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Venezuela liquida sus reservas de oro para ajustar cuentas

El país latinoamericano vende un 36% de sus depósitos del metal precioso en lo que va de año

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. CARLOS GARCIA RAWLINS

Venezuela ha pasado en pocos meses de ser uno de los principales exportadores de petróleo en el mundo, a convertirse en el principal vendedor de oro del planeta. Con una economía prácticamente colapsada, el país latinoamericano ha decidido desprenderse en los últimos seis meses de un tercio de sus reservas áureas. De esta forma espera ajustar sus cuentas públicas y pagar parte de su ingente deuda exterior. En lo que va de año, el Gobierno de Nicolás Maduro ha vendido 131 toneladas de oro, el 36% de sus depósitos con respecto a diciembre (361 toneladas), según datos del World Gold Council. Se trata de la mayor venta de oro de un país en los últimos seis meses en todo el mundo.

Mientras el petróleo se hundía, el oro rebotaba hasta sellar dos trimestres al alza. En este periodo, la economía venezolana agudizó su fragilidad. La inflación se disparó un 450%, según dato del Fondo Monetario Internacional, y la falta de comida y medicamentos generó tensiones entre las autoridades y el pueblo venezolano. Para hacer frente a la falta de liquidez, el Gobierno de Maduro empezó a vender lingotes adquiridos durante los años de Chavez.

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El repunte del precio del oro asegura mayores ganancias con respecto a los meses anteriores, pero los observadores internacionales son escépticos sobre la funcionalidad de esta operación. El FMI cifra en un 8% la posible contracción de la economía de Venezuela este año. La agencia Moody's considera "muy poco probable" que Venezuela logre la liquidez suficiente para pagar su deuda exterior en los próximos meses. Moody's calcula el riesgo de un impago de Venezuela con un 60% de probabilidad, siempre y cuando el precio del petróleo se mantenga en los niveles actuales.

El oro negro constituye el 95% de las entradas de Venezuela, y la bajada de su valor fue el origen de los problemas macroeconómicos del país. "Venezuela tiene las cuentas públicas deterioradas tras la bajada del petróleo. Compró mucho oro cuando el crudo estaba más caro, pero ahora lo vende para ajustar cuentas. Hace, en definitiva, algo parecido a lo que hizo Solbes en España", considera el Javier Niederleytner, profesores del Instituto de Estudios Bursátiles.

También las consultoras que se dedican a estudiar el mercado de los metales preciosos empiezan a mirar con lupa la venta de oro de Venezuela. La británica Capital Economics elaboró a finales de junio un informe en el que destaca que solo una recuperación de los precios del petróleo, junto con una reestructuración de la deuda con China, podría "aliviar algo de presión sobre la economía de Venezuela".

Según cálculos de la Fundación Heritage, China ha prestado a Venezuela alrededor de 85.000 millones de dólares desde 2005 (casi 77.000 millones de euro al cambio actual). Un dinero que Venezuela intenta devolver, de momento a través de la venta de oro. "Ahora necesitan liquidez y vender reservas de oro es la manera más fácil para lograr que la economía sigue en pié", considera Simona Gambarini, analista de Capital Economics.

Preguntada por si es China la que está comprando el oro de Venezuela, Gambarini explica que la venta en el mercado del metal precioso es poco transparente, pero cree que la hipótesis es plausible, puesto que China, junto con Rusia, es uno de los pocos países que en estos años ha incrementado sus reservas.

Venezuela sigue siendo un país dependiente del petróleo. De la venta del crudo depende un 95% de sus exportaciones, y a menos que no se frene la producción mundial de barriles, por ejemplo tras un acuerdo de los productores árabes, la venta de oro de por sí no será suficiente para aliviar los problemas económicos del país. "El Gobierno venezolano se enfrenta a una elección dificil entre reducir ulteriormente las importaciones o ir hacia el impago de su deuda. Decantarse por la primera vía es lo que está llevando el país al borde del colapso", concluye la consultora británica.

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