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Así fue mi semana en una web de citas para ricos

A Uniqdate solo acceden 360 personas. Todos son adinerados. Todos buscan romance. Y un redactor se ha colado entre ellos

Pongamos que es usted una persona de éxito profesional, que tiene entre 30 y 55 años. En su sector se lo rifan (bueno, en el entorno laboral le dirán que es un hot ticket o algún otro anglicismo), gana un buen dinero en largas jornadas de trabajo; dinero que luego invierte en viajes y mantener un tren de vida de lujo. Pero, ay, tanto desarrollar su carrera le ha privado de otro gran aspecto de la vida, aquella pequeñez que dicen que da la felicidad junto con la salud y el dinero: está usted solo. Ni novia, ni nada que pueda convertirse en ello. Si este es su caso, para usted se ha creado la red social Uniqdate, que se publicita como la primera celestina con derecho de admisión.

Para explorar la web, creamos perfiles de mujer y de hombre. Por el motivo que sea, la mujer recibió 20 visitas en una semana. El hombre, tres

Para conocer mejor los entresijos de esta web con 360 miembros, creamos un perfil masculino y otro femenino. Pongámosle que la mujer era una abogada que trabajaba en el despacho de su abuelo, con una carrera de esas que lleva años antepuesta a la vida personal, y que el hombre se dedicaba al negocio bancario por enchufe y le gustaban los deportes de riesgo. Por el motivo que sea, la mujer recibió 20 visitas en una semana y el hombre, tres, pero lo sorprendente vino al tratar de entablar conversación. Nadie contestó a nuestra abogada, pero sobre el 50% de las chicas sí hablaron con nuestro gestor, aunque es cierto que después algunas no estaban dispuestas a compartir su modo de ganarse la vida.

En las imágenes que acompañan los perfiles masculinos se adivina una media de edad sobre 45-50 años, con predilección por las fotos personales relajadas. Muy cuidadas. Sin casi trajes ni corbatas, bastantes playas paradisíacas, algunos yates y coches antiguos y alguna que otra pulserita con la bandera de España. Las mujeres parecen más jóvenes, sobre unos 35-40 años. Predominan los planos frontales y americanos, de nuevo con bastantes arenales bañados de mares cristalinos, pero en estos casos ningún vehículo a motor y, desde luego, con una iluminación mucho menos preparada. Todo, eso sí, es el colmo de lo chic.

Cuando alguien accede a través de Facebook, tenemos un algoritmo que analiza su perfil, viendo las cosas que ha dado Me Gusta, fijándose en restaurantes, marcas de moda, de lujo... Que lleven un estilo de vida premium Miguel Candau, uno de los responsables de Uniqdate

La web es sencilla. Puede accederse a través de un explorador o por una aplicación de Android, sin equivalente en Apple. Al pasar el ratón sobre uno de estos postulantes, aparece información muy básica. Nombre, estudios y ubicación y, de vez en cuando, alguna frase vagamente reveladora, del orden de: “VIVE LA VIDA AL MÁXIMO” o “No sabía que ponerme... y me puse feliz!!”. Tras pinchar, se abre una página de chat.

Detrás de este proyecto y al frente de una plantilla de siete personas están Hugo Vailanti y Miguel Candau. El segundo, con experiencia en empresas de telecomunicaciones como Orange y estudios en el ESIC: Business & Marketing School, cuenta que para control de los futuros miembros usan un sistema de verificación en dos etapas.

“Cuando alguien accede a través de Facebook, tenemos un algoritmo que analiza su perfil, viendo las cosas que a las que ha dado Me Gusta, fijándose en restaurantes, marcas de moda, de lujo... un estilo de vida premium”, explica por teléfono. En caso de que el candidato no tenga Facebook, Candau explica que buscan información manualmente tratando de comprobar si son ciertas sus afirmaciones sobre nivel de estudios y trabajo. Si pasan este primer filtro, las fotografías del candidato se envían a “los relaciones públicas” de la empresa y estos “hacen una votación para ver si entran o no en Uniqdate”.

Han recibido 2.800 solicitudes y admitido cerca de 360 miembros. Su intención es seguir aumentando hasta los 6.000

Candau define “el derecho de admisión” como su “modelo de negocio”. Tras unos inicios en los que los usuarios masculinos debían pagar una cuota de 120 euros al mes, ahora han bajado el cobro a 32, con posibilidad de contratar el servicio durante un año. Las mujeres, como en cualquier otra web de este tipo, lo tienen gratis.

Según asegura, de las 2.800 solicitudes que han recibido han admitido a cerca de 360 miembros. Su intención es seguir aumentando socios hasta llegar a los 6.000, con números equiparables para cada sexo. Para ellos es importante mantener la paridad. El perfil de usuario que buscan es “personas de éxito profesional y con un estilo de vida elevado, a las que les guste cenar en buenos restaurantes, irse a playas de ensueño y que quieran conocer gente similar, cosa que en otros datings no pueden”.

Para mostrar ese estilo de vida exclusivo, Uniqdate utiliza algo llamado Uniqbook, una suerte de álbum digital de recortes donde se van seleccionando experiencias premium. No queda claro si hay que haberlas vivido o simplemente deseado. Algunos de los ejemplos son la marca Bulgari, el restaurante Sublimotion, el club Liv Miami Night o el artista Takashi Murakami, por lo que no parece ser realmente necesario haber comido en ese lugar o tener colgada en el cuarto de baño una acuarela del genio pop japonés.

Otra usuaria, anónima, comenta que algunos hombres le parecen modelos. “Encima tienen pasta”, añade. “Si estos no ligan en la vida real, ¿quién lo va a hacer?”.

Pero, bueno, lo importante. ¿En este sistema se liga? Un usuario masculino, al que llamaremos Agripino, cuenta que, en las dos semanas que lleva, habrá hablado con 50 mujeres. De estas, sobre un 60% contestó a sus chats y, asegura, que “si lograba mantener la conversación durante dos, tres días”, estas suelen aceptar quedar en la vida real. Otra chica, digamos que Germánica, asegura que hay cierto número de hombres que les parecen irreales, como modelos. Que algunas de las fotos son demasiado cuidadas. Que le cuesta creer algunos de los perfiles. La idea detrás de la web es que le sirva a hombres acomodados y con un mínimo estético. Hombres que no siempre tienen tiempo para cortejos tradicionales. O que prefieren la discreción. A Germánica esto le atrae tanto como le intriga. “Encima tienen pasta”, añade. “Si estos no ligan en la vida real, ¿quién lo va a hacer?”.

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