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Emprendedores

Soluciones para no volcar

Desarrollo Tecnológico Agroindustrial fabrica dispositivos para dar más seguridad a los vehículos agrícolas

Antonio J. Mora
Los hermanos Fernando (izquierda) y Mariano Chacón
Los hermanos Fernando (izquierda) y Mariano ChacónPACO PUENTES

Unos 75 agricultores mueren al año en España a causa del vuelco de sus tractores. Una cifra, desconocida para muchos, que no dejó indiferente a los hermanos Mariano y Fernando Chacón. “Un ingeniero agroindustrial nos lo comentó y nos animó a que investigáramos un sistema preventivo. Este tipo de accidentes o son mortales o causan heridos graves”, asegura el primero de ellos. Tras años de investigación y tras solventar diferentes problemas para conseguir financiación, la empresa cordobesa Desarrollo Tecnológico Agroindustrial lanzó al mercado a finales de 2012 un dispositivo que, a través de una señal acústica y sonora, alerta al conductor de que corre el riesgo de volcar. La compañía, que ha adaptado el aparato para vehículos militares y de extinción de incendios, facturó más de 133.000 euros el año pasado.

El uso del dispositivo Inclisafe es sencillo. “En el caso de los tractores, el aparato se coloca con un velcro o atornillado en la misma cabina, de manera horizontal, en el sentido de la marcha y se enchufa a la toma de corriente. Tras configurarlo con las dimensiones del vehículo y su apero, unos sensores van midiendo la inclinación del terreno, la velocidad… Cuando la estabilidad del tractor es del 30%, el aparato emite una señal acústica para avisar al trabajador. Si la inestabilidad va en aumento el ruido se hace más fuerte para que el conductor reaccione. Hay cuatro niveles”, explica Mariano Chacón, el director general.

El horizonte de los fitosanitarios

Las ventas de productos fitosanitarios alcanzarán los 1.074 millones de euros en 2016, 58 millones más que en el año anterior. Estas son las previsiones de la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla), que aglutina al 90% de estas compañías en España. “El principal reto es saber si Europa quiere ser un productor líder de alimentos, o si preferirá importarlos. Para el crecimiento de un sector altamente tecnológico como este es necesario un horizonte medianamente claro que anime a invertir”, explica el director general de Aepla, Carlos Palomar, quien señala que estas compañías destinan el 11% de su facturación a la investigación y el desarrollo. “Poner en el mercado un principio activo cuesta cerca de 250 millones de euros en un plazo aproximado de 10 años”, ejemplifica.

En los últimos cuatro años, el sector ha crecido un 35% y suma unos 1.500 empleados. “Ha sabido capear la crisis y salir reforzado gracias a las exportaciones de frutas y hortalizas”, señala Palomar, quien apunta que el 47% del sector está formado por multinacionales y un 20% por grandes empresas españolas. Como retos, el responsable resalta la necesidad de agilizar los trámites burocráticos y de fomentar un uso sostenible. “En España, se tardan hasta seis años en registrar un producto, cuando hay países europeos que lo hacen en doce meses”, señala el responsable, quien defiende la creación de una agencia de evaluación única. “Hace 20 años, nos preocupaba ser eficaces. Ahora, por garantizar la seguridad a quien lo aplica y quien lo consume así como por el impacto medioambiental. Tenemos que cambiar la percepción de la sociedad. El 35% de los ciudadanos cree que los productos fitosanitarios son malos”, explica Palomar.

Pese a que el dispositivo nació para velar por la seguridad en el mundo agrario, su desarrollo y expansión ha sido mayor en el sector militar y de extinción de incendios. “Cuesta mucho concienciar a un agricultor del riesgo que corre cada vez que se pone al volante de su tractor. La mayoría te dice que conoce muy bien su terreno, que eso les pasa a otros… no hay una concienciación”, reconoce Chacón, quien señala que la distracción es la principal causa del vuelco de estos vehículos. “Le siguen la velocidad y la inclinación del terreno”, añade.

La irrupción del dispositivo en el mercado militar se canalizó a través del Ministerio de Defensa, en concreto, del Ejército de Tierra. “Nos pidió que adaptáramos nuestro aparato a los vehículos blindados antiminas RG31”, apunta el director general. El encargo afectaba a 113 blindados. “Tuvimos que adaptar el aparato a un vehículo que era mucho más alto para evitar la onda expansiva de las bombas y que, por lo tanto, tenía un punto de gravedad más elevado y una mayor inestabilidad”, recuerda Chacón, quien apunta que en estos casos la colocación es más complicada, dado que hay que añadir una alerta visual. Tras el contrato con el ministerio, llegó el de los bomberos de Castilla-La Mancha, Madrid, León o A Coruña.

Con el respaldo de trabajar para Administraciones y empresas como Iveco Defense, Grupo Iturri o Grupo MPE, la compañía comenzó el año pasado su expansión internacional. “La previsión es empezar las ventas a finales de este ejercicio en el mercado alemán y en el primer semestre del 2017 en el chileno. Además, tenemos un acuerdo firmado con una empresa española para comercializar la versión militar de Inclisafe en 19 países de Centroamérica y Europa del este”, explica el empresario. Ultiman un acuerdo con el ejército francés y con una multinacional de vehículos pesados. La compañía prevé duplicar sus ventas en 2016 y llegar a los 250.000 euros de facturación.

La empresa también tiene previsto lanzar al mercado un dispositivo (Fitocheck) para hacer más sencilla la revisión de los aparatos de aplicación de productos fitosanitarios. “La idea surge tras el decreto del Ministerio de Agricultura en el que obligaba a hacer estas inspecciones. Hasta ahora, se vienen utilizando varios equipos y sistemas mucho menos precisos, que ralentizan la revisión y que obligan a disponer de un furgón. Nuestro dispositivo, compacto y fácil de transportar, hace todas las mediciones necesarias de presión y caudal, así como las comprobaciones visuales, de limpieza y aspectos de seguridad”, defiende.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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