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¿Vale la pena que les abras una cuenta bancaria a tus hijos?

Los productos bancarios para menores de edad son variados. Para algunos expertos, pueden ayudar a la educación financiera. Para otros, son innecesarios

Poner dinero en un banco a nombre de un niño o una niña no es precisamente una moda pasajera en España. Ya sea a través de una libreta o una cuenta que puede tener productos vinculados, este tipo de ahorro “siempre ha tenido bastante aceptación” y ha acompañado etapas de la vida de muchos menores, como “el nacimiento, el bautizo o la comunión”, según señala el experto financiero de iAhorro, Antonio Gallardo. La novedad, tal vez, reside en que estas cuentas bancarias se enmarcan hoy en la llamada "educación financiera", de la que mucho se ha hablado tras la crisis como un instrumento para concienciar a la ciudadanía sobre el manejo prudente de los ahorros. En este sentido, subraya Gallardo, abrir una cuenta de este tipo siempre es útil para asegurar cierto futuro para los hijos, pero lo es aún más en aquellas edades en las que esto “sirve de enseñanza e introducción al mundo financiero, para que el menor valore lo que es ahorrar y lo que cuestan las cosas”.

Esta afirmación está lejos de generar consenso. “Por supuesto, los niños tienen que aprender lo que es el dinero”, afirma Maribel Gamez, colaboradora del Club de Malasmadres, un colectivo de mujeres que intenta “desmitificar la maternidad y romper el mito de la madre perfecta”, como se puede leer en su página web. Para conseguir este fin, sin embargo, esta experta en psicología infantil aboga más bien por utilizar “elementos que ellos pueden tocar y manipular, en forma de juego, como las monedas y los billetes”. Ir al mercado con los padres puede ser un buen comienzo. “Observar cómo se maneja allí el dinero conociendo el precio de las cosas introduce al niño en el funcionamiento de la economía, no hace falta que gestione ninguna cuenta bancaria hasta la mayoría de edad”, opina Gamez.

¿Dónde está el rendimiento?

La oferta de productos para menores es bastante rica pero, como es también el caso de las cuentas destinadas a los adultos, la rentabilidad es la gran ausente. Es su principal debilidad en este momento, según Gallardo. “Muchas veces”, recalca el experto, la remuneración se sustituye por “regalos promocionales para los niños”.

Los intereses que dan estas cuentas oscilan entre el TAE –el rendimiento anual efectivo, descontando costes– del 0,30% de la Cuenta Junior de Coinc y el 0,05% de Mi Primera Cuenta de Bankia, según una selección de los principales productos de este tipo, elaborada por iAhorro. El comparador bancario destaca que la cuenta de Coinc no tiene comisiones ni compromisos de ningún tipo y que los intereses se liquidan cada mes. El tutor del menor, que es también el titular de la cuenta, le invitará a participar en unas “metas junior” que tienen por objetivo el aprendizaje del ahorro, según este portal. “Completamente exenta de comisiones” está también la cuenta de Bankia, destinada a niños de hasta 14 años. La liquidación de intereses, siempre y cuando el saldo medio sea superior a 300 euros, se realiza de manera trimestral.

La rentabilidad, sin embargo, es el elemento fundamental que los padres deberían tener en cuenta a la hora de contratar un producto de este tipo para su hija o su hijo, por lo menos en una primera etapa, “hasta los 16 años aproximadamente”, explica Gallardo. “Estamos hablando de pequeño ahorro, pero por un largo período, por lo que las diferencias en remuneración, aunque sean pequeñas, se deben valorar positivamente”. ¿Qué ventajas presentan estas cuentas, entonces? Según este experto, “su punto fuerte principal es que permiten constituir ahorro desde pequeñas aportaciones y no suelen pedir mínimos de apertura así que, poco a poco, puedes conseguir un capital atractivo”. La Cuenta Naranja Mini de ING Direct y la Cuenta Junior de Openbank tienen aproximadamente la misma rentabilidad, un TAE del 0,10% la primera y del 0,15% la segunda, y ninguna de las dos presenta comisiones. Por el contrario, la Cuenta Infantil de Triodos Bank, que tiene un TAE del 0,05%, presenta un coste de un euro al mes y varias comisiones asociadas a las transferencias, aunque el dinero esté disponible en cualquier momento sin penalizaciones.

Productos vinculados

Muy a menudo, las cuentas para menores han tenido escasa vinculación con otros productos como tarjetas o seguros, “pero dado las tasas de interés bajas, empiezan a comercializarse otros productos cruzados, especialmente seguros”. Es el caso, por ejemplo, de la Cuenta 1, 2, 3 Mini de Banco Santander, que ofrece una cobertura extra si los padres ya tienen contratado un seguro de vida Protección Familiar Plus o Protección Familiar en Femenino. Con la apertura de esta cuenta se recibe también una tarjeta prepago –solo se puede utilizar el importe previamente cargado en ella– que tiene un límite máximo de 900 euros. Una tarjeta es el producto vinculado que ofrece también el Banco Caminos, aunque en este caso sea de débito, es decir, solo se puede gastar el dinero presente en la cuenta.

“¿Para qué necesitaría un niño una tarjeta de crédito o cualquier producto bancario?”, se pregunta Gamez. “Su uso es tan sencillo y atractivo que requiere mucha capacidad de planificación y autocontrol personal, dos habilidades que los niños tienen en pleno proceso de desarrollo, lo que muy posiblemente desemboque en mal uso o comportamientos adictivos por parte de los niños”. Así, tampoco existe una cuenta para menores ideal, según esta experta. “Estas iniciativas responden más a necesidades de tipo ideológico, que perciben a los niños como nuevos clientes potenciales, que a necesidades educativas de cualquier tipo”, zanja.

Mejor con NIF definitivo

La apertura de una cuenta para menores es un procedimiento sencillo. “El único inconveniente es que hay que identificar fiscalmente al titular, al menor”, avisa Antonio Gallardo, experto financiero del comparador bancario iAhorro. Si el menor ya tiene DNI, un papel que no es obligatorio hasta los 14 años, ya tiene un número de NIF y tendrá que aportarlo a la hora de abrir la cuenta.

Si todavía no lo tiene, puede pedir un NIF provisional a la Agencia Tributaria, tras haber obtenido una cita previa ante la sección de censos y rellenado el formulario 030. A la cita hay que acudir con el libro de familia. El NIF provisional será válido hasta la obtención del definitivo. “Recomiendo tener desde el principio el definitivo, para que no se acumulen dos identificaciones fiscales y ahorrar trámites”, dice Gallardo.

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