Brasil, hora de centrarse en la economía
Hace pocos días el Senado brasileño aprobó el cese definitivo de Dilma Rousseff. Así, el Gobierno del país estará oficialmente en manos del exvicepresidente Michel Temer, que venía ejerciendo esa función interinamente desde que la Cámara de los Diputados decidió instaurar el proceso de destitución de Dilma Rousseff en abril.
A pesar de que el entorno político deberá seguir turbulento, la menor incertidumbre sobre quien estará al frente del país, y por lo tanto sobre las políticas que serán adoptadas, afianzará el que se retome el crecimiento económico tras una larga recesión.
Si bien la menor incertidumbre política beneficiará a la economía, que posiblemente se estabilizará en la segunda mitad del año y volverá a crecer a tasas positivas en 2017, se requieren una mejor gestión de la política económica y reformas para que Brasil pueda volver a crecer de forma sostenida por encima del 2%.
Las acciones del Gobierno interino de Michel Temer muestran un viraje de la política económica hacia la ortodoxia, algo que debe continuar hacia delante. La nueva administración del Banco Central, por ejemplo, ha mostrado que va a ser menos tolerante con respecto a la inflación, en un intento de aumentar la credibilidad de la política monetaria, a pesar del impacto negativo que dicha postura pueda tener sobre la ya débil actividad económica. La esperada reducción de los tipos de interés tan sólo debe ocurrir cuando las expectativas de inflación estén ancladas alrededor del objetivo del 4,5%, posiblemente en el cierre de este año o inicio del próximo.
Con respecto a la política fiscal, así como en los últimos meses del Gobierno de Dilma Rousseff, el discurso oficial reconoce la necesidad de un ajuste que frene el preocupante aumento de la deuda pública, pero en la práctica todavía escasean medidas concretas. En este sentido, el gobierno de Michel Temer ha presentado al Congreso un proyecto para congelar los gastos fiscales en términos reales en los próximos veinte años. Es una medida que ayudaría a revertir la tendencia alcista del gasto público observada en las últimas décadas, pero que conlleva el riesgo de reducción de los gastos en educación y sanidad, por ejemplo.
El nuevo Gobierno también ha empezado a discutir reformas de la seguridad social y del mercado laboral y es posible que presente sendos proyectos al Congreso en lo que queda de año. La primera reforma es fundamental para garantir la sostenibilidad del sistema previsional, tomando en cuenta el proceso de envejecimiento de la población y la relativa generosidad del sistema actual. Además, la reforma de la seguridad social es esencial para que efectivamente se puedan congelar los gastos públicos sin que esto implique recortes en los servicios públicos más fundamentales, como quiere el actual Gobierno. Con respecto a la reforma laboral, la intención de la actual administración federal es flexibilizar y dinamizar el mercado de trabajo.
Es positivo que la economía y las reformas vuelvan a centrar la atención, tras un largo período de sobredosis política. Asimismo, no está claro que el Gobierno de Michel Temer consiga avanzar en la adopción de medidas para afrontar los obstáculos que frenan el crecimiento económico. En todo caso, el país no se puede permitir el lujo de perder dos años más, hasta las elecciones presidenciales en octubre de 2018, para empezar a crear las condiciones para que la economía vuelva a crecer significativamente.
Enestor dos Santos es Economista Principal para América Latina de BBVA Research.
