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Empleados de ida y vuelta

La capacidad de repescar a un trabajador es una experiencia positiva para las empresas

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¿Qué tienen en común Steve Jobs, Fernando Torres o Carles Francino? Que todos ellos, tras un periplo de varios años por otras latitudes, retornaron a la empresa de la que un día salieron para reanudar en ella su carrera profesional. Una vuelta a los orígenes que permite a aquellas compañías que, como Apple, el Atlético de Madrid o la Cadena Ser, saben mantener las puertas abiertas a sus ex empleados beneficiarse del valor que aportan unos profesionales que, después de enriquecerse con otras experiencias, regresan “a casa” para compartirlas.

Es lo que le sucedió a la francesa Sandrine Giraud, jefa de marca de Mahou San Miguel. En 2008 dejó la compañía para irse a trabajar a París, junto a su marido. Cuando dos años después sus circunstancias personales propiciaron su retorno a España, contactó con el departamento de recursos humanos de la cervecera “para que me tuvieran presente si se liberaba un puesto que correspondiera a mi perfil”, relata. Dicho y hecho. Apenas unas semanas después de mudarse de vuelta a Barcelona la llamaron para cubrir una baja de maternidad, y, al terminar este periodo, le ofrecieron su actual posición. “Pasé de trabajar en marketing internacional a hacerlo para el mercado español, lo que me permitía explorar nuevas oportunidades” ¿Volver fue un paso atrás? Al contrario, “si te vuelven a contratar es que apuestan por ti, por tu talento y por tu desarrollo futuro”, asegura.

No obstante, reenganches como el de Sandrine son poco frecuentes. Un caso tipo es el del arrepentido, el profesional que deja la empresa por propia iniciativa y al cabo de un tiempo se da cuenta de que se ha equivocado. Eso sí, para que el regreso del hijo pródigo sea posible se tendrán que dar una serie de condiciones. Una imprescindible es que ese trabajador haya dejado un poso de buen desempeño tras de sí. Otra: que cuando se marchó no lo hiciera pegando un portazo. “Nunca hay que quemar todas las naves al salir de un sitio. Si se han dejado los puentes bien tendidos con la antigua empresa, con un poco de humildad, los lazos de confianza podrán restablecerse rápidamente y permitir un retorno cómodo”, comenta Andrés Fontenla, director general de Fontevalue Consulting.

Ideas para seguir en contacto

Hay compañías que se toman muy en serio lo de seguir en contacto con sus ex empleados. En 2008 Accenture puso en marcha su Programa Alumni de España, del que actualmente forman parte 4.200 antiguos profesionales de la firma de consultoría. Una iniciativa, al más puro estilo universitario, que “mantiene la esencia de Accenture una vez que la trayectoria profesional de la persona cambia de ruta”, exponen sus responsables.

Este servicio organiza encuentros anuales a los que acuden más de un millar de personas. Además, ofrece a sus miembros beneficios como información actualizada, ayuda profesional o hacer extensibles a ese colectivo algunas de las ventajas de las que disfrutan los actuales miembros de la planilla. Los alumni también tienen acceso, desde un apartado propio en la web, a las ofertas de empleo que surgen en la compañía.

Esta red de contactos de antiguos trabajadores es también un efectivo generador de negocio. “Fomentamos que los alumni puedan ayudarse y establecer relaciones con sus empresas. Además, un antiguo empleado puede convertirse en un futuro cliente, por lo que siempre es positivo contar con una red en la que estás en permanente contacto con ellos”, comentan desde la consultora.

Aunque, puntualiza Emilio Solís, director general de The Human Talent Factory, volver a la casilla de salida tras una experiencia fracasada y con sentimiento de frustración seguramente no es la mejor manera de hacerlo. “Repescar a un antiguo empleado al que consideramos valioso será positivo siempre y cuando esa persona haya crecido por el camino. Si se ha desarrollado, ha ganado experiencia y tiene nuevas habilidades y competencias que aportar al proyecto. Pero si sólo lo hace porque las cosas no le han ido bien en el otro sitio, no será una buena solución”.

Atención a las señales

¿Cómo se materializa ese reencuentro? Elena Terol, socia directora de ExcellentSearch, señala que normalmente es el profesional quien hace el primer movimiento. “Quedas con esa persona para tomar un café y le cuentas que no estás a gusto en tu nuevo puesto”. Eso sí, la comunicación debe ser sutil. “No se trata de pedir directamente que te readmitan, sino de transmitir el mensaje a tu antigua empresa de que estás abierto a un nuevo cambio”, aconseja esta experta. Ese mismo contacto le servirá al ‘ex’ para calibrar sus opciones reales de vuelta. Para sondear si ya se ha cubierto la posición que él dejó y, si es así, cómo es la persona que le ha sustituido y si en la empresa están satisfechas con su desempeño.

Aunque en determinados casos, las señales que emite la empresa pueden confundir al ex empleado. Rumores y comentarios de compañeros pueden alimentar esa espiral de falsas ilusiones. Como consecuencia, “esa persona tarda mucho más tiempo del deseable en encontrar un nuevo empleo. Es como quien sigue colgado de un antiguo amor”, explica Rodríguez. En caso de despido, esta experta recomienda mirar hacia delante. “Porque el pasado, por muy bonito que sea, no ayuda a desarrollar nuestra carrera profesional. Y, ni mucho menos, paga nuestras facturas”.

Pero si todos los astros se alinean para que esa rentrée se concrete, hay en ella muchas e interesantes ventajas para la empresa. La principal es lo que Jesús Domingo, director general de Personas y Organización de Mahou San Miguel, denomina “efecto bumerán”. “Son personas que ya conocen la organización y tienen interiorizados sus valores corporativos, por lo que los tiempos de adaptación se reducen. La empresa ya sabe cómo son y cómo trabajan estos profesionales, que además vuelven con una serie de conocimientos adquiridos que enriquecen los ya existentes en la compañía”, argumenta el ejecutivo.

Emilio Solis destaca que el mero hecho de que ese retorno se materialice demuestra una alta valoración mutua y que tanto empleado como empresa han superado conceptos trasnochados como la fidelidad en las relaciones laborales. “El empleado vuelve porque cree que esa organización, que ya conoce, aún le puede aportar cosas desde el punto de vista profesional. Por su parte, la empresa valora la iniciativa de un profesional que, en un momento dado, asumió el riesgo de irse a otra empresa y emprender otros retos”.

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