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S&P hunde más en el bono basura al Popular por la debilidad de su capital

La agencia de calificación cree que existen incertidumbres sobre nuevas contingencias contables porque los ajustes anunciados esta semana son solo una estimación inicial

Emilio Saracho, presidente del Banco Popular.
Emilio Saracho, presidente del Banco Popular.Mariscal (EFE)

La agencia de calificación crediticia Standard&Poor´s (S&P) ha rebajado la calificación crediticia del Banco Popular otro escalón más dentro del bono basura por la debilidad de su capital para afrontar posibles contingencias. La entidad justifica la bajada por la necesidad del banco de realizar más provisiones y ajustes de capital que se verán reflejados en los estados financieros de la entidad del primer semestre del año. Por eso, S&P ha bajado la nota crediticia del banco desde B+ a B —un nivel de especulación con calidad pobre— con perspectiva negativa.

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La decisión se produce unos días después de que la entidad anunciase nuevas provisiones para hacer frente a "riesgos que deben ser objeto de provisiones individualizadas". El banco justificó que tenía que reexpresar sus cuentas al tener que corregir una serie de deficiencias o errores contables. Admitió que estos afectarían a los resultados de 2016 por un importe de 123 millones de euros. También reconoció la "posible insuficiencia de provisiones asociadas a créditos dudosos en los que la entidad se ha adjudicado la garantía vinculada a estos créditos que, estimada estadísticamente, ascendería, aproximadamente, a 160 millones de euros".

Por eso, S&P explica en su nota: "creemos que este anuncio crea incertidumbre sobre la posibilidad de cargos adicionales en el futuro, porque cierto ajustes son una estimación inicial basada en la información actualmente disponible". Es decir, que la agencia desconfía de que puedan surgir nuevas incidencias contables.

La agencia argumenta, además, que las nuevas provisiones bajarán el ratio de capital entre el 11,7% y el 11,85%, de acuerdo con las propias estimaciones del banco, comparado con el 12,33% del mes de enero y con el 11,37% requerido por los supervisores. Por ello, estima que la rentabilidad ajustada al riesgo se colocará entre el 4,75% y el 5% al final de 2017, por lo que considera que la posición de capital de Popular es "débil".

El Banco Popular está sumido en grave crisis interna desde la renuncia de Ángel Ron, ex presidente de la entidad. Justo antes de marcharse presentó unas pérdidas de 3.485 millones de euros durante el año pasado, lo que ha precipitado la situación en el banco. Emilio Saracho tomó el relevo al frente de la entidad y ha tenido que digerir la dimisión durante esta semana del consejero delegado, Pedro Larena, que justificó su marcha "por motivos personales".

Débil capacidad de generar capital

Además, la agencia de calificación crediticia cree que la capacidad del banco que preside Emilio Saracho para generar capital de manera orgánica es limitada, al igual que su flexibilidad financiera.

Por esta razón, entiende que se podría requerir capital adicional al banco para reforzar su cobertura de provisiones de activos problemáticos, que podría permitirle cumplir con los requisitos de capital regulatorio que serán más exigentes en cuanto Basilea III esté completamente implementado.

S&P también hace alusión a la advertencia de la entidad sobre las insuficientes provisiones y a las dudas sobre determinadas financiaciones a clientes que pudieran haberse utilizado para la adquisición de acciones en la ampliación de capital de mayo de 2016.

La agencia cree que estas circunstancias generan incertidumbre sobre la posibilidad de que surjan cargas futuras, ya que algunos de esos ajustes están basados en la información actual disponible.

Además, hace alusión a la salida de Pedro Larena de la entidad y señala que este anuncio llega apenas unos meses después de que Saracho se hiciera con la presidencia de Popular. Apunta, además, que la estrategia y los objetivos anunciados en mayo de 2016 se mantienen bajo revisión.

Activos improductivos

A modo de resumen, S&P subraya que el banco todavía necesita trabajar para reducir sus activos improductivos y recuperar la senda de la rentabilidad. "Esperamos que el nuevo equipo gestor priorice un nuevo plan financiero para abordar estos temas", resalta la agencia de calificación en su informe.

Mientras tanto, la perspectiva 'negativa' aplicada a la entidad incluye la posibilidad de rebajar el rating a largo plazo del banco en los próximos 12 meses si el nuevo equipo falla a la hora de demostrar progresos "tangibles" en la gestión de Popular.

Advierte de que también se podrán considerar rebajas si las noticias negativas en torno al banco merman la confianza de los clientes en él, dañando su valor como franquicia, su estabilidad o su liquidez, unas cualidades "más vulnerables" a los cambios que las de sus competidores.

Guindos destaca el esfuerzo del Popular

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha insistido este viernes en que el Banco Popular no tiene ningún problema "ni de solvencia ni de liquidez", al mismo tiempo que ha destacado el "esfuerzo" que ha realizado la entidad para elevar sus provisiones "prácticamente" al nivel medio del sector bancario español, según recoge Europa Press

"Los comentarios que yo tengo del Banco de España (...) es que el Banco Popular ha hecho un esfuerzo desde el punto de vista de provisiones, que ha elevado mucho las provisiones, al nivel prácticamente de la media del sector bancario español", ha afirmado el ministro en declaraciones a los medios después de la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin).

El titular de la cartera económica del Gobierno ha añadido además que el nuevo "equipo de gestión" de la entidad tendrá que "tomar decisiones" y "evidentemente" hará "todo lo necesario" para "mostrar la situación del Banco Popular sin ningún tipo de cortapisa y sin ningún tipo de limitación".

Además, De Guindos ha señalado que el Banco Central Europeo (BCE) no ha hecho ningún comentario específico durante la reunión informar en La Valeta (Malta) sobre la entidad española y que tampoco ha comentado personalmente la situación del banco ni con el presidente de la institución, Mario Draghi, ni con la presidenta del Consejo de Supervisión del BCE, Daniéle Nouy.

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