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Vidrala busca minimizar el ‘Brexit’

El fabricante español de envases dibuja su futuro

María Fernández
Proceso de producción de botellas en Vidrala.
Proceso de producción de botellas en Vidrala.

"Olvídate de estar de luto y organízate”. El mensaje que muchos ciudadanos hicieron suyo tras la victoria de Donald Trump en EE UU también se lo aplicaron meses antes las empresas ante el Brexit. Vidrala fue una de ellas. La compañía alavesa, que produce 6.000 millones de botellas y tarros de vidrio al año, había comprado en enero de 2015, por 408,6 millones, Encirc Limited, fabricante de envases con dos factorías (y con la mayoría de su mercado) en Reino Unido. Mala suerte, podrían haber pensado. Pero los resultados presentados en septiembre por el grupo confirman que el temporal no ha sido tan fuerte, a pesar de que la moneda se ha depreciado un 13% frente al euro. Las ventas alcanzaron los 592 millones de euros, con una ligera caída del 1,8%, pero el Ebitda avanzó un 6,6% hasta los 129 millones. La empresa, además, redujo un 21% su deuda y aumentó un 16% el beneficio por acción.

Encirc no parecía una mala compra. Con dos fábricas en Irlanda del Norte e Inglaterra, ofrece una gama de servicios que incluyen, además de la producción de vidrio, procesos de envasado y servicios logísticos. Eso hace que buena parte de los 803 millones en ventas (2015) del grupo Vidrala se originen en libras esterlinas. “Todo tiene su vertiente positiva. Nos encontramos moderadamente satisfechos y en una situación de negocio que está bajo control a pesar del resultado del referéndum. El descenso de la libra nos afecta, aunque de una manera parcial, en la medida en que aproximadamente un 20% del Ebitda del grupo se obtiene originalmente en esta divisa. En todo caso, hemos decidido entrar en Reino Unido con una vocación industrial de largo plazo”, creen en Vidrala, presidida por Carlos Delclaux.

Los analistas no son tan optimistas. Norbolsa, aunque reconoce los esfuerzos de la compañía, expresaba en su último comentario sobre la firma su preocupación por “la desaceleración de los volúmenes y la incertidumbre” alrededor del Brexit. “Además, vemos que el mercado está reflejando una recuperación de precios más lenta de lo previsto”, señalaban. En efecto, los precios del vidrio, que generalmente se negocian a finales de año para el ejercicio posterior —y que tienen dos componentes esenciales, la inflación y el precio del crudo, por el intensivo consumo de energía de los hornos—, son la clave para entender lo que está pasando en ese sector en Europa. En los últimos tres años, las caídas de precios han sido superiores al 5%. Pese a todo, Reino Unido es el único mercado europeo que ha experimentado un crecimiento positivo en ventas de envases desde 2008. En parte porque cada vez importa más vino a granel desde Sudamérica, Sudáfrica y Australia para envasarlo en las islas Británicas. “En nuestra fábrica de Elton (Mánchester), la planta con mayor capacidad del sector en Europa, se incluyen instalaciones de llenado de producto. Ofrecemos la logística para el transporte del producto en granel, su preservación, la fabricación del envase, el llenado y el transporte final al cliente”, apunta la compañía.

Grupo estable

Vidrala, nacida en 1965, es una empresa con un accionariado estable, cuyo núcleo es la familia Delclaux junto a otros accionistas históricos, seguido por fondos de inversión del sector retail. En Bolsa tiene alrededor de un 50% del capital, la mayoría en manos de inversores institucionales y, en parte, extranjeros. Desde hace dos décadas está sumida en la carrera por la concentración que vive el sector, que no ha dejado de acelerarse en el último cuarto de siglo. En 1990, las cuatro primeras compañías europeas tenían el 41% del mercado (Vidrala arañaba solo el 1,8%) y ahora concentran el 82% (la española tiene el 11,5%, tras Verallia, OI y Ardagh Glass). El crecimiento a base de comprar otras empresas ha sido constante, tanto en el caso español como en los demás actores: en los últimos dos años, el 40% del mercado mundial ha cambiado de manos. Por otra parte, los clientes también están en esa carrera para concentrar su poder de compra. El caso más reciente es la fusión de Ab InBev y ­SabMiller, los gigantes cerveceros. El 37% de la producción de Vidrala son botellas para vino, y el 24%, para cerveza, con clientes como los antes mencionados, Diageo, Heineken, Carlsberg o Mahou. “Vemos esta concentración como una oportunidad, en la medida en que se consolidarán relaciones comerciales de gran volumen de venta sobre clientes que apuestan por el producto premium. Es cierto que clientes más grandes tendrán una mayor capacidad de consolidar relaciones comerciales competitivas de largo plazo, y eso es en parte lo que buscamos”.

En el lado de las amenazas está el auge de otro tipo de productos en plástico, cartón o metal. Esta misma semana, el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) señalaba que la producción de recipientes alimentarios en ese material ha aumentado un 30% en seis años. A favor del vidrio juega una variable: preserva los alimentos, es un material reciclable infinitas veces (en España se reutilizan el 60% de las botellas) y reduce las mermas. Además, no es fácil que surjan nuevos rivales porque necesitan de un largo periodo de maduración y la inversión inicial en hornos es alta (entre 15 y 30 millones, y tienen una vida de entre 10 y 12 años). Aunque el vidrio tiene inconvenientes: el alto consumo de energía y el peso de las botellas, que encarece el transporte.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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