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Columna
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Matar de hambre a la bestia

El Gobierno dice en el Congreso que el gasto social aumenta; en Bruselas, lo contrario

Joaquín Estefanía
Montoro, durante el debate de los Presupuestos.
Montoro, durante el debate de los Presupuestos.F. Alvarado (EFE)

En los debates celebrados hasta ahora sobre los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso, el ministro Cristóbal Montoro defendió que el gasto social crece y que las cuentas públicas tienen un acentuado carácter social. Pero en la actualización del Programa de Estabilidad 2017-2020 enviado a Bruselas, el mismo Gobierno dice a Europa lo contrario: que el porcentaje de gasto social descenderá año a año. ¿En esta contradicción consiste la posverdad en la política económica?

En uno de esos momentos únicos que se producen muy de vez en cuando en las discusiones parlamentarias, el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, cazó al ministro de Hacienda en sus contradicciones. Según el portavoz, el gasto social del conjunto de las Administraciones Públicas crecerá en términos nominales un 2,2% respecto a 2016; pero la inflación subirá alrededor de un 2% y el crecimiento nominal del PIB será del 5%. Luego el gasto social perderá poder de compra y disminuirá su peso en el PIB (del 28,6% en 2014 —cuando la economía española vuelve a crecer— al 26,9% en 2017 y al 25,55% en 2020). El gasto público caerá en porcentaje del PIB en capítulos tan centrales como educación, la sanidad y la protección. Haciendo la comparación con el último año de los socialistas en el Gobierno (2011), la inversión en educación habrá pasado del 4,4% al 3,67% del PIB; en protección social, del 16,83% al 15,91%. En cuanto a las pensiones, el gasto en las próximas décadas será más o menos el que tenemos hoy, pero con seis millones de pensionistas más.

En la réplica, el ministro de Hacienda no fue capaz de convencer de que los datos que había expuesto Hernando eran distintos a los que aparecían en el cuadro enviado a Bruselas. Montoro volvió, seis años después, a la cantinela de la herencia recibida.

Si esto es así, tenía razón Hernando: la política económica del Gobierno, tras 13 trimestres de crecimiento y una expectativa de incremento del PIB para 2017 del 2,8%, no parece radicar en reforzar lo que el economista Dani Rodrik llama el “parachoques de la crisis” (el Estado de Bienestar) para proteger a los que se han quedado por el camino sino, como dicen los neoliberales, en “matar de hambre a la bestia” (ese mismo Estado de Bienestar). Desde 2014 hasta 2020, la mayor parte del ajuste se producirá por el lado del gasto social.

Después de casi una década en la que casi ninguna partida presupuestaria se ha librado de los recortes (salarios, educación, sanidad, servicios sociales, dependencia, protección a la familia, igualdad de género, inversiones públicas, I+D+i, tecnología, cultura…), España vuelve a crecer y el gasto social se sigue reduciendo porcentualmente. La denuncia de Hernando fue oportuna esta vez: no fue la crisis lo que motivó las políticas de ajuste injustamente repartidas, sino la gestión de la crisis: la ideología del PP, “a la que usted [MONTORO]llamó filosofía. ¿Por qué dice filosofía cuando quiere decir ideología?”. Y corroboró: “Nosotros vamos a votar en contra de estos Presupuestos por ideología, aunque perdamos el debate”.

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