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Entrevista | Jaime Malet

“La socialdemocracia europea culta está a favor del TTIP”

El presidente de la Cámara de Comercio España EE UU defiende el proceso por el que se elabora el tratado

Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio España - EE UU
Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio España - EE UUClaudio Álvarez
Thiago Ferrer Morini

La Cámara de Comercio España Estados Unidos cumple 100 años en 2017, el año en el que espera ver ratificado el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversiones (TTIP, en sus siglas en inglés), posiblemente el acuerdo más importante entre dos bloques comerciales que suman más de la mitad del consumo mundial. Jaime Malet (Barcelona, 1964) encabeza la asociación, cuyos 300 socios suman alrededor de 250.000 millones de euros en facturación en España.

Pregunta. La situación política, a ambos lados del Atlántico, ¿hace cuando menos improbable la ratificación del TTIP si se aprobase ahora mismo?

Respuesta. Quizás se ha agrandado el espectro político en contra del tratado, que son normalmente extremistas tanto de izquierda como de derecha y gente con miedo a la globalización. Pero son, quizás, un 25% del Congreso de EE UU. Otro tema son los líderes que se han declarado en contra. El aislacionismo es minoritario. Se está intentando demonizar al tratado en general sin centrarse en los puntos que finalmente se acuerdan. La reciente filtración de información ni siquiera tenía que ver con lo que finalmente se ha acordado. El TTIP pretende mejorar lo que es una realidad, el comercio entre Europa y Estados Unidos. Pensar que el comercio es malo es una idea de miedo. El comercio es lo que siempre ha sacado a la Humanidad de la pobreza.

P. ¿Están convencidos de que el tratado será ratificado en EE UU gane quien gane en noviembre?

R. Yo no tengo seguridad sobre nada, y menos sobre lo que hagan los políticos. Pero antes de la ratificación hay que cerrar la negociación. Acabamos de terminar la 13ª fase de la negociación y habrá una 14ª antes de verano. Espero que se llegue a un consenso antes de fin de año, y entonces ya veremos cual es el proceso de aprobación. Si se logra dentro de esta legislatura del Congreso de EE UU, magnífico; si no habrá que esperar un poco.

P. ¿A qué cree que se debe el auge de la retórica contra el tratado?

R. La crisis ha llevado a un crecimiento de la inseguridad en el futuro, y la entrada de China en la OMC ha provocado un traslado masivo de procesos industriales a subcontratas en Oriente. Y por todo eso en Occidente hay mucho miedo.

P. ¿Qué se hace para paliar esos miedos?

R. Pues acuerdos que den fortaleza a los valores de Europa y Estados Unidos que, no nos olvidemos, son muy similares. Una unidad entre dos bloques que suman el 45% del PIB mundial creará una unidad que influirá en otros países, especialmente los países asiáticos, que tienen unos estándares muchísimo más laxos.

P. ¿Cuál es la actitud que ven en los políticos españoles?

R. Hace un mes estuve en Alemania durante la visita del presidente Obama y tuve la oportunidad de conocer al vicecanciller [y ministro de Asuntos Económicos, el socialdemócrata Sigmar] Gabriel. Me pareció un furibundo defensor del tratado. La socialdemocracia europea culta e informada está a favor del TTIP, y creo que en España la posición del PSOE es exactamente esa. También le he preguntado a Albert Rivera y me consta que Ciudadanos está a favor, y el Gobierno de Mariano Rajoy ha hecho todos los esfuerzos para sacar el tratado adelante. Sé que Podemos y las Mareas están en contra, pero la gente que se opone lo hace desde unas posiciones muy poco estudiadas. Se está diciendo de forma constante que se está negociando de espaldas a la ciudadanía...

P. ¿Y no es así?

R. ¿Cuándo se ha visto un tratado internacional como este con tanta publicidad como este, que se publican los documentos de trabajo en la web de la Comisión y del Representante Comercial de EE UU? No se ha visto nunca en la historia. Si lo que quiere la gente es que a partir de ahora no haya más tratados, o que se hagan públicas todas las negociaciones de todo, no se va a avanzar porque sería imposible. Si yo estoy negociando con alguien quiero confidencialidad y secretismo. Y cuando lleguemos a un acuerdo ya lo presentaremos a los ciudadanos para que decidan. Pero los ciudadanos no van a estar en el proceso, porque para eso han elegido a sus líderes.

P. ¿Quizás esa desconfianza sea porque en la opinión pública hay una idea de que no están claras cuales son las posiciones de partida y las líneas rojas de cada uno?

R. Es que yo creo que