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España juega sus cartas en el ‘Brexit’

Las empresas deben intentar recuperar el capital humano que emigró al Reino Unido durante la crisis y pueden hallar oportunidades en el sector financiero

Alicia González
Trabajadores al amanecer en el distrito financiero londinense.
Trabajadores al amanecer en el distrito financiero londinense. Eddie Keogh (Reuters)
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Spain plays its cards in the Brexit game

Una vez que el Brexit es el horizonte inapelable al que se dirige Reino Unido, es el momento de afianzar las importantes relaciones bilaterales entre los dos países, afrontar los complicados retos de un proceso desconocido y sin precedentes y de aprovechar, al mismo tiempo, las oportunidades que puedan surgir en este contexto. Aunque la relación entre desafíos y oportunidades “no es simétrica”, según resume el consejero delegado del Banco Sabadell, Jaime Guardiola, las circunstancias exigen un papel activo tanto de las empresas como de las autoridades españolas para que el nuevo marco de relaciones que se acuerde entre Reino Unido y la Unión Europea sea el mejor de los posibles.

Bajo el título La oportunidad del Brexit, EL PAÍS y Banco Sabadell convocaron esta semana un desayuno de redacción que contó con la presencia, junto a Jaime Guardiola, de Carles Casajuana, exembajador de España en Reino Unido; Javier Solana, presidentte del Centro de Economía y Geopolítica Global de Esade; Andy Mackay, director del British Council Spain; Antonio Vázquez, presidente de IAG; León Fernando del Canto, abogado por la Lincoln´s Inn; Christopher Dottie, presidente de la Cámara de Comercio británica en España; José Manuel Calvo, director adjunto de EL PAÍS, y Javier Ayuso, adjunto a la dirección de EL PAÍS.

Este grupo de expertos coincide en la importancia de que no se aborde una negociación punitiva entre la UE y Reino Unido. Lo primero porque eso “puede poner en riesgo el crecimiento de ambas partes”, recalcó Guardiola; lo segundo, porque “tampoco está en el ánimo europeo, empezando por la canciller Angela Merkel, que haya confrontación en la negociación”, aseguró Solana; y tercero “porque no es necesaria: ya se están castigando ellos mismos con la decisión de abandonar la UE. Aquí perdemos todos”, puntualizó Casajuana. “A España le vendría bien que las cosas fueran bien”, resumió Antonio Vázquez.

Los lazos económicos entre ambos países son razón más que suficiente para que España asuma un papel activo en la negociación de ese futuro acuerdo. Reino Unido es el primer destino de la inversión de España en el exterior, con un 17% del total. Cada año visitan España 15 millones de turistas británicos, que aportan a las arcas nacionales unos 13.000 millones de euros. España es el tercer país de la UE que más invierte en Gran Bretaña, por detrás de Francia y Alemania; casi un millón de británicos tienen una propiedad inmobiliaria en España y aproximadamente la mitad de ellos residen permanentemente aquí, sin olvidar a los casi 300.000 españoles que viven en Reino Unido.

La ruptura será “total”

Participantes en el desayuno organizado por el Banco Sabadell y El País.
Participantes en el desayuno organizado por el Banco Sabadell y El País.Álvaro García

Lo cierto es que nos adentramos en terreno desconocido, con una negociación de salida de las instituciones europeas y un nuevo marco de entre Europa y Reino Unido. La primera ministra británica, Theresa May, ha optado —como recordaba Solana— por no acogerse a una posición intermedia, sino por la ruptura total con el mercado común y “hay que negociar desde esa perspectiva. Primero hay que deshacer la adhesión y luego negociar un nuevo acuerdo. Y eso es tremendamente complejo”, advierte el exministro. “Es muy difícil desmontar algo que ha sido construido para que todos nos beneficiáramos de ello”, coincide Casajuana. Con su propia experiencia de negociador, el que fuera ministro de Exteriores y secretario general de la OTAN lamenta que el Gobierno español carezca en su equipo de gente que haya participado en ese tipo de procesos de adhesión en el pasado, por lo que recomienda al Ejecutivo recuperar a los altos funcionarios que se hicieron cargo de las mismas. “Hay que recuperarlos porque son cuestiones muy complejas. Y no es posible negociar las dos cuestiones a la vez”, recomendó.

Precisamente por eso, las oportunidades, recalca León Fernando del Canto, están surgiendo en el sector servicios. “Hay muchas empresas que tienen allí la mayor parte de su negocio. Cómo desengancharse de Europa o cómo incorporar el acerbo comunitario a la legislación y a sus propias normativas son campos en los que las empresas y las autoridades necesitan asesoramiento”.

También surgen opciones en la captación de talento por una doble vía. “Si los jóvenes españoles tienen menos oportunidades en Reino Unido, las empresas españolas deberían hacer un esfuerzo por atraerlos de vuelta”, apunta Christopher Dottie. Muchos de ellos, con elevado nivel educativo, cuentan con experiencia laboral en el extranjero y un gran dominio del idioma.

