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Innovar a pesar de la escasez

La creatividad es el gran valor de América Latina en el mundo móvil

Jaime Aparicio, en el centro, durante su intervención.
Jaime Aparicio, en el centro, durante su intervención.

Google, Facebook y Twitter empezaron sin apenas recursos y como la idea de dos o tres amigos. Ese romanticismo inicial, esas ganas de crear algo que no existe, de conquistar a cientos de millones de usuarios, son algunos de los rasgos distintivos de las startups. El fenómeno propio de Silicon Valley se está exportando al resto del mundo. América Latina no vive al margen de esta fiebre, pero sí lo hace de una manera más discreta. En GSMA Latam se debatió sobre la necesidad de impulsar estas empresas de reciente creación y escasa estructura para generar crecimiento económico.

Ana Segurado, al frente de Telefónica Open Future, desveló las cifras de su programa de innovación, que ya ha invertido en 700 compañías en todo el mundo. Tienen presencia en 10 países y ha puesto en marcha 14 centros de innovación. “En Telefónica tenemos la convicción de que apoyar la innovación. Wayra, su incubadora, ha sido clave como dinamizadora de los ecosistemas de emprendedores. Open Future busca colaboraciones eficaces con startups. Queremos llevar lo mejor del mundo digital a nuestros clientes”, expuso. La incubadora es la joya de la corona: “Cuando Wayra se lanzó en 2012 no había apenas apoyo al emprendedor. La situación es mejor, pero todavía faltan facilidades y apoyo como sucede en Estados Unidos o Israel”. Segurado concluyó con un consejo: “No dispersarse. Mantener el foco. Recomiendo que busquen apoyos, que los hay”.

El caso de Microsoft está en esa misma línea. Gustavo Mansur, responsable de la zona, relató que el apoyo a startups de su empresa va desde acceso gratis a aplicaciones en la nube a 120.000 dólares en inversión. El directivo alabó la aventura de los emprendedores de América Latina: “Aquí es mucho más complicado que en Estados Unidos. Puedes estar todo un año y no conseguir apenas avances”.

La tecnología no solo sirve para amasar millones. Al menos esa es la visión de Unicef. Stefan Stefansson, su delegado en la región, insistió en la necesidad de generar un impacto social. En México tienen un programa para dar apoyo a través del móvil a mujeres embarazadas. “Encontrar nuevas formas de trabajar es muy importante para nosotros. Muchas veces encontramos soluciones para nuestros programas a partir de ejemplos de startups”, sostuvo. A pesar del optimismo de su discurso, sabe que no lo tiene fácil: “Pensar en el mundo de una manera más social, queda mucho por hacer”.

Jaime Aparicio es un mexicano que comenzó en Argentina. Un itinerario inusual que le ha brindado un gran aprendizaje. Comenzó con EasyTaxi cuando apenas había aplicaciones de servicios bajo demanda. Hace cuatro años ya trabajaba en algo que hoy es de lo más normal, conseguir un taxi desde la pantalla del ordenador. De ahí se fue a Perú, Chile, Venezuela y México. Durante su intervención se centró en cómo organizarse: “Hace falta un uso adecuado de los recursos, también los humanos, entender las peculiaridades locales, y ser eficientes siempre. Esto se puede aplicar a múltiples negocios”. En tono de broma, jugó a provocar a una audiencia acostumbrada al estrato más alto de la sociedad: “A todos nos gusta tener la oficina con las vistas más lindas de la ciudad, pero hay que saber usar los recursos”.

Aparicio apuesta por la innovación como sinónimo de sencillez, algo que aplica a todo tipo de procesos: “En Easy nos gusta hacer las cosas estúpidamente simples, para después hacerlas escalables”, insistió. Quitó importancia a la gran nube negra de los emprendedor, la necesidad del dinero: “Entiendo que es necesario fondearse, pero no es la prioridad”.

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