_
_
_
_
_

Abramóvich reina en Manhattan

El magnate ruso del acero se compra tres edificios, valorados en 60 millones, que unirá en una sola casa

Los tres edificios adquiridos por Abramóvich en la calle 75 de Nueva York.
Los tres edificios adquiridos por Abramóvich en la calle 75 de Nueva York.

Roman Abramóvich  se propuso tener una masión en el Upper East Side de Nueva York y lo va a conseguir. Para ello ha seguido la misma táctica que en Londres: comprar varios edificios colindantes para unirlos y con ellos hacerse una gran casa. En la capital londinense se gastó 115 millones de euros y en Nueva York lleva el mismo camino. Inicialmente el magnate ruso tenía otros planes para colmar su sueño. Intentó comprar el histórico edificio Berwind, pero no lo logró. Así que está copiando a Madonna que también se hizo con varios inmuebles para rehabilitarlos a su gusto cuando le dieron un portazo en el edificio Dakota. El dueño del Chelsea tiene previsto instalarse así en la calle 75.

Con una fortuna estimada en 9.300 millones de dólares (algo más de 8.000 millones de euros), Abramóvich se colaba hace ahora un año en los titulares de la prensa local por el enfrentamiento que tenía con Angelika Ivanc para hacerse con la propiedad del edificio Berwind, en el que vivió el magnate británico Howard Ronson, situado en una zona privilegiada de la Gran Manzana (en la esquina de la calle 64 con la Quinta Avenida, frente al zoológico en Central Park). Le llegó a ofrecer 65 millones, una cantidad que marcó un récord por un apartamento en Manhattan. No era para menos, porque casi no hay edificios de ese tipo en la ciudad y, además, la propiedad de Ivanc era clave para devolver a la masión de estilo renacentista su estado original, como soñó también Ronson.

El nuevo puzle inmobiliario de Abramóvich se compone ahora en la calle 75 donde, de momento tiene adquiridas dos casas separadas en un tramo de la calle, por 48 millones de dólares (41,4 millones de euros). Pero el New York Post hablaba ayer de que un misterioso empresario ruso acaba de comprar el edificio que está entre ambos y todo apunta a que se trata de Abramóvich. Esa adquisición le permitirá construirse una única vivienda.

Roman Abramóvich y su mujer, Dasha Zhukova.
Roman Abramóvich y su mujer, Dasha Zhukova.BERTRAND RINDOFF

Nunca será tan original como el edificio Berwind, pero sí tendrá el tamaño suficiente para aspirar a ser una de las masiones más grandes de Nueva York. La tercera propiedad está valorada en unos 17,3 millones, por lo que el valor total combinado de los tres inmuebles superaría los 60 millones de euros, a los que habrá que añadir la cantidad que tenga que dedicar a las obras de remodelación y a la decoración.

Los vendedores de estas propiedades de la calle 75 East dicen que desconocían que Abramóvich estaba detrás de estas operaciones. Pensaban que se trataba de otro comprador ruso más de los que van buscando propiedades por Nueva York para invertir, como ocurre desde la última crisis financiera. Ahora comentan que si hubieram sabido que se trataba del dueño del Chelsea le habrían pedido más dinero.

Manhattan es una especie de puerto seguro para las fortunas de magnates como el empresario del acero ruso. Allí está el mercado de lujo más atractivo, después del de Londres. Solo hay que fijarse en los rascacielos que se alzan al sur de Central Park para entender cómo fluye el dinero desde el extranjero, donde se ofrecen apartamentos por más de 100 millones de dólares (86 millones de euros).

Todo indica que Abramóvich podría estar comprando en el momento en el que el metro cuadrado está más caro en Nueva York. Eso sí, las últimas cifras de venta muestran cierto agotamiento, aunque los precios que se pagan se encuentren a niveles récord. El valor medio de un apartamento en Manhattan está ya por los 1,72 millones de dólares (1,48 millones de euros)superando el anterior máximo que se alcanzó en 2008, antes del derrumbe.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_