Pero hay más. Como el Ejecutivo británico ha optado por no aceptar las normas que exige el mercado común —libre circulación de capitales y de trabajadores— en su planteamiento del Brexit, las empresas radicadas al otro lado del Canal de la Mancha se quedan sin acceso al mercado europeo —“Reino Unido no tiene relaciones comerciales con ningún país, todos sus acuerdos, incluido el de la Organización Mundial del Comercio, son a través de la UE”, recuerda Solana— y eso les obliga a replantearse su estrategia para no quedar aislados comercial y financieramente. Pero según los datos, las empresas no lo ven como una urgencia. “No estamos viendo una huida de empresas de Reino Unido pero sí percibimos el interés por buscar una segunda sede, una base en Europa que les permita el acceso al mercado comunitario. Y España debería asegurarse de que mantiene su atractivo en ese sentido”, afirma Dottie.

Donde más notoriedad ha alcanzado esa búsqueda de una nueva ubicación por parte de las firmas británicas es en el sector financiero, dada la importancia clave que tiene la City tanto a nivel europeo como para el sistema financiero global. “Es muy difícil replicar la City fuera de Londres por la densidad y el volumen de los servicios financieros que allí se concentran. Y si se divide, entonces dejaría de ser la City”, admite el exembajador. Para Jaime Guardiola, el desmantelamiento del centro financiero londinense “sería un problema de productividad global que dificultaría el acceso a la financiación de los mercados de capitales. Pero hay partes del sistema que indudablemente van a salir de Londres”, como la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) y las cámaras de compensación. Pero según sus cálculos, la deslocalización en el ámbito financiero no llegará más allá del 20%.

Cierto es que unido al negocio puramente bancario están ligados otros sectores, como las aseguradoras, los fondos de inversión y parte del negocio de la Bolsa de valores, por lo que los expertos destacan la necesidad de que España juegue bien sus cartas y participe activamente en esa negociación. Además, “España tiene posibilidades de hacerse con algunas agencias, como la del medicamento, a la que ya optó Barcelona en su día y que podría servir, además, como baza al Gobierno español en su empeño por ofrecer un relato y hacer un gesto hacia la sociedad catalana”, recalca Guardiola.

Menor regulación

No todos tienen tantas esperanzas en este proceso, “No soy muy optimista respecto a las oportunidades del Brexit”, reconoce Antonio Vázquez. “Quizás sí se esté dando el caldo de cultivo para eliminar regulaciones innecesarias en la Unión Europea”, apunta, algo que en su opinión aumentaría el potencial de crecimiento de la eurozona y la capacidad de competir de sus empresas.

En esa línea apunta también Javier Solana. “El periodo de negociación del Brexit va a ser largo y se podría utilizar para dar un empujón a la propia UE en la dirección que apunta la Europa de la Defensa”. Una opción que, a juicio del exministro, se perfila más necesaria que nunca en el contexto de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos y el enfrentamiento abierto que mantiene con el proyecto europeo. “Puede ser una dinámica fastidiada sin un liderazgo fuerte en Europa”, recalca Solana, lo que dependerá en buena medida de los procesos electorales que tienen este año países fundamentales para el proyecto europeo, como Francia y Alemania.

El negociador jefe de la Comisión Europea para el Brexit es el excomisario Michel Barnier. Su planteamiento pasa por negociar el desenganche de Reino Unido y una vez liquidado ese proceso iniciar las conversaciones de un nuevo acuerdo, mientras que Londres apuesta por abordar ambos procesos a la vez. “Las empresas no podemos esperar a esa segunda fase de la negociación para hacer oír nuestros planteamientos y nuestras inquietudes”, admite Antonio Vázquez. “Debemos fijar posiciones desde ya y el Gobierno español, por su parte, debe estar más presente”, opina el presidente de IAG. Una velada crítica que comparte Del Canto. “Nuestra diplomacia no está haciendo gran cosa. España no está teniendo un papel de acercamiento a la negociación pese a los enormes intereses en juego. Ni siquiera como lobby”, defiende. Una posición respaldada desde el otro lado del Canal. “No se puede tener protagonismo si no se está en primera línea”, recuerda Dottie. Más aún, “no es sólo una negociación entre Reino Unido y la Unión Europea. Cada país debe movilizarse y aclarar qué no puede perderse en este proceso”, sostiene el director del British Council Spain.

Este es el horizonte al que debe enfrentarse el proyecto europeo y cada uno de sus 27 miembros más Reino Unido (todavía parte de la UE) durante los próximos años. Años de dura negociación y que exigen estar atentos y abiertos a las oportunidades que puedan surgir. La partida acaba de comenzar y quedan muchas cartas por repartir y muchas bazas por jugar. Pero, como coinciden los expertos convocados por EL PAÍS y Banco Sabadell, quienes quieran tener oportunidades de ganar deben ser parte activa en la misma.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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