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Columna
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Diversificar, el mejor refugio

Hay que mantener el peso de los activos de menor riesgo de crédito en las carteras

Las Bolsas mundiales han cerrado las tres primeras sesiones del año con subidas. Ojalá que el conocido como efecto enero se cumpla, y que los mercados bursátiles terminen el año tal como lo empezaron. Hay azones de tipo económico que avalan esta esperanza. Comenzamos un año en que se prevé un crecimiento mundial más dinámico, apoyado en las expectativas de estímulos fiscales e inversión pública en Estados Unidos, en la recuperación de dos grandes países emergentes, Rusia y Brasil, y en el avance de la eurozona a un ritmo parecido al actual. También esperamos que la inflación mundial se dirija hacia el nivel objetivo en que estimula el crecimiento sin crear desequilibrios. Sin embargo, este panorama positivo no está exento de riesgos, que serán principalmente políticos. Nos referimos a la cargada agenda de elecciones en Europa, las negociaciones del Brexit y las medidas que implementará el nuevo Gobierno de EE UU.

En ese contexto, la política monetaria será algo menos expansiva en algunos países, pero los bancos centrales se abstendrán de endurecerla drásticamente. Esto significa que en Europa, por lo menos, las rentabilidades de los activos monetarios —depósitos, letras del Tesoro, pagarés de empresas— seguirán siendo exiguas. La inversión en bonos del Estado también es poco atractiva, ya que está expuesta a pérdidas en el precio ante subidas en los tipos de interés, que no pueden ser compensadas por unos cupones muy bajos. No obstante, y a pesar de ello, recomendamos mantener —como protección contra la volatilidad— el peso de estos activos de menor riesgo de crédito en las carteras, con duraciones cortas en el caso de los bonos. También proponemos diversificar en renta fija con diferentes categorías de deuda de mayor riesgo que podría comportarse bien a pesar de los ataques de volatilidad. Seguimos contando con la renta variable como el activo con más potencial de revalorización. La aceleración del crecimiento es muy positiva para la Bolsa y se espera que los beneficios empresariales repunten con bastante fuerza, no sólo en Estados Unidos, donde una rebaja del impuesto de sociedades unida al aumento del gasto público les daría un nuevo impulso, sino también en Europa, donde los beneficios todavía no han alcanzado los niveles de antes de la crisis y el apalancamiento operativo es mayor.

Pero las Bolsas no están baratas y son activos muy expuestos a la incertidumbre política. Por tanto, insistimos en la necesidad de mantener una amplia diversificación como protección contra la incertidumbre.

Rose Marie Boudeguer es directora del Servicio de Estudios de Banca March.

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