansiedad. Empezamos a pensar que también a Luis Enrique. Después de todo, Guardiola se fue porque no se vio capaz de motivar a esta plantilla. El asturiano lo logró, igual sin querer, con el mejor método que hay: cabrearlos.

Nos gustan sus correosas ruedas de prensaGuardiola llevó el arte de la rueda de prensa a lo que sería su Ciudadano Kane o su Sgt. Pepper’s el día de “el puto amo”. Antes y después, había dado lecciones magistrales, se había enredado en su misma dialéctica, había citado a poetas y había tenido ciertos arranques de simpatía. Era un placer ver a un señor tan ilustrado y educado. Pero, claro, eso para muchos era mear colonia. En fin, puestos a mear cosas, pues la colonia no se antoja un líquido nada desdeñable. Al fin y al cabo, es lo que todos regalamos por Navidad.

Las ruedas de prensa de Luis Enrique han sido más agresivas. Se ha enfadado con mucha frecuencia, ha lanzado púas a la prensa deportiva catalana, que ha tenido que replantearse en más de una ocasión su labor como palmeros oficiales. Su humor es más seco, menos amable, y desde aquí no podemos más que celebrarlo. Nos caen bien los bordes y en esa liga Luis Enrique gana por goleada. Entre ir de fiesta con él o Guardiola, nos quedamos con el asturiano. Bueno, nos quedamos con Mourinho, pero eso ya es otra historia.

Curiosamente, esa actitud brusca del asturiano ha logrado que el Barça ya no moleste tanto al neutral debido a su arrebatada perfección y, en cambio, sí haya dividido a la afición ante unas muestras de carácter que poco tiene que ver con la lectura de manuales de autoayuda postpartido. Sea como sea, sigue habiendo solo un rey de la rueda de prensa y ese ha sido, es y será por siempre Marcelo Bielsa. Solo su llegada podría hacer que no echáramos de menos a Luis Enrique respondiendo esas maravillosas preguntas de rueda de prensa que son solo enunciados del tipo ‘ha ganado usted 1-0, tres puntos importantes…’. Y, ala, responde tú algo a eso, si hay narices. Con Bielsa mola hasta perder.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_