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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Radar hacia los bancos centrales

A finales de 2016 la posibilidad de materialización de un evento de cola en el ámbito geopolítico durante este año era el principal argumento de los analistas para plantear un entorno económico y para los mercados financieros cargado de cautela. A medida que avanza el año y se despeja la agenda de eventos geopolíticos, muchas incógnitas que estos eventos planteaban se cierran de forma favorable. Ello permite, en gran medida, explicar el buen comportamiento de los activos de riesgo en 2017.

Salvo sorpresa en la segunda ronda de las presidenciales francesas, la estabilidad en el núcleo de la eurozona persistirá. En EEUU se confirma la amplia distancia entre las intenciones iniciales de la Administración Trump y lo finalmente implementable, dada la solidez de los controles y equilibrios institucionales. Además, la realidad de la gestión de política exterior obliga a llegar a equilibrios atractivos para todas las partes, como hemos visto en las relaciones China-EEUU.

El cierre de algunas incógnitas ha venido acompañado por la apertura de otras elecciones adelantadas en Reino Unido e impacto sobre Brexit- y la ausencia de avances en otras —elecciones en Italia y estabilización de su sistema bancario—. No puede, por tanto, perderse de vista este ámbito.

En todo caso, el balance es netamente positivo. Y al venir acompañado de una continuidad de la mejoría cíclica iniciada en 2016, ha reforzado el comportamiento alcista de los mercados. Hay, empero, cierta incertidumbre sobre la intensidad de tal mejoría, dado el diferente grado de aceleración que muestran indicadores de encuesta frente a datos reales. Otro elemento de cautela reside en la ausencia de una aceleración decidida en inversión productiva y de presiones (duraderas) en precios. Ambas variables recuerdan que las fuerzas que soportan un escenario de crecimiento inferior al potencial a medio plazo persisten.

La continuidad de un enorme exceso de liquidez derivado de las excepcionales políticas de los bancos centrales ha sido clave en este entorno: apenas se ha observado un refugio en los mercados en la antesala de los eventos de riesgo, y la reacción posterior ha sido siempre alcista. La supresión de volatilidad y compresión de primas de riesgo, en algunos casos por debajo de los niveles que justifican los fundamentales normalizados, persiste.

La futura inflexión en la provisión de liquidez por parte de los bancos centrales puede alterar la sensibilidad del mercado a cualquier señal de agotamiento cíclico y a los eventos de riesgo geopolítico (sobre todo si el resultado es negativo). El radar queda orientado, por tanto, hacia las acciones de la Reserva Federa, el BCE y Banco de Japón.

José Manuel Amor y David del Val son profesores de la Afi Escuela de Finanzas (Afi)

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