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Argentina y Brasil, los países con mayor carga fiscal sobre el trabajo de América Latina

La tasa media de impuestos y cotizaciones sobre los salarios en la región asciende al 21,7%, más baja que en la OCDE

Un trabajador supervisa la fabricación de acero en el centro de Altos Hornos de México.
Un trabajador supervisa la fabricación de acero en el centro de Altos Hornos de México.Bloomberg

Argentina y Brasil son los países con mayor carga fiscal sobre los salarios en América Latina, según un estudio publicado este lunes por la OCDE. El informe destaca la disparidad entre los países de la región, donde Argentina y Brasil tienen una presión fiscal sobre el trabajo de más del 30%, y Honduras, donde esta carga es del 10%. En promedio, el peso de los impuestos y las aportaciones a la seguridad social sobre los salarios es del 21,7% en Latinoamérica, un valor sensiblemente menor que la media de la OCDE, que es del 35,9%.

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Por cada 100 pesos que un empresario paga a un trabajador argentino, 34,6 son destinados a pagar impuestos y cuotas a la Seguridad Social. Brasil (32,2%), Uruguay (30,5%) y Colombia (30%) también tienen una carga fiscal que supera el 30%. Entre los países con menor presión fiscal sobre el salario están Honduras (10%), Trinidad y Tobago (11,1%) y Guatemala (13,2%).

La diferencia de 14 puntos porcentuales entre el coste laboral en América Latina y los miembros de la OCDE se explica, fundamentalmente, por los menores impuestos sobre la renta, la principal carga tributaria sobre el trabajo.

La carga fiscal sobre el salario en la región de América Latina está compuesta por un 0,3% de impuestos a la renta — resulta bajo porque en la mayoría de los países los trabajadores con sueldos bajos y medios están exentos del pago de este tributo —, un 7,7% por la cotización de los trabajadores y un 13,6% de aportaciones a la seguridad social de los empresarios. Para el promedio de los miembros de la OCDE, el perfil de recaudación es de 13,3% de impuesto a la renta, 8,8% contribuciones de los trabajadores y 14,6% de los empresarios.

El único país de la región donde el trabajador con ingresos medios paga impuestos a la renta es México. En el país azteca, por cada 100 pesos que paga un empleador a sus trabajadores, 26,9 pesos son destinados a tributos y cargas sociales: el 7% corresponde a impuestos a la renta, el 2% a las cotizaciones del trabajador y el 17,9% a la del empleador.

Fuente: OCDE

Los datos del informe divulgado este lunes por la OCDE corresponden a 2013. "No ha habido reformas profundas en ninguno de estos países, por lo que los resultados son representativos de la realidad actual", ha aclarado en una entrevista telefónica Ángel Melguizo Esteso, jefe de la Unidad de América Latina y el Caribe en el Centro de Desarrollo de la OCDE. El organismo que agrupa a las economías más desarrolladas del mundo destaca que se trata del primer estudio que permite comparar el coste laboral entre distintos países de Latinoamérica, con una metodología uniforme. La información sobre los salarios ha sido recabada de las encuestas sobre recaudación de cada país y solo considera a los trabajadores formales a tiempo completo, las presiones impositivas fueron calculadas a partir de la legislación vigente en ese año. Para el cálculo se tuvieron en cuenta los impuestos sobre la renta y las contribuciones obligatorias a la seguridad social y se restaron los beneficios a los trabajadores, en general ayudas fiscales para familias con hijos.

Un sistema poco progresivo

Los países latinoamericanos no ofrecen beneficios importantes a las familias con hijos. Para el promedio de la OCDE, la diferencia entre la carga fiscal laboral de un trabajador soltero y una hogares con dos hijos es del 9,5%, en la América Latina solo es del 0,3%. Los países que ofrecen transferencias fiscales por hijo son Colombia, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Los demás ofrecen distintos tipos de descuentos fiscales. Para el segmento con ingresos medios, la mayor diferencia entre el coste fiscal de los salarios de un empleado soltero y una familia con dos hijos se presenta en Colombia (3%), Argentina (1,6%), Costa Rica (0,8%) y Uruguay (0,6%). En Brasil y Chile las pensiones solo son recibidas por trabajadores que pertenecen a los segmentos de ingresos por debajo del promedio.

Tomado como un conjunto, el sistema impositivo de la región es ligeramente progresivo, pero menos que en la OCDE. "El 10% con mayores ingresos paga en impuestos a la renta solo el 6% de lo que cobra. En los países de Europa ese valor es entre cuatro y cinco veces superior", ha resaltado Melguizo. Para el ocho de cada diez trabajadores solteros, el sistema es proporcional. El 20% con mayores ingresos comienza a pagar impuestos a la renta, lo que otorga al esquema cierta progresividad. Para una familia, el sistema es más progresivo en los niveles salariales inferiores por las transferencias y descuentos por hijo, se vuelve más proporcional en la banda media y se equipara con el sistema para trabajadores solteros en el segmento de mayores ingresos.

Más de la mitad, trabajadores informales

El 55% de los empleados latinoamericanos trabaja en condiciones de informalidad, advierte el informe. “Existen evidencias de que las mayores tasas de informalidad están correlacionadas con los mayores costes de formalización, especialmente en el segmento bajo y medio bajo de la escala de ingresos”, señala y aclara que aunque la carga fiscal laboral no es la única razón por la que muchos trabajadores quedan al margen del sector formal, sí es una de las principales.

En México, los trabajadores que pertenecen al 10% que cobra los salarios más bajos ganan menos que el pago mínimo de seguridad social, subraya el informe. En Centroamérica y el Caribe se registran las mayores tasas de formalidad. En Honduras, Guatemala y Nicaragua menos del 20% de los trabajadores forman parte del sector formal. Prácticamente todos los trabajadores del segmento del 20% con menores ingresos de Guatemala y Honduras trabajan en negro; la tasa de informalidad cae al 60% entre la quinta parte con mejores salarios. El reverso de la moneda son Uruguay, Costa Rica y Chile, donde el nivel de informalidad es de menos del 30%.

“La región está atrapada en un círculo vicioso de elevada rotación de personal, baja productividad, elevados costes laborales y alta informalidad”, apunta el estudio. La OCDE admite que en la última década la región ha avanzado en la reducción del desempleo y la informalidad, a pesar de que sigue siendo elevada, pero alerta sobre el riesgo de que el contexto económico actual provoque la reversión de estos logros. “El superciclo de las materias primas que impulsó a la economía de los países de la región ha terminado”, recuerda y enfatiza que el empleo está cayendo, la calidad del mismo está disminuyendo y los salarios están estancados.

“En este contexto, el papel de los impuestos sobre los salarios y sus implicancias se están volviendo cada vez más relevantes”, apunta el texto y afirma que es necesario impulsar nuevas políticas impositivas, laborales y de seguridad social. Melguizo ha precisado que subir el impuesto a las rentas más altas y subsidiar los aportes sociales para trabajadores de menores ingresos permitiría reducir la desigualdad en los ingresos y bajar los incentivos de permanecer en la informalidad. “Asegurar las condiciones para la creación de empleo de calidad en el sector formal debería ser el centro de la agenda para un crecimiento inclusivo”, concluye el estudio.

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