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El FMI exige crédito

La banca española necesita más provisiones y más capital para financiar empresas

El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de decir a la banca española (a la afectada por la crisis, se entiende), en su tercer informe sobre la reforma financiera, algo de lo que ya avisaban los conocedores del sector: que sería conveniente que aumentara sus provisiones y planes de contingencia, porque es muy probable que aumente el impago de créditos —el FMI no es tan optimista como el Gobierno sobre el pronto final de la recesión— y también que las entidades refuercen su capital, en lugar de cumplir sus ratios financieros mediante el procedimiento cómodo y estéril de restringir los créditos. Dado que las advertencias citadas (mas la de favorecer el pago de dividendos y bonus directivos en acciones, con el fin precisamente de aumentar el capital) reflejan un desasosiego evidente, habrá que convenir que los halagos genéricos (“la reforma financiera ha avanzado”) son muestras de cortesía sin valor facial.

El Fondo sabe que lo que le pide a la banca es, en primera instancia, contradictorio. El aumento de la solvencia casa mal con la concesión de créditos, una parálisis financiera esta última que está contribuyendo no poco a impedir el crecimiento. Los bancos sostienen que no falta el crédito, sino que no hay proyectos solventes. El argumento circular carece de solución práctica; solo cabe romperlo con fórmulas que encierran cierto grado de intervencionismo. Una de ellas es la que propone el FMI: que los bancos aumenten la base de capital por todos los métodos legales disponibles. Es una solución eficaz siempre y cuando la autoridad monetaria, en este caso el Banco de España, inste perentoriamente su cumplimiento.

Otra solución es la que parece manejar el Gobierno. Se trata de que el banco que retira la financiación de una pequeña y mediana empresa esté obligado a explicar por escrito los motivos de su decisión (escrito que, sin duda, dará pie a cierto aumento de litigiosidad proveniente de las empresas que no se conformen con la decisión) y a comunicar un preaviso.

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Puestos a calificar, la solución del FMI aparenta ser más sensata. No solo porque parece menos intervencionista, sino porque los preavisos y las explicaciones entre banco y empresa ya forman parte del juego. Las pymes (viables) no desaparecen por ausencia de argumentos, sino por falta de dinero contante y sonante. Con la norma del Gobierno seguirán sin circulante; eso sí, archivarán muchas explicaciones.

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