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Columna
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Una Bankia a la italiana

La banca italiana se enfrenta una situación preocupante como en el caso de España en 2012

La banca italiana se enfrenta una situación preocupante. Como en el caso de España en 2012, la prensa británica denuncia la situación catastrófica de un sector atomizado de 600 bancos, con morosidad del 18% y préstamos dañados por 360.000 millones. Italia, ha diferido la solución, logrando únicamente que la situación empeore y que la regulación europea sobre ayudas de estado que Alemania, Reino Unido y Francia utilizaron, se haya endurecido.

Ahora, el denominado bail-out o ayuda de Estado, exige un bail-in previo, lo que significa que los preferentistas y bonistas subordinados pierden parcial o totalmente su inversión. En España afectó a 500.000 pequeños inversores y 9.000 millones de euros. Las autoridades italianas, se oponen a esta nueva normativa, porque sus bancos se financian con preferentes y deuda subordinada en mayor grado que la banca europea. (Recientemente, un bonista de la intervenida Banca Etruria, se ha suicidado, lo que ha conmocionado a la opinión pública italiana).

Italia ha adoptado una batería de medidas legales y financieras insuficientes ya que se necesitaría un banco malo dónde pasar todos los activos dañados, e inyectar capital a algunos bancos. Este es el dilema al que se enfrentan Italia y la Comisión Europea en un entorno económico complicado por el Brexit. Monte dei Paschi di Siena (MPS) y Bankia recibieron ayudas de Estado en 2011 y 2012 y posteriormente las autoridades autorizaron y promovieron su recurso al mercado (Bankia 2011, MPS 2014), que arruinaron a un sinfín de inversores minoristas. MPS, el banco más antiguo del mundo, se equivocó cuando compró el banco Antonveneta, por 9.000 millones, un año antes del comienzo de la crisis. Antonveneta lo había comprado Santander unos meses antes por 6.000 millones. Esta compra fue un auténtico fiasco para MPS, ya que perdió la casi totalidad de su inversión. Además, contrató operaciones de derivados, que buscaban evitar la contabilización de ciertas pérdidas en varios vehículos de inversión, que no se contabilizaron en su día, lo que falseó sus cuentas.

En 2013 MPS recibió del Estado italiano 4.000 millones por lo que la Comisión Europea (CE) debió aprobar, como en Bankia, un plan de viabilidad a cinco años, que incluía entre otras medidas una ampliación de capital de 5.000 millones. Posteriormente, en octubre 2014, MPS suspendió el stress test del BCE, descubriéndose que tenía una fuerte carencia de capital.

La Comisión se equivocó con la restructuración sorprendentemente light que le aplicó. (La reducción de personal en Bankia y MPS fue del 45% y del 18% respectivamente). En los dos últimos años, MPS ha vuelto a ampliar capital, y las autoridades han intentado que otro banco italiano o europeo, entre ellos Santander, lo comprara, pero sus resultados no mejoran de forma sustancial.

La justicia italiana tiene abiertos innumerables procedimientos civiles y penales en relación con MPS, incluida la muerte de su portavoz que cayó por un balcón de la sede central en Siena, pero se desconoce si existe un procedimiento de reclamación de los inversores que acudieron a la ampliación de 2014 por cuentas falseadas como en Bankia. Hoy parece que la única solución posible es una inyección de capital del Estado italiano que debe ser autorizada por Bruselas. Se está hablando de un importe de 3.000 millones ¿Será este importe suficiente o como en Bankia habrá que hacer una mayor inyección?

Carlos Gómez-Chaparro es ingeniero industrial, diplomado comercial del Estado y alto funcionario de Economía.

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