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El Popular pierde 137 millones hasta marzo por el negocio inmobiliario

El consejero delegado, Ignacio Sánchez-Asiaín, se da plazo hasta el verano para determinar el futuro de la entidad

Íñigo de Barrón
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho.
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho.EFE

El Banco Popular ha perdido en el primer trimestre de este año 137 millones de euros, más de lo que esperaban los analistas, que se suman a los 3.611 millones que tuvo de números rojos (tras rehacer las cuentas) en 2016. La entidad ha dedicado 496 millones -un 69,9% más que el año pasado- a provisiones para cubrir las pérdidas del área inmobiliaria. El negocio principal del banco ha reportado un beneficio neto en el primer trimestre de 180 millones, mientras las pérdidas por el negocio inmobiliario en el mismo periodo han ascendido a 317 millones. 

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La entidad sigue sin ver la luz al final del túnel, ante la persistencia de los números rojos. La situación no es alentadora: todos los márgenes de la cuenta de resultados están a la baja, la entidad tiene rentabilidad negativa, ha caído el volumen de créditos y de depósitos, la morosidad se dispara casi hasta el 15%, mientras que el ratio de capital CET 1 phase-in (de máxima calidad) baja hasta el 10,02%. Por último, la eficiencia (que mide lo que gasta por cada cien euros que ingresa) también empeora hasta el 48,72%. El banco no facilitó el capital CET 1 fully loaded, que es más exigente todavía, y es el que siguen los mercados.

El único dato positivo es la mayor cobertura de los morosos que, además, han entrado en menor cuantía este primer trimestre. Las mayores provisiones han elevado el ratio de cobertura hasta el 45,2%. El objetivo de la entidad es alcanzar, al menos, el 50%.

En la rueda de prensa de presentación de resultados, el consejero delegado, Ignacio Sánchez-Asiaín, afirmó que su prioridad es recuperar la credibilidad que ha perdido el Popular en los mercados y ante la opinión pública. "En junio de 2016, cuando se pidió capital para realizar la ampliación, se presentaron planes de negocio que no se cumplieron y se necesitaron más provisiones. Es normal que si dices una cosa y no la cumples, exista falta de confianza". Preguntado por si esto puede dar pie a demandas, Sánchez-Asiaín lo negó. "No tenemos ninguna demanda presentada y no creo que el incumplimiento de planes de negocio pueda ser una base suficiente. Hay muchos más casos en la banca".

Las dos preguntas clave

El número dos del Popular resumió la situación diciendo que necesitan tener la respuesta a dos preguntas clave: cuántas provisiones necesitan para cubrir los activos inmobiliarios dañados y cuánto puede generar el negocio tradicional comercial. "Espero que para antes del verano seamos capaces de dar una respuesta a estas cuestiones", afirmó. Dicho de otra forma, el Popular está decidiendo cuántas provisiones necesitan, cuánto generan por sí mismos y, la diferencia, será lo que tengan que pedir a los inversores institucionales, según dejó entrever.

En relación con una posible ampliación de capital, Sánchez-Asiaín ha apuntado que la entidad no está "sondeando a nadie" para invertir en ella, "porque no hay ninguna ampliación de capital en el horizonte" ni la entidad la está preparando. Sin embargo, ha reconocido que hay inversores que "se acercan" al banco preguntando por ello.

"Ni descarto la ampliación ni digo que la vaya a haber, sino que es una de las posibles alternativas que tenemos de futuro", ha apuntado el consejero delegado de Popular.

Ignacio Sánchez-Asiaín afirmó que el banco no está manteniendo conversaciones sobre un acercamiento "serio" para fusionarse con otra entidad y no ha descartado ni confirmado si llevará a cabo una ampliación de capital.

No obstante, ha reconocido que existen conversaciones "de almuerzo" entre bancos. "Las ha habido y, además, todo el mundo habla con todo el mundo", ha apuntado el consejero delegado, que ha afirmado que supone "que las habrá, porque desde 2008 hay conversaciones entre todos continuamente".

Sin presión del BCE

Sánchez-Asiaín comentó que gestionan la entidad sin sentir "presión del mercado ni del supervisor, el Banco Central Europeo (BCE). Entiende la situación y nos trata como a otro competidor cualquiera, como es lógico por otra parte". Este ejecutivo, que obtuvo el plácet definitivo del BCE el miércoles pasado, comentó que el proyecto Sunrise, que buscaba salir a Bolsa con una cartera de participaciones inmobiliarias, "está descartado porque no suponía una reducción de activos a los precios que se requerían". Admitió que para vender más rápido los inmuebles tienen que bajar los precios "y algunas veces no estamos dispuestos a hacerlo".

El banco asegura que en los tres primeros meses de 2017 ha llevado a cabo una reducción neta de los activos improductivos por importe de 569 millones, "lo cual supone un cambio de tendencia muy positivo" en la gestión del negocio inmobiliario. "También las recuperaciones de créditos a morosos han evolucionado de forma muy favorable, alcanzando la cifra de 996 millones, por lo que las entradas netas en mora descienden en 304 millones", añade la comunicación a la CNMV

Según el informe a la CNMV, la contratación de crédito en el primer trimestre alcanza los 4.770 millones de euros, en gran parte (61,8%) concedido a pymes y autónomos. 

En los últimos meses ha afrontado la marcha de su anterior presidente tras presentar pérdidas millonarias, la dimisión del consejero delegado y la revisión de sus cuentas de 2016 porque admitió que había provisiones mal reflejadas. A primeros de abril Saracho anunció que la entidad está "abocada" a una nueva ampliación de capital —la cuarta desde 2012— y no descartó una fusión para garantizar la supervivencia del banco. El presidente anunció la necesidad de nuevo capital por valor de varios miles de millones (en el mercado se espera que pueda estar entre los 3.000 y 4.000 millones, dependiendo lo que se obtenga por la venta de algunos negocios) que se sumará a los 5.400 millones de euros que el banco ya ha requerido de sus accionistas desde 2012.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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