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Los lugares que diseñan el futuro

Silicon Valley, Boston, Londres o Estocolmo se han convertido en las capitales mundiales de la innovación

David Fernández
Un evento para 'startups' celebrado en Londres en 2014
Un evento para 'startups' celebrado en Londres en 2014JASON ALDEN (BLOOMBERG)

Un puñado de ciudades o regiones se han colocado a la cabeza entre las capitales mundiales de la innovación. Como ocurrió en la Edad Media con los gremios, las empresas más punteras de cada sector tienden a concentrarse en estos puertos tecnológicos desde donde zarpan las tecnologías más disruptivas. El caso más paradigmático es Silicon Valley: hogar de la industria de los semiconductores y del software, esta zona próxima a San Francisco se ha convertido en el área más innovadora del plantea con el 52% de las patentes registradas en toda California durante 2013, un imán para atraer a los mejores profesionales —el 47% de sus habitantes tienen un título universitario, frente al 29% en todo EE UU— y un motor económico de primara magnitud con la creación de 57.000 nuevos puestos de trabajo entre 2013 y 2014.

Cada ciudad ha optado por especializarse en un sector concreto

Silicon Valley, sin embargo, no es el único caso de área disruptiva. El corredor que transcurre paralelo a la autovía 128 en Boston, por ejemplo, es otro centro pionero en la investigación y reúne a casi 30.000 científicos involucrados directamente en áreas como la biotecnología, la farmacia y la investigación clínica. En el caso de Londres, la sombra de la City ha dado cobijo a una pujante corriente emprendedora especializada en aplicaciones digitales para la industria financiera (fintech), con un mercado valorado en 6.600 millones de dólares y una fuerza laboral que supera los 60.000 empleos directos. Otros centros disruptivos son Estocolmo, especializado en tecnologías de la información y comunicación, o el área Raleigh-Durham (Carolina del Norte), en ciencias de la vida.

¿Por qué hay ciudades que se convierten en el mascarón de proa de la innovación y el desarrollo de nuevas empresas y otras no? Citi ha publicado recientemente un informe sobre tecnología y disrupción en el que establece una serie de requisitos que debe reunir un región para estar en la vanguardia. “Hemos detectado que el éxito de estas ciudades depende de un número de factores como la disponibilidad de profesionales formados o una políticas públicas que fijen unos objetivos claros a largo plazo y que incluyan una visión abierta de la inmigración para atraer el mejor talento”, señala Elizabeth Curmi, analista del banco estadounidense. “También es importante ofrecer estructuras de bajo coste para aquellas empresas en sus fases más iniciales como precios asequibles en el alquiler de oficinas. Otro factor clave es el acceso a fuentes financiación, ya sea éstas públicas o privadas, así como disponer de buenas infraestructuras y ofrecer una buena calidad de vida”, añade Curmi.

Es clave tener una política migratoria abierta para atraer el mejor talento

Los fondos aportados por el capital riesgo a la financiación de nuevos proyectos y el número de patentes registradas son dos termómetros fiables a la hora de detectar dónde están las áreas más innovadoras del mundo. La bahía de San Francisco atrajo el mayor volumen de inversión del venture capital en 2014, últimos datos disponibles, con 24.800 millones de dólares, 10.000 millones más que un año antes. Le siguen Pekín (7.700 millones) y el área metropolitana de Nueva York (5.300 millones). El capítulo de patentes está liderado por Tokio, Shenzhen y San Francisco. Ni rastro de España en ninguna de estas clasificaciones. “En algunas tecnologías tenemos empresas punteras en todo el mundo, pero no todo llega siempre al consumidor como sería deseable. Hay espacio para hacer grandes cosas y grandes desarrolladores, pero falta apoyo público a la investigación”, denuncia Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University (Reino Unido).

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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