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La OCDE avala el plan de Trump de invertir más en infraestructuras

La institución augura un crecimiento del PIB mundial del 2,9% este año y del 3,3% en 2017

Trump en un acto electoral. En vídeo, el secretario general de la OCDE presenta su informe.Foto: reuters_live | Vídeo: E. VUCCI /AP) / REUTERS-QUALITY
Antonio Maqueda

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha avalado este lunes la política de inversiones y rebajas de impuestos del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. La OCDE pronostica que sus políticas de estímulo podrían elevar el crecimiento mundial hasta 0,1 puntos en 2017 y 0,3 puntos en 2018. Sin embargo, este informe, el primero de una institución internacional que analiza el impacto de las posibles políticas de Trump, también advierte de que todas esas ganancias se desvanecerían si se restringiese el comercio internacional. Incluso, alerta de la necesidad de un ajuste fiscal en EE UU más adelante.

Los inversores dieron la sorpresa al acoger la presidencia de Trump con alzas en los mercados. Y ahora la OCDE es la primera institución internacional que da el visto bueno a sus planes de rebajas de impuestos e inversión en infraestructuras: sostiene que estas políticas inflarán el crecimiento de EE UU en 0,4 puntos en 2017 y 0,8 en 2018. Según el organismo, el estímulo fiscal podría corregir la caída de la inversión, mejorar la recolocación de parados, atenuar la desigualdad, dedicarse al cuidado de niños o facilitar el paso a una economía sostenible medioambientalmente. Y añade que la reforma fiscal podría incluso reforzar la eficiencia bajando los tipos medios pero tapando agujeros por los que se escapa recaudación.

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Es más, la OCDE quiere que estos impulsos no solo se restrinjan a EE UU. También pide que se coordinen con China y Europa para que los países con margen fiscal como Alemania inviertan más, elevando el crecimiento de una economía global sumida en la atonía.

Sin embargo, el organismo también alerta de los “considerables” riesgos que acarrean las políticas anunciadas por Trump. Durante un tiempo no se sabrá qué medidas se pueden adoptar porque precisarán el respaldo del Congreso. Y el estímulo fiscal podría acabar siendo mayor o menor de lo previsto. En cualquier caso, a medio plazo “hará falta un ajuste fiscal de algún tipo para asegurar la sostenibilidad de las finanzas”, indica. Además, los salarios podrían dispararse elevando la inflación y, por tanto, provocando fuertes subidas de tipos, lo que a su vez podría ocasionar grandes turbulencias en los mercados, máxime cuando el resto de países mantiene políticas monetarias mucho más laxas.

Por el contrario, podría ocurrir que una demanda extranjera débil y un dólar fuerte lastrasen las exportaciones y deprimiesen la inflación, imponiendo una política monetaria más relajada. Por último, acecha el peligro de socavar muy seriamente el comercio internacional: “El proteccionismo y las consiguientes represalias neutralizarían buena parte de esos efectos fiscales sobre el crecimiento, elevaría los precios y dañaría los estándares de vida, dejando a los países en una posición fiscal peor”, ha destacado la economista jefe de la OCDE, Catherine Mann.

"Durante los últimos cinco años, la economía mundial ha estado sumida en una trampa de bajo crecimiento caracterizada por una evolución decepcionantemente baja estancada en torno al 3%", afirma el informe de la OCDE. Así que después de cinco años de austeridad, la institución presidida por Ángel Gurría ha dado un giro a sus recomendaciones y ha propuesto este lunes que países como Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica o Rusia inviertan más para elevar su capacidad de crecimiento. "La caída del crecimiento potencial podría hacer que en el futuro los gobiernos no sean capaces de cumplir con sus promesas de gasto", ha advertido Catharine Mann. De esta forma, la OCDE se apunta a las tesis del exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers, quien lleva tiempo animando a los gobiernos a aprovechar los bajos tipos para endeudarse e invertir.

La idea se resume en que el crecimiento está siendo muy bajo por la falta de inversión y la ausencia de formación entre los trabajadores parados. Pero con unos tipos muy bajos compensa endeudarse porque los retornos serían mayores y engordarían la capacidad de crecimiento. "La ventana de oportunidad de los tipos bajos no va a estar siempre ahí. Y esa política monetaria está brindando margen fiscal, acceso a los mercados y sostenibilidad de la deuda", ha argumentado Catherine Mann.

Por eso, la OCDE reclama a los gobiernos con margen que aprovechen los bajos tipos para incurrir en déficits e invertir más. Según sus cálculos, uno de cada tres países podría embarcarse en un estímulo fiscal del 0,5% del PIB durante 3 ó 4 años de media que aumentaría el crecimiento entre un 0,4% y un 0,6%.

