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En las oficinas del Popular: “Podéis estar tranquilos. Vuestro dinero está garantizado”

Los trabajadores del Popular se han dedicado esta mañana a tranquilizar a los clientes que acudían a las sucursales, donde se operaba con normalidad

Javier Salvatierra
Sucursal de una oficina del Popular en la Carretera de Canillas de Madrid
Sucursal de una oficina del Popular en la Carretera de Canillas de MadridLUIS SEVILLANO

"Vosotros podéis estar tranquilos. Los depósitos, que es lo que vosotros tenéis, están garantizados". Con estas palabras tranquilizaba una empleada de la oficina del Popular de la plaza del Pueblo de Alcobendas a una pareja de jubilados que preguntaba inquieta por su dinero. El ambiente, aparte de eso, era como el de cualquier otro día, según el número dos de la oficina, que prefiere no dar su nombre. Eso sí, un cliente bromeaba en la caja: "Habéis cambiado de jefe, ¿no?".

Los clientes del Popular se han despertado esta mañana y eran clientes del Banco Santander. La entidad que preside Ana Botín había comprado en cuestión de horas y por un euro (más las cargas y deudas que acumula Popular) la entidad, que había sido intervenida de madrugada por el Mecanismo Único de Resolución europeo (MUR), ante su inviabilidad y la falta de liquidez para atender a sus obligaciones. Los trabajadores tampoco sabían nada, hasta cerca de las 8 de la mañana. Se han enterado por los medios de comunicación, y posteriormente, por un comunicado interno que les han enviado.

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En la sucursal de la calle Abascal de Madrid, una docena de clientes hacía sus operaciones con total normalidad pasado el mediodía. Su director, Antonio Blázquez, resumía una mañana de trabajo como cualquier otra, pero con un ambiente distinto. "Los clientes, muchos de ellos que llevan toda la vida con nosotros, nos han venido preguntando, sobre todo por las acciones". Los accionistas sí se han llevado un disgusto: mientras los clientes, simplemente, verán su dinero transferido al Grupo Santander, los accionistas han perdido toda su inversión. Una empleada que prefiere no dar su nombre lo corroboraba, mientras otra explicaba a un cliente que en los días previos había angustia: "La acción iba en picado, la gente estaba superpreocupada y nadie decía nada".

"Los días anteriores han sido peores, venían muchos clientes preocupados por sus acciones. Algunos han venido preguntando qué tienen que hacer ahora que han pasado a ser clientes del Santander, pero sobre todo por las acciones", relataba esta empleada, accionista ella misma. "Muchos empleados compramos con la segunda ampliación en 2012 porque la acción estaba muy barata y se pensó que iba a subir, pero mira", cuenta.

Por lo demás, "lo que hemos recibido son muchas muestras de cariño", relataba Blázquez, haciendo hincapié en que el Popular es un banco "muy pegado a sus clientes". Uno de ellos bromeaba con el director sobre el cambio obligado de corbata corporativa.

En cuanto a los empleados, hay más preocupación. "No ha pillado de sopetón, no sabemos nada", explica el empleado de Alcobendas, que relata que él y sus compañeros se han enterado de la noticia, además de por la prensa, por un correo interno en el que Ana Botín, presidenta del Santander, les daba la bienvenida. Se encoge de hombros al preguntarle si teme por su futuro. "No sabemos qué pretensiones tiene el Santander. Hasta ayer estaban buscando soluciones. Ahora...". Ahí lo deja. La empleada de José Abascal admite preocupación por un posible ajuste de empleo y afirma haber escuchado que, de hacerse, sería a base de prejubilaciones.

"He pasado de esconder la cabeza debajo de la mesa ante los clientes a ser una empleada del mayor banco de España. Lo de que haya un ERE... Ya veremos", explicaba otra empleada de Madrid. "Aún así, estoy más tranquila que ayer", señalaba. Admite que entre los trabajadores ya se suceden las conversaciones sobre a cuántos alcanzará y temen que pudieran ser hasta 5.000. De momento, la cifra es solo un rumor que comentan entre ellos. El banco tiene 11.900 empleados.

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