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La deuda global sigue escalando y equivale al 225% del PIB

El Fondo Monetario Internacional recomienda la adopción de programas públicos que ayuden a reestructurar la deuda privada

un hombre pasa ante la sede del FMI en Washington
un hombre pasa ante la sede del FMI en WashingtonZACH GIBSON (AFP)

Los altos niveles de deuda desembocan a menudo en recesiones financieras que son más profundas y prolongadas que en procesos anteriores. Lo demostró la Gran Depresión y ocho décadas después la Gran Recesión. El problema, advierte el Fondo Monetario Internacional, llega cuando se subestiman los riesgos asociados al endeudamiento excesivo. La deuda global está a niveles récord y se apila con rapidez, hasta el punto de equivaler un 225% del PIB global.

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Es la primera vez que el FMI pone cifras a la deuda global. "La imagen no es nada bonita", admite Vitor Gaspar, director del departamento de Asuntos Fiscales. Dos tercios, o unos 100 billones de dólares, corresponde al sector privado. El resto, unos 52 billones, es pública, equivalente al 85% del PIB. El incremento durante los últimos 15 años ha sido significativo y estos niveles suponen un lastre para la recuperación, porque lleva a los gobiernos a recortar el gasto, además de que representan un riesgo para la estabilidad financiera.

Es una espiral complicada, porque como advierte el informe de supervisión fiscal “está claro que las bajas tasas de crecimiento son el principal factor detrás del lento desapalancamiento en las economías avanzadas”. El FMI pone como ejemplo la diferencia que hay en este proceso entre Estados Unidos, con un crecimiento nominal más alto, y Europa, donde la debilidad económica explica la mitad del incremento de la deuda pública en los países de la zona euro.

El Fondo recomienda, ante esta situación, que se realicen intervenciones fiscales muy precisas para restaurar el crecimiento y la estabilidad financiera, con programas públicos que ayuden a reestructurar la deuda privada, para así reducir las pérdidas derivadas de los procesos de desapalancamiento. Para que funcionen bien, deben ser diseñados con cuidado y bajo principios muy sólidos.

Aunque la laxitud monetaria plantea un desafío enorme, el FMI cree que es el momento para que las empresas altamente endeudadas en los mercados emergentes aprovechen los bajos tipos de interés para reestructurar sus balances “sin ocasionar sobresaltos”. Si no reducen el apalancamiento, sus economías serán aún más vulnerables. “Un ajuste desordenado es una posibilidad si las primas de riesgo aumentan y caen los beneficios”, advierte.

Coste de la financiación

El FMI alerta en este sentido que los costes de financiación de la deuda están subiendo más rápido en las economías de América Latina donde los déficits públicos son más altos y existe una falta de confianza hacia los marcos fiscales. El equipo que dirige Gaspar atribuye esta situación al desplome del precio de las materias primas y a la caída de la inversión. El clima exterior, añade, es más desfavorable. El ajuste, advierte, será "inevitable" en algunos países para reforzar la credibilidad.

“El coste de la inacción puede ser muy costoso”, advierten los relatores del informe. El FMI reitera, además, que la política fiscal debe combinarse con la acción de los bancos centrales y con las reformas estructurales, “para crear sinergias”. “Es crucial adoptar medidas que prevengan un aumento excesivo de la deuda”, concluye, al tiempo que reclama políticas de supervisión que aseguren su sostenibilidad.

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