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Bruselas se pone en guardia ante Trump, el Brexit y Marine Le Pen

La Comisión cree que la nueva Administración de EE UU es el gran riesgo para la economía global

Claudi Pérez
Pierre Moscovici.
Pierre Moscovici.reuters

Europa suele actuar tarde contra las crisis; hasta ahora, nunca demasiado tarde. Bruselas ha vaticinado este lunes que la eurozona crecerá casi un 2% anual en 2017 y 2018, tal como adelantó EL PAÍS, pero avisó de que las incertidumbres son “excepcionalmente elevadas”. Bruselas ya está en guardia por el Brexit. Apunta que la llegada de Donald Trump “es la mayor fuente de incertidumbre global”. Pero teme también la situación política en casa: “Si gana Le Pen y su idea de sacar a Francia del euro y la UE, sería el fin del proyecto europeo”, dijo el comisario Pierre Moscovici.

Las previsiones de invierno de la Comisión son un mamotreto de casi 200 páginas llenas de cifras, de análisis, un examen a fondo de la coyuntura económica de Europa. Pero la edición de 2017 es sobre todo un catálogo de riesgos, básicamente políticos. Bruselas destaca tres: Trump; la salida del Reino Unido de la UE, y las elecciones en varios países. Pero hay alguno más. Las vulnerabilidades en varios sistemas bancarios, una abrupta caída del apetito por el riesgo en los mercados globales —que podría provocar un alza en las primas de riesgo— y un aterrizaje brusco de la economía china podrían complicar la situación.

El informe subraya que Trump amenaza con “romper radicalmente” con las formas de hacer política de las últimas décadas. Bruselas cree que el primer damnificado de su política económica —una expansión fiscal combinada con un endurecimiento de la política monetaria— serán los países emergentes, más aún si concreta su querencia por el proteccionismo. También la eurozona se puede ver afectada por un repunte de los tipos de interés. Los socios del euro se benefician hoy de tipos ridículamente bajos: hay cuatro billones de euros en bonos con intereses negativos. Si esa situación cambia, Europa volverá a hablar de las primas de riesgo, y los países con peor situación fiscal y financiera —Grecia, Portugal, Italia, España— podrían tener nuevos problemas.

En 2017 y 2018 habrá alzas del PIB en todos y cada uno de los Veintiocho socios, pero el comisario Moscovici no escondió la retahíla de riesgos que pueden barrer esos números: el Brexit, por ejemplo, “puede provocar desfases en las decisiones de inversión”, además de cierta inestabilidad financiera. Sus palabras más duras fueron para los riesgos políticos. En especial para la extrema derecha francesa: “Marine Le Pen tiene un proyecto muy específico, la salida del euro y de Europa. La salida de Francia de la Unión sería simplemente el fin del proyecto europeo”. Francia, además, está a un paso de violar las reglas fiscales, aunque en Europa hay otros focos de inestabilidad.

Grecia: más drama. La Comisión cree que la economía griega crecerá en torno al 3% en 2017 y 2018, pero aun así los rifirrafes entre el FMI, el Eurogrupo y el Gobierno pueden hacer descarrilar el tercer rescate. Berlín dijo ayer que quiere a Grecia dentro del euro. Moscovici anunció que mañana se verá con el primer ministro Alexis Tsipras para desbloquear la situación. Los acreedores quieren una vuelta de tuerca a la reforma laboral y recortes de pensiones, además de un ajuste extra a partir de 2019 si Atenas no logra alcanzar sus metas fiscales.

Italia y su banca. Bruselas prevé un crecimiento anémico para Italia este año y el próximo, y ha reclamado medidas de ajuste a Roma ante el riesgo de que el déficit aumente y la deuda —por encima del 130% del PIB— siga subiendo. “No es un ultimátum”, subrayó Moscovici. Pero el elefante en la habitación en Italia no es precisamente el déficit: “La incertidumbre política y el lento ajuste del sector bancario son los principales riesgos”, dice el informe.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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