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Alec Oxenford | Cofundador de OLX y Letgo

“Al establishment empresarial argentino le gusta cazar en el zoológico”

Cree que Argentina “debe tener una conversación de adultos” para entender que “no se pueden tener servicios públicos con el coste de Bangladesh y la calidad de Barcelona”

Alec Oxenford en la sede de OLX en Buenos Aires.
Alec Oxenford en la sede de OLX en Buenos Aires.Gustavo Bosco

El argentino Alec Oxenford (Buenos Aires, 1969) fundó hace 17 años su primera empresa tecnológica, Deremate.com y va ya por la cuarta, Letgo, con la que aspira a conquistar el mercado estadounidense gracias al móvil. Su anterior emprendimiento, OLX, nació en la India en 2006 y hoy es uno de los unicornios latinoamericanos, valorado en más de 1.000 millones de dólares, con 1.800 trabajadores y más de 100 millones de visitantes únicos por mes.

Pregunta. ¿Cómo se hace para ser líder de ventas en la India con una empresa desde Buenos Aires?

Respuesta. Llegamos a ser número 1 en la India sin empleados allá cuando empezamos. Ahora sí ya hay 250 personas. Buenos Aires ha sido durante muchos años un hub de Internet, comparable a muchas ciudades europeas y la más importante de América Latina sin duda.

"Un ingeniero gana el doble en San Francisco que en Buenos Aires, pero más que en Barcelona"

P. ¿Por qué?

R. Es una mezcla de varias cosas. Primero, el origen multicultural de la ciudad. En esta oficina tenemos gente de 22 países.

P. Es llamativo porque la imagen que hay de Argentina es de un país cerrado y proteccionista.

R. Eso a nivel gubernamental, de sistema. Y si no hubiéramos tenido esa situación tan subóptima y triste, probablemente tendríamos un sector mucho más desarrollado todavía. Si mirás América Latina, de las 10 compañías de mayor valuación, 6 nacieron en Buenos Aires. No existe ninguna de esta escala en Brasil y México que son países mucho más grandes. También es importante que en Buenos Aires hay una gran comunidad judía. Son muy buenos en matemáticas y muy emprendedores. Israel es el país que tiene más emprendedores per cápita del mundo. Y también creo que los ciclos de crisis recurrentes, cada 8-10 años, fuerzan a la población a adaptarse. Somos sobrevivientes.

P. ¿Argentina es competitiva?

R. Hay muy buenos recursos humanos. Un ingeniero hoy sigue ganando el doble en San Francisco. Eso sí, ya es más barato un ingeniero en Barcelona que en Buenos Aires.

P. ¿Y hay financiación?

"La sociedad no debería permitir los beneficios extraordinarios de un empresario si no corre riesgos también extraordinarios"

R. Casi toda es extranjera, no argentina. Pero los proyectos son cada vez son más baratos. En Deremate el código inicial nos costó un millón de dólares. En OLX fueron 50.000 dólares y para Letgo, 10.000, porque hay mucho código abierto. Yo conseguí mucho capital, todo fuera. Uno puede levantar capital para proyectos desde Argentina para un proyecto para la India con un inversor en Silicon Valley.

P. ¿Por qué la India?

R. Nos juntamos con Fabrice, mi socio original, en el hotel Los Notros en el glaciar Perito Moreno. Era carísimo. Él quería probar en Francia y yo en Argentina. Inventamos la mirada marciana. Si somos un marciano que hoy aterriza en el planeta Tierra, ¿dónde lanzaría? El ránking nos daba la India, China, Rusia y Brasil. Y empezamos en la India.

P. ¿Compran y venden lo mismo indios, brasileños y argentinos?

R. La gente es mucho más parecida de lo que pensamos. Los hábitos son un 95% idénticos, esa es la razón por la que las marcas son usadas en todo el mundo, por eso toda la gente usa Facebook, Whatsapp...

P. ¿Y por qué lanzar Letgo en EEUU, no es un mercado saturado?

R. Letgo (compra y venta de cosas usadas) es disruptivo en Estados Unidos, porque sí hay líderes web, pero no líderes mobile. Mi socio es Jordi Castelló, un catalán que vive en Singapur, yo un argentino desde Buenos Aires, los desarrolladores están en Barcelona y el mercado en Estados Unidos.

"El pueblo argentino ha sido engañado durante mucho tiempo sobre cómo funcionan las cosas"

P. ¿Cómo ve la Argentina actual? ¿Tiene arreglo?

R. Yo creo que sí, pero va a llevar más tiempo de lo que algunos piensan. Por el populismo de los últimos 80 años. La población es muy intolerante a reducir su capacidad de consumo pero no le importa que eso genere inflación y déficit.

P. ¿No hay un problema también con la clase empresarial argentina?

R. La clase empresarial es más parte del problema que la solución. Creo que hay una clase nueva, de industrias abiertas, que compiten en el mundo, como OLX, Globant, Mercado Libre, Despegar, Satellogic, pero al establishment empresarial típico argentino le encanta cazar en el zoológico: quiere protección total, comodidad, todo predecible, si es posible un subsidio. Para mí eso ni siquiera es ser empresario. La sociedad no debería permitir los beneficios extraordinarios que recibe un empresario si no corre riesgos también extraordinarios.

P. ¿Van a llegar inversiones a Argentina?

R. No va a ser un tsunami, pero van a llegar porque por primera vez, desde que tengo conciencia, hay un gobierno armando una infraestructura consistente para los próximos 20 años. Argentina viene de tan mala imagen y de haber hecho tantas cosas para espantar a los inversores en los últimos 20 años, que ahora necesitan un poco de seducción.

P. Está siempre ese sueño del pasado glorioso de Argentina.

R. La inmigración era en esta dirección, de Europa a Argentina. Por algo venían. Funcionaba mejor que el resto. Podemos discutir si fue Perón o si Perón y los militares, o lo que quieras, pero creo que algo se rompió y por primera vez puede empezar a arreglarse ahora. Yo veo que somos capaces de hacer esto, podemos competir con los mejores del mundo. Entonces, ¿cuál es la excusa?

P. ¿Cuál es?

R. La confusión. Que la población no sabe ver las causas y efectos. No se puede tener servicio público con el coste de Bangladesh y la calidad de Barcelona, pero la gente piensa que sí. Alguien se lo tiene que explicar. Nos podemos consumir todo y después vemos qué hacemos o podemos invertir en el futuro y en 20, 30 años vamos a tener infraestructura y vamos a poder consumir. Es esa conversación de adultos la que hace falta tener. El pueblo argentino ha sido engañado durante mucho tiempo sobre cómo funcionan las cosas, va a llevar un tiempo cambiarlo. Pero igual soy optimista. Además no hay muchas alternativas, porque ya se acabaron todas las cajas.

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