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Columna
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Cupo, sí; cuponazo, no

La mayoría de expertos considera que el Cupo es demasiado bajo y que el País Vasco esté sobrefinanciado respecto al resto de comunidades

Jesús Sérvulo González
Andoni Ortúzar, presidente del PNV, valora ayer el acuerdo sobre el Cupo.
Andoni Ortúzar, presidente del PNV, valora ayer el acuerdo sobre el Cupo.F. DOMINGO-ALDAMA

El acuerdo alcanzado entre el Gobierno del PP y el PNV sobre el Cupo vasco perpetúa las desigualdades en la prestación de servicios entre el País Vasco y el resto de España. Es un acuerdo de carácter político que garantiza al PP el apoyo a los Presupuestos de 2017 y poco más. Las tripas para calcular esta compensación no son transparentes. Como dice un académico experto en las relaciones financieras entre España y el País Vasco, “el Cupo es un agujero negro, un pozo estadístico”. “Primero se pone la cantidad y después se construye un modelo”. Así lo reconocen altos cargos de Gobiernos anteriores al de Rajoy.

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El Cupo es la cantidad que Euskadi paga al Estado por las competencias no transferidas, como las embajadas, defensa o intereses de deuda. Con independencia de si es justo o no, lo cierto es que el gasto público por habitante en el País Vasco es un 20% superior al del resto de comunidades, según un cálculo conservador recogido en el número 143 de Papeles de Economía, de Funcas, una publicación de análisis económico, que estudia el especial régimen económico del sistema foral. Según ese estudio, el Cupo debería ser como mínimo de unos 2.500 millones, frente a los 1.300 millones que han acordado para 2017 (que se quedan en 956 tras restar las políticas activas de empleo). Por cierto, Hacienda recuerda que los detalles del pacto no están cerrados.

La mayoría de expertos considera que el Cupo es demasiado bajo y eso provoca que el País Vasco esté sobrefinanciado respecto al resto de comunidades. Todos aceptan el Concierto económico vasco, reconocido en la Constitución, pero cuestionan la cuantía del Cupo por insuficiente. Así lo entiende gran parte del centenar de expertos en financiación autonómica que participaron este otoño en el seminario La sostenibilidad fiscal de las haciendas subcentrales, organizado por la red de investigadores Rifde. Varios de estos académicos publicaron hace semanas un informe en el que recomendaban que el País Vasco aportara más a la solidaridad entre las comunidades.

Aunque el Gobierno vasco esgrime otros informes que tratan de desmontar el mito de que esa comunidad está mejor tratada, es un hecho que el sistema permite al Ejecutivo de Euskadi gastar más que el resto y, además, tener los impuestos más bajos.

Hace 20 años, un joven Miquel Iceta, entonces diputado por el PSC, publicó un artículo titulado Cupo, sí; cuponazo, no. En él criticaba la “oscura” relación bilateral entre el Gobierno de España y el PNV. “Los resultados de las negociaciones bilaterales opacas están viciadas de origen”, decía entonces. Pues eso.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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