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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia la recuperación

La afiliación de febrero ratifica que la recesión ha terminado, pero la coyuntura es débil e inestable

La evolución del paro y de la afiliación a la Seguridad Social durante el mes de febrero son síntomas de que efectivamente la recesión ha quedado atrás y de que la economía española se encamina hacia una fase de recuperación. El que la afiliación a la Seguridad Social haya aumentado en tasa interanual el mes pasado (el 0,38%) y el que el número de parados registrados haya descendido el 4,5% en un año es un excelente indicador, que, no obstante, deberá ser confirmado y contextualizado con otras variables laborales cuando se conozcan los resultados de la Encuesta de población activa (EPA) del primer trimestre. Una prudencia elemental aconseja esperar al menos un trimestre antes de aceptar plenamente la idea de que la economía española ya está en un ciclo económico diferente.

No es discutible que las variables macroeconómicas han mejorado significativamente, en especial la tasa de crecimiento, y que esa mejora apunta razonablemente a que 2014 sea un año de transición hacia esa fase de recuperación. Tampoco cabe duda de que el mercado laboral ya no muestra esa tendencia a la destrucción continua de empleo que tanto ha atemorizado a la sociedad desde que empezó la etapa aguda de la crisis, allá por 2009. Esta evolución, hoy por fin favorable, tiene mucho que ver con los deseos de sobrevivir de las empresas y los esfuerzos de todos los ciudadanos que han pagado los costes de la crisis.

Pero no es menos cierto que el mercado laboral está en una fase incierta; el peso de la temporalidad en los nuevos contratos sigue siendo abrumador, aunque haya mejorado en febrero, y sigue creciendo el número de parados sin ayuda. La cuestión es cómo se activan políticas que reduzcan el excesivo peso del desempleo en las cuentas públicas y en la economía global, en la que este desempleo se traduce en una merma importante del consumo.

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Editoriales anteriores

En este sentido, el Foro Económico de Bilbao ha resultado esclarecedor. Allí se han pronunciado dos grandes versiones sobre la situación de la crisis española y europea: por una parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que reclama la oportunidad de situar a España en una fase de plena recuperación; por otra, los analistas más cautos del acontecimiento, que han resultado ser el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Christine Lagarde y Ángel Gurría han coincidido en una idea básica, que cada uno de ellos ha expresado a su modo: el crecimiento es aún demasiado bajo y el desempleo, demasiado alto. Es un recordatorio prudente.

Ambos saben además que la recuperación económica necesita del requisito previo de la estabilidad financiera, de la que España está lejos. La batería de reclamaciones a Europa para que adopte medidas monetarias no convencionales está bien, siempre que además se actúe con coherencia y el Gobierno aplique medidas de estímulo no convencionales al empleo.

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