_
_
_
_
_

La subida de la luz afecta al 46% de los españoles ¿Estás entre ellos?

Algo más de la mitad de los consumidores tiene contratada la electricidad en el mercado libre por lo que las subastas mayoristas no le afectan

Javier Salvatierra

El precio de la luz anda estos días en la mente de casi todo el mundo, aunque buena parte de los ciudadanos no se están viendo todavía afectados directamente por las oscilaciones de precio que se registran en las últimas subastas mayoristas. En concreto, los elevados precios de la semana pasada y de este lunes afectan ya a los que están acogidos al denominado mercado regulado de la luz (11,9 millones de clientes domésticos, un 46,3%, según datos de la CNMC), mientras que los clientes del llamado mercado libre (13,9 millones, un 53,7%) no verán reflejadas en sus facturas estos vaivenes concretos. Al menos, por el momento, ya que cuando revisen las tarifas de sus contratos quizá sí sufran revisiones al alza. ¿Qué caracteriza a cada una de estas opciones? ¿En cuál está usted? Más allá de las subidas puntuales de estas semana ¿Qué conviene más contratar?

Más información
Trucos y consejos para bajar la factura de la luz y salvar la cuesta de enero
El precio de la luz recupera otra vez este lunes su nivel máximo
¿Qué hacemos con el precio de la luz?
¿No entiendes el recibo de la luz? Dedos y cebollas para descifrarlo
La diferencia entre las ofertas de la luz roza los 200 euros anuales

Lo primero que hay que saber es que, incluso en las tarifas reguladas, solo un porcentaje —alrededor del 35%— de la cifra final que figure en su factura dependerá del precio del kilovatio. El resto del importe de la factura corresponde a los llamados peajes (tarifas fijadas por el Gobierno que incluyen los gastos asociados al uso de la red eléctrica y que se revisan cada tres meses) e impuestos (IVA e impuesto de electricidad). Por tanto, aunque la energía cara la acaban pagando todos los españoles —en el mercado libre el precio se determina por contrato entre empresa y clientes, y las empresas pueden revisar los acuerdos—, las oscilaciones puntuales del precio de la luz de esta semana (vinculadas a la subasta mayorista) solo afectarán a ese 35% de la factura y solo si es usted un cliente del mercado regulado.

Para saber cuál es su tarifa y si tiene o no contador inteligente para adptar su consumo a las horas más baratas, deberá acudir a su factura, ya que las compañías están obligadas a especificarlo. En el recibo mensual (ejemplo de una factura de Iberdrola), por ley debe haber un apartado con los datos del contrato y ahí se especifica si se aplica una tarifa regulada (PVPC) o libre y si hay instalado o no un contador inteligente.

El mercado regulado: precios que oscilan

La tarifa o contrato regulado es la que antes se llamaba Tarifa de Último Recurso (TUR) y ahora se llama Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). Solo pueden ofrecerla las empresas designadas como Comercializadoras de Referencia y solo pueden contratarla los clientes con una potencia instalada inferior a 10 kilovatios —un hogar medio suele tener una potencia de 3,3 o 4,4 kw—.

Esta tarifa es la que se está viendo afectada estos días por las subidas de pecio. ¿Por qué? En ella el precio de la energía varía día a día y hora a hora, en función de los precios que se marquen en la subasta del mercado mayorista que se realiza 24 horas antes. Este es el punto de encuentro entre las empresas productoras de electricidad y las comercializadoras y el precio se fija mediante subastas.

En los últimos días, el precio de la luz en el mercado mayorista ha tendido al alza porque la demanda es mayor, por las bajas temperaturas, y, porque, ante la escasez de viento y lluvias, la producción de electricidad depende más del gas (que usan las centrales de ciclo combinado), la opción más cara.

¿Cómo funciona el sistema mayorista? En las subastas, el precio de la electricidad se fija a partir de una previsión de la electricidad que se va a consumir en cada una de las horas del día siguiente. En dichas subastas, la demanda se cubre tirando en primer lugar de las tecnologías más baratas (hidráulica y eólica) y luego las más caras (centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas), pero el precio lo fija la tecnología más cara que haya que usar. Cuando el agua y el viento son suficientes, el precio es más bajo, pero cuando no bastan y hay que tirar de gas, como sucede actualmente, el precio sube.

El contador inteligente, clave

Son los clientes que tienen contratada una tarifa regulada (PVPC) los que se están viendo afectados por estas oscilaciones de precios. Pero dentro de esta tarifa regulada hay dos posibilidades, según el contador que tiene el cliente.

Si el cliente tiene instalado un contador inteligente, pagará por el consumo real que tenga en cada momento del día, es decir, su factura reflejará fielmente su consumo cada hora del día. Si pone la lavadora a las 8 de la tarde, cuando suele haber una punta de precios, esa hora la energía consumida será más cara. Los últimos datos de la CNMC, a finales de 2015 había instalados ya 14,49 millones de contadores inteligentes o telegestionados.

Si no dispone de contador inteligente, el precio que acabe pagando por cada hora de consumo eléctrico se calculará a partir de un perfil de consumo. Es decir: aunque tenga cuidado de poner a una hora u otra la lavadora, a la hora de cobrarle los kilovatios en determinado momento del día se le aplicará un molde que elabora Red Eléctrica Española a partir de los datos más habituales de consumo que no reflejará exactamente su consumo real.

Mercado libre, en manos de las empresas

En la opción del mercado libre, el cliente contrata la electricidad con la comercializadora a un precio marcado por esta. No significa que sea necesariamente más barata que en el mercado regulado. Simplemente, depende de las tarifas que fijen las empresas y sus estrategias comerciales. Es como la tarifa del teléfono: la empresa ofrece un precio y el cliente, si le conviene, contrata. Si no, puede acudir a otra empresa. El precio se pone en el contrato y el cliente sabe cuánto le va a costar cada kilovatio que consuma, independientemente de cómo evolucionen los precios en el mercado mayorista o en el regulado, del clima, de si sopla el viento, llueve mucho, hay que quemar mucho gas. Al final del año puede salir más caro o más barato.

¿El precio es para siempre? No. Los contratos libres de suministro tienen generalmente una vigencia de un año a partir de la fecha de contratación. Al término de ese periodo, la compañía revisará el precio al que cobra el kilovatio. Como las compañías de seguros, avisará al cliente de las nuevas condiciones y, salvo que este se pronuncie en sentido contrario, procederá a renovar el contrato con los nuevos precios. Para los clientes que renueven su contrato en estas fechas, es previsible que su compañía encarezca el precio del kilovatio. Así que, a medio plazo, también les llegará el golpe de la subida de estas semanas.

Actualmente, existen distintas ofertas por parte de las comercializadoras a las que el cliente puede acogerse y que intentan adaptarse a su tipo de consumo, con distintos precios para los distintos tramos del día en los que varía la intensidad del consumo.

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.
RECÍBELO EN TU CORREO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_