De hacerse de forma efectiva, este impulso fiscal no tendría efecto en la sostenibilidad de la deuda. Pero permitiría sacar a muchos parados de larga duración del desempleo. Estos estímulos tendrían que combinarse con reformas regulatorias, fiscales, sanitarias y de prestaciones para aumentar todavía más el margen fiscal y el crecimiento. “Las reformas estructurales son incluso más importantes a medio y largo plazo. Hay que generar la confianza para que las empresas inviertan. Los Gobiernos no pueden tirar solos del crecimiento", ha insistido Mann.

Bajo estos supuestos, una vez contemplado el impacto de los nuevos planes de inversión en Estados Unidos, la economía mundial crecerá un 3,3% en 2017, una décima más de lo esperado en las anteriores previsiones y cuatro por encima del crecimiento vaticinado para este año. Y en 2018 el PIB global podría avanzar a tasas del entorno del 3,5%. "El efecto de la política fiscal de Estados Unidos empezará a tener impacto en la segunda parte de 2017", ha explicado Mann. Si China continúa respaldando la demanda como lo está haciendo, eso podría añadir 0,2 puntos al año entre 2017 y 2018, si bien esta economía tiene, según el organismo, menos margen. Donde sí que hay bastante capacidad de maniobra para hacer más es en Europa, subraya la OCDE. Los esfuerzos inversores de los europeos son "demasiado tímidos", ha declarado Ángel Gurría.

Las previsiones sobre España son más prudentes que las de Rajoy

La OCDE prevé que España acabará el año con un crecimiento del 3,2%. Sin embargo, el PIB sufrirá una ralentización hasta el 2,3% en 2017 y el 2,2% en 2018, conforme se diluyan factores que han impulsado la demanda como los precios del petróleo, los bajos tipos o las rebajas de impuestos. Esto supone unas perspectivas más prudentes que las dibujadas por el Gobierno el próximo año, pues el Ejecutivo de Rajoy espera que la actividad económica avance a una tasa del 2,5%.

A juicio de la institución con sede en París, España alcanzará el objetivo de déficit público este año, pero lo incumplirá en los dos años siguientes al registrar en 2017 unos números rojos del 3,6% del PIB frente a la meta del 3,1%, y en 2018 un 2,9% frente al objetivo oficial del 2,2%.

La OCDE advierte de que un Gobierno en minoría podría tener problemas para seguir adelante con las reformas. Precisamente España es uno de los países que en opinión del organismo que agrupa a las economías más desarrolladas del mundo no tiene margen para abordar estímulos fiscales.

Es más, con la deuda manteniéndose los próximos tres años ligeramente por encima del 100% del PIB, la economía española sería muy vulnerable a cualquier cambio de humor en los mercados. En opinión del organismo, España ha de mejorar la formación y las políticas activas de empleo para responder a un paro que continuará enquistado en tasas muy elevadas: el 19,6% en 2016; el 17,7% en 2017 y el 16,4% en 2018. "Para aumentar los estándares de vida, a medio plazo hay que invertir en innovación, reforzar las habilidades de los trabajadores y fomentar una competencia más intensa", se afirma en el apartado referido a la economía española, que también recomienda a las autoridades españolas combatir la desigualdad social, que ha crecido con la crisis.

Aunque el elevado déficit público no da margen, la OCDE estima importante que el gasto se reoriente hacia partidas que apuntalan el crecimiento como la educación o las políticas activas de empleo. Además, sostiene que la fiscalidad española recae demasiado sobre el trabajo y por tanto sobre el crecimiento. Por eso, recomienda que España mueva su fiscalidad hacia el consumo y los impuestos medioambientales.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, valoró ayer los pronósticos de la OCDE. "El cuarto trimestre creemos que va a ser bueno, vamos a entrar con una inercia positiva en 2017", indicó el titular de Economía, quien recordó que la media de crecimiento de los tres primeros trimestres es del 3,3%. Guindos explicó que el crecimiento de la economía mundial es mediocre por causas como la caída del comercio internacional, la escasa inversión y la baja productividad.

Por otra parte, respecto a Reino Unido, sorprende que la OCDE haya vuelto a elevar sus pronósticos tras el resultado del referéndum, y ahora espera un crecimiento del PIB del 2% este año, cuando en septiembre preveía un 1,8%. Para 2017 augura una expansión del 1,2% desde el 1% anterior y para 2018 el PIB crecerá un 1%.

La OCDE ha revisado al alza las previsiones de crecimiento de la zona euro, hasta el 1,7% este año desde el 1,5% estimado en septiembre. En 2017 avanzará un 1,6%, dos décimas más, y en 2018 alcanzará el 1,7%.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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