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El Popular vende su financiera y retiene WiZink, el negocio de tarjetas

Moody's rebaja dos escalones el rating del Popular, hasta B1, y lo deja en grado de especulación con calidad pobre

Íñigo de Barrón
Emilio Saracho, presidente del Banco Popular, durante la Junta de Accionistas de la entidad. ©Jaime Villanueva
Emilio Saracho, presidente del Banco Popular, durante la Junta de Accionistas de la entidad. ©Jaime Villanueva

El Banco Popular sigue dando vueltas a los negocios que puede vender y los que mantendrá en el balance en su nueva estrategia de supervivencia. La siguiente unidad de la que se va a deshacer es Popular Servicios Financieras (PSF), una financiera creada por el Banco Pastor en 1988 para la que ya ha encontrado comprador, según fuentes del mercado.

También venderá Total Bank, la filial de Estados Unidos, pero se plantea muy seriamente corregir sus planes y conservar el 49% de la participación en WiZink, el negocio de tarjetas, pese a haber comentado en ocasiones que lo iba a vender para lograr el capital que necesita para sobrevivir. El Popular cree que WiZink es muy rentable y que en 2017 duplicará beneficios, hasta llegar a los 250 millones, gracias a la incorporación del negocio de Barclays Card.

El banco presidido por Emilio Saracho ha roto las negociaciones de venta de Popular Servicios Financieros con el grupo australiano Pepper y está a punto de cerrar la operación con otro competidor. Entre los interesados están el fondo Apolo (propietario de Evo Banco), Cerberus y BNP Cetelem, según fuentes del mercado. PSF, que tiene 11 oficinas en España y una en Portugal, logró un beneficio neto de 2,2 millones en 2016, con unos ingresos netos de 13,5 millones. Se dedica a préstamos para electrodomésticos, muebles, viajes y coches.

Rebaja de calificación

Por otro lado, la agencia de calificación crediticia Moody's ha rebajado dos escalones el rating del Popular, de Ba2 a B1, —grado de especulación con calidad pobre— y le ha otorgado perspectiva “negativa” debido a sus débiles niveles de solvencia y a que su posición de capital se ha ido “erosionando” desde 2016. Moody's entiende que el Popular está bajo una presión “significativa” para intentar mejorar su capacidad de absorción de riesgos y acelerar la ejecución de su estrategia.

No obstante, reconoce que ha aumentado la cobertura de los activos inmobiliarios hasta el 45%, pero entiende que este nivel es inferior al que sus competidores en España, que está en el 50%. Por eso, dice, el reto será vender carteras de activos tóxicos sin quitas adicionales.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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