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Columna
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Agitación en los cimientos de Sacyr

El aumento de la participación de Moreno Carretero en la constructora genera la incertidumbre a pocos días de su junta de accionistas

Miguel Ángel Noceda
En primera fila, Demetrio Carceller y Manuel Manrique. En sgeunda, José Moreno Carretero y Tomás Fuertes.
En primera fila, Demetrio Carceller y Manuel Manrique. En sgeunda, José Moreno Carretero y Tomás Fuertes. Pablo Monge (Cinco Días)

Algo se mueve en Sacyr. Y no está claro hacia dónde. Durante las dos últimas semanas, y en varias operaciones, el empresario malagueño José del Pilar Moreno Carretero ha elevado su participación en la empresa del 5,1% al 12,8%, lo que le sitúa como principal accionista de la constructora, por delante de la familia Carceller (12,6%, a través de Disa). Este movimiento se produce en vísperas de la junta general de accionistas, que se celebra el próximo 8 de junio previo consejo de administración. Una circunstancia que se presume nada casual y, probablemente, muy causal, y que ha levantado bastante polvareda en el entorno de la entidad presidida por Manuel Manrique para saber por dónde vienen (y van) los tiros.

Y claro, hay lecturas para todos los gustos. Desde la que invita a la tranquilidad y calma, que se trata de transmitir desde la empresa, a la que apunta a un intento de dar un nuevo (no sería el primero) golpe de mano y cambiar la cúpula. Todo entra en la baraja, incluida la visión de “la larga sombra” del anterior presidente, Luis del Rivero, defenestrado de la empresa hace ya seis años por el consejo, y a cuya iniciativa se debió precisamente la incorporación de Moreno Carretero al capital de la sociedad en una ampliación en la que también acudió Tomás Fuertes, propietario del grupo El Pozo, y ahora otro accionista de referencia de Sacyr, con el 6,3%. Ambos respaldaron a Del Rivero en la batalla que mantuvo por el control de Repsol que, a la postre, le forzó a la traumática salida.

Desde entonces han tenido una pérdida de valor bursátil y, quizá para el inversor malagueño, es el momento de buscar una oportunidad que le resarza. Una de las razones que esgrime es que la constructora muestra un gran potencial de crecimiento en Bolsa después de haber hecho una reestructuración de la deuda y despejarse el futuro de Repsol en el que es un accionista de referencia. eso permite aventuirar su regreso al Ibex 35. La firma tiene un valor de 1.381 millones de euros frente a 1.448 que tenía en 2011.

En su entorno, la compra, en la que ha adquirido acciones por valor de 100 millones (aunque de momento se ha gastado nueve millones en derivados), se vende como “una inversión a largo plazo y con vocación de permanencia”. Una afirmación que no aclara nada, porque tanto si es para mandar o no la frase vale.

Hay muchas visiones, entre ellas la de la larga sombra del expresidente Luis del Rivero

Su primera intención es tener un puesto más en el consejo de administración, en el que ahora se sienta él solo representando a su instrumental Beta Asociados. En Sacyr se da por seguro que no habrá ningún problema para que sume otro representante, ya que, de acuerdo a la participación que tiene, le correspondería claramente.

Eso requeriría cambiar las condiciones actuales. El consejo se compone de 14 miembros, de los que nueve son dominicales, tres independientes, uno externo y un ejecutivo (el presidente), cuyo hijo Gonzalo Manrique ocupa un puesto de dominical pese a haber reducido su participación a menos del 2%, lo que crea agravios comparativos. Además, la familia Carceller cuenta con tres, y la del que fuera primer presidente, José Manuel Loureda, con dos, teniendo el 7,8%. No obstante, es muy posible que el consejo aproveche para hacer una reordenación y dar mayor presencia a consejeros independientes en detrimento de los dominicales, al tiempo que pone en orden la proporcionalidad.

Si es así y se cumplen las predicciones de crecimiento, todo se limitaría a que quiere buscar la rentabilidad, lo que supondría haber hecho una operación brillante, y que quiere que se cuente con él. Es decir, aquí paz y después gloria. Pero, más allá de eso, si las intenciones van por otro camino y responden a un intento de mandar en Sacyr, las cosas cambian mucho. Hay quien no descarta que este ingeniero de Caminos que ha hecho una gran fortuna como contratista inmobiliario principalmente en Castilla La Mancha, intente el asalto a la presidencia, alentado precisamente por ese convencimiento de revalorización. En ese sentido, se blande la posibilidad de que propicie un acuerdo con los otros tres principales accionistas (Carceller, Fuertes y Loureda), lo que dejaría a Manrique en la cuerda floja. En total suman en torno al 40%.

Un golpe de mano debería contar con el apoyo de las familias Carceller y Loureda

Pero esa posición de fuerza debería pasar por el beneplácito de Demetrio Carceller, que ocupa la vicepresidencia y es un apoyo de Manrique, en quien encontró un aliado en la presión sobre Del Rivero, y de la familia Loureda, que se ha mostrado neutral en este peirodo. Si no, no le salen los números. Carceller tiene sindicadas sus acciones con el grupo Satocán (del empresario canario Juan Miguel Sanjuán, también consejero), que posee algo más del 2%. También habría que contar con el 2,45% que controla el también grupo canario Laposán (del empresario hotelero Eustasio López) y que adquirió recienetemente al Banco Sabadell.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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