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Dijsselbloem: “Es como si hubiera cometido un crimen de guerra”

El presidente del Eurogrupo asegura que nunca pretendió decir que el Sur se gasta el dinero en "licor y mujeres", pero mantiene que "la solidaridad no es caridad"

Isabel Ferrer
El ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, en Malta el pasado 7 de abril de 2017
El ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, en Malta el pasado 7 de abril de 2017DOMENIC AQUILINA (EFE)

“La polémica ha crecido tanto que es como si hubiera cometido un crimen de guerra”. Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y ministro socialdemócrata holandés de Finanzas en funciones, ha intentado matizar así al rotativo patrio De Volkskrant, sus polémicas declaraciones efectuadas a mediados de marzo al diario germano Frankfurter Allgemeine Zeitung. Al final de un pasaje dedicado a las obligaciones económicas de los países del Sur de Europa, dio entonces la sensación de mezclar deuda y vida disipada. “No puedo gastarme el dinero el licor y mujeres y después pedir ayuda”, señaló. Aunque ahora apunta que el cansancio pudo jugarle una mala pasada tras las elecciones generales del 15 de marzo en su tierra, “y seguramente lo habría formulado de otro modo, fue mi manera de decir que la solidaridad no es caridad”.

Publicada este lunes, en la entrevista holandesa profundiza en los límites de la solidaridad, y los acuerdos a cumplir por parte de quienes la solicitan. “De otro modo, la eurozona no se sostiene”, asegura. También repite que no ve la necesidad de disculparse, más allá de su desafortunada elección de vocabulario: “¿Por qué, por algo que no dije cuando tampoco era esa la intención de mis palabras? (…) La entrevista alemana se ha reescrito por lo menos tres veces en la prensa española, cada vez de manera más ácida y torpe. La gente necesitaba desahogarse, supongo”, añade. Si no repite en el cargo, puntualiza, “los problemas de la UE seguirán presentes porque no es cuestión de nombres”. No indica ningún posible sustituto y se muestra igualmente hermético sobre Luis de Guindos, titular de Finanzas español. “Él repartió incluso una traducción de sus palabras en alemán, ¿han hablado de ello?”, le pregunta el rotativo. “Ha hablado con muchos colegas, incluido De Guindos, pero no diré nada”, contesta.

Dijsselbloem atendió a la prensa holandesa el pasado sábado en Malta, concluida la reunión de los ministros de Finanzas de la UE, con el mal moral de haber sido tildado de “racista y xenófobo” y de que haya sido pedida su dimisión. “Sigo aquí y el aprecio que se tiene por mi trabajo no ha cambiado. Todo el mundo sabe que el enfado [por sus palabras] derivaba de ocho años de política de austeridad ante la crisis. Una parte de los países de la zona euro creen que está basada en rígidas normas al estilo del Norte de Europa. Que este tipo de acuerdos arruinan la economía y convierten la eurozona en un marco estricto, en lugar de un club solidario que transfiere fondos de los países ricos a otros que lo son menos”, apunta. A continuación, repite que los programas de ayuda salen de los fondos comunitarios y conllevan obligaciones contables. “Para los que no paran de repetir las últimas palabras [las del licor y las mujeres] tal vez mi mensaje resultara molesto”.

El presidente del Eurogrupo admite que mantener la eurozona unida no es una tarea fácil. “Por eso, lo que más me duele de la entrevista alemana es que a pesar de mis esfuerzos en nombre de la unidad parezco el que enfrenta al Norte con el Sur”. Con todo, se considera “un pararrayos que aguanta” y espera que el próximo 27 de abril “haya tiempo en el Parlamento Europeo para hablar de Grecia, que afronta una nueva crisis”.

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