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Los juguetes regresan a España

La fabricación local certificada se convierte en una herramienta de las pymes del sector

Exposición de juguetes de la marca Injusa, empresa que exporta el 80% de su producción. 
Exposición de juguetes de la marca Injusa, empresa que exporta el 80% de su producción. 

Fabricar en España vuelve a estar de moda. Algunas jugueteras han relocalizado sus fábricas chinas porque el encarecimiento de la mano de obra en el gigante asiático no compensa el gasto de mantener el control de calidad a casi 9.000 kilómetros. Otros inconvenientes están en la evolución del precio del crudo (por el coste del transporte de los juguetes de mayor tamaño), y la imposibilidad de reponer mercancía durante la campaña navideña, ya que los pedidos se realizan antes del verano. Los juguetes vendidos en España deben estar fabricados acorde a la normativa europea, y mantener el estándar obliga a las empresas a desplazar supervisores a China o subcontratar esa tarea a empresas occidentales como Bureau Veritas, que tiene una red de laboratorios y otra de inspectores en aquel país.

A pesar de tales gastos, “fabricar en China todavía es más barato, pero es más ventajoso hacerlo con productos pequeños, asequibles y de tiradas largas. En cuanto a la tendencia a la relocalización, las condiciones económicas determinarán que se afiance o no”, explica José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Injusa y Muñecas Arias han rescatado del extranjero su producción, y Miniland sigue la senda, según esta asociación.

Injusa es uno de los mayores fabricantes jugueteros de capital netamente español y está especializado en grandes juguetes de ruedas y de jardín. La empresa familiar volvió a producir en España en 2011. “Al hacerlo perdí el 25% del margen, pero gané al mejorar el control de calidad, y en responder a los pedidos en pocos días”, asegura Luis Berbegal, consejero delegado y representante de la tercera generación de la familia. “Realizo el 54% de las ventas en la campaña navideña, y ahora puedo reponer los productos de mayor éxito, aunque sean un par de unidades”.

Injusa acompañó este proceso con inversión en innovación. “Quise aportar valor y crear moda para diferenciarnos de la fabricación china, la competitividad ya no puede estar en producir a bajo precio en Asia”, aclara Berbegal que, con una plantilla de 120 personas, tiene un centro de I+D con siete empleados que participa en proyectos nacionales de innovación. Con ello ha conseguido exportar el 80% de sus juguetes a 35 países, y ha crecido a tasas de dos cifras anuales hasta lograr unas ventas de 21 millones de euros.

La compañía de Berbegal también ha conseguido ser la primera juguetera en conseguir el sello OEC (Origen Español Certificado). “Las tiendas que compraban mis productos valoraban más el que fabricara en España que un precio barato. En América, sobre todo, los productos realizados en España y en Europa son muy estimados”, explica. “Además, vi un aumento de juguetes hechos en Asia que llevaban bandera española solo por haberse diseñado o embalado en España, y busqué un sello independiente que certificara mi diferenciación, como es OEC”.

En China se fabrican casi el 90% de los juguetes de todo el mundo, y “muchas firmas de otros países se limitan a ensamblar [en sus territorios] piezas de juguetes o a empaquetar los producidos en Asia”, cuenta Javier García-Inés, director ejecutivo de OEC, que ha certificado más de 15.000 referencias de productos realizados por 34 empresas. “Eso sucede en todos los sectores, no hay información clara sobre el origen de la fabricación, y quisimos arrojar luz a esta situación. Nuestro sello sigue la normativa europea de fabricación, que es de las más exigentes del mundo, y muy valorada por los compradores”. Los auditores de OEC visitan las fábricas para valorar todo el proceso productivo, así como la I+D, el diseño, el origen de la materia prima. Puntúan cada variable en función de la importancia para su sector.

Muñecas Arias, que tiene una lista de espera de 45 días para los pedidos de bebés Reborn (que imitan a bebés reales), será la segunda juguetera en obtener este sello. “Somos una empresa familiar que ha trabajado de forma artesana. Sin embargo, de 2003 a 2005 fabricamos en China, y volvimos porque me enviaban productos de calidad inferior a lo acordado”, , explica Kiko Arias, segunda generación de Muñecas Arias. “He mantenido la línea de cochecitos de muñecas en ese país, pero hacemos las muñecas y sus trajes en casa. Las españolas son muy valoradas, hay muchas falsificaciones extranjeras y por eso quiero certificar la procedencia de las nuestras”.

Exportaciones

Muñecas Arias salvó la cara en la crisis gracias a la apertura de nuevos mercados en Europa y Latinomérica. Ahora el 65% de sus ingresos proceden de 25 países de América y Europa, y está a punto de entrar en Brasil, algo muy meritorio para una empresa que no llega a los seis millones de euros en ventas.

Educa Borrás es otro defensor de la fabricación española. Es la juguetera decana española (1894), factura 36 millones de euros, y exporta el 45% de la producción a 90 países. “Tenemos aquí dos factorías. Somos fervientes defensores de hacerlo así para responder con más rapidez al cliente”, cuenta David Olesti, director de marketing de Educa Borrás. “Ponemos el sello de made in Europe y Spain en nuestros juguetes porque la fabricación europea es muy valorada en América, da más seguridad que la realizada en China. No hemos pensado en certificarnos bajo el sello OEC, pero no lo descarto. Solo hacemos en China los juguetes electrónicos, que supone el 5% de nuestra producción, y nunca tuvimos problemas de calidad; subcontratamos el control a SGS”.

De Hong Kong al mundo

El negocio mundial de los juguetes se decide en Hong Kong. Igual que otros fabricantes, los comerciales de Injusa firman los contratos en la ciudad china “porque acoge la segunda mayor feria mundial de juguetes, la Hong Kong Toys Games, y es donde los jugueteros y los compradores tenemos oficina”, afirma Luis Berbegal.

Por la misma razón, la excolonia británica se ha convertido en el centro mundial del espionaje industrial. “En la feria solo hay puestos de firmas chinas. Los fabricantes extranjeros mostramos los juguetes en show rooms ubicados en hoteles cercanos a la feria, donde solo entran clientes con cita previa. Así tardan un año en copiar mis juguetes. Si pusiera un puesto en la feria me copiarían en un par de meses. He llegado a ver el expositor de un fabricante chino decorado con la foto de mi hija con un correpasillos con su marca sobreescrita”, añade.

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