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Grifols sube la apuesta por EE UU

La empresa catalana se afianza en el área de hemoderivados y aumenta su presencia en el mercado norteamericano

Grifols se dio un año para preparar el proceso de sucesión en los mandos de la compañía para garantizar una transición tranquila. Pero los dos nuevos consejeros delegados, Raimon y Víctor Grifols, hermano e hijo del hoy presidente no ejecutivo, han asumido su cargo este mes con dos grandes retos: afrontar la integración de la unidad de diagnóstico de la estadounidense Hologic y reestructurar la deuda, de casi 6.000 millones de euros. Y ello en pleno arranque de un plan de inversiones estratégicas para consolidar su puesto en el podio mundial de las compañías de hemoderivados y que exige que la máquina no pare. Nada más empezar el año, la multinacional catalana, que ya es una de las principales inversoras españolas en EE UU, se ha hecho con el 49% de la norteamericana Access Biologicals, centrada en la producción de sueros y reactivos plasmáticos.

Desde que debutara en Bolsa hace una década, la historia de Grifols ha sido de continuo crecimiento. Los ingresos de la que fue una empresa familiar nacida en plena posguerra en Barcelona se han multiplicado por 7,5 y su beneficio neto, por 20 veces. El gran salto lo dio en 2010 con la adquisición de la norteamericana Talecris por 2.800 millones de euros. Esa compra le permitió meterse de lleno en EE UU y Canadá y pasar de la quinta a la tercera posición en un mercado global que mueve unos 19.000 millones de euros. Tras esa operación, Grifols ha tratado de no perder de vista a sus dos principales rivales: CSL, que tiene una cuarta parte del mercado, y Baxter, cuya cuota de mercado (19%) está solo un punto por encima de Grifols.

En 2013, la compañía se hacía con una división de Novartis por 1.240 millones y el pasado diciembre anunciaba la compra de la división de diagnóstico de transfusiones de Hologic por 1.750 millones. El interés por esa unidad está en la tecnología que usa, la NAT (por sus siglas en inglés, nucleic acid testing), una de las tecnologías más avanzadas para detectar agentes infecciosos (VIH, hepatitis B y C o Zika, por ejemplo) en las donaciones de sangre y plasma. Esa tecnología tiene una sensibilidad mucho mayor que el resto y permite reducir el llamado periodo ventana para detectar posibles virus.

La carrera de adquisiciones que ha emprendido la compañía ha situado la deuda en casi 6.000 millones de euros

La operación Hologic, como la de Novartis, permitirá sobre todo reforzar su pata de diagnóstico de una empresa cuya actividad está dominada por la de biociencia, que supone casi el 80% de sus ingresos. Paulo Gonçalves, socio de The Boston Consulting Group, recuerda que Grifols ya se encargaba de la comercialización de los productos de Hologic. “El de los hemoderivados es un mercado muy competitivo, que funciona por concursos públicos o privados y con una dimensión industrial importante. Al ampliar la cartera de productos, se pueden ofrecer soluciones más integrales, de mayor calidad y diferenciadas”, sostiene.

La operación encaja dentro del plan industrial para los próximos años en el área de diagnóstico, en la que quiere pegar el tirón definitivo en 2018 para incrementar sus líneas de producto y explorar nuevas posibles compras. De hecho, esa rama recortó sus ingresos en un 4,6% hasta septiembre en relación al año anterior, lo cual hizo que el beneficio global de la compañía subiera de forma más moderada. “Con la operación seguramente tratarán de revertir esa tendencia, porque han comprado un negocio que en conjunto es más rentable del que tienen ahora y que los expertos coinciden en que es la tecnología puntera del futuro”, considera Gonçalves. Un informe de JP Morgan indica que esa adquisición duplicará la rentabilidad del área de diagnóstico sobre el Ebitda (del 20% al 40%) y permitirá que este año y el que viene también aumente el beneficio operativo del grupo pese a la presión que suponen las inversiones que está realizando en el área de biociencia.

Préstamo millonario

La compra se financió casi en su totalidad con un préstamo de 1.615 millones de euros de Nomura, lo cual suponía incrementar la ratio de la deuda financiera neta sobre el Ebitda de 3,3 a 4,3 veces. Ello ha requerido empezar el año abordando la refinanciación de una deuda que asciende a 5.955 millones de euros para reducir sus costes y aproximarlos a los del crédito firmado con la entidad japonesa, de Euríbor más 250 puntos básicos. El catedrático de Esade Robert Tornabell señala que la refinanciación permitirá a Grifols aliviar su cuenta de resultados. “Con el ritmo que lleva, lo más inteligente es que lo haga antes de que haya nuevas subidas de tipos por parte de la Reserva Federal”, sostiene. Ello, no obstante, no ha impedido que este mes haya comprado el 49% de la americana Access Biologicals por 48 millones de euros, que se añade a una cartera de 11 participadas, en cinco de las cuales Grifols ya es accionista mayoritario.

La compañía, además, se convierte en uno de los principales inversores españoles en EE UU. Hoy tiene una planta en Parets del Vallès –considerada de interés estratégico la Administración norteamericana, según desvelaron los cables desvekadis oir Wikileaks—, otra en Irlanda, en parte para aprovechar su baja fiscalidad; y dos en EE UU (Clayton y Los Ángeles). Con la reciente compra, se ha quedado con otra factoría en San Diego y prevé una nueva planta de fraccionamiento de plasma en Clayton. Hoy en día EE UU y Canadá representan ya el 65% de la facturación del grupo. La empresa dice que no teme las políticas sanitarias de Donald Trump, que durante la campaña se mostró muy agresivo con el Obamacare y, dado que no es una farmacéutica al uso, no teme por una posible rebaja de los precios de los medicamentos. Es más, considera que podría verse favorecida si Trump cumple con su promesa de rebajar impuestos.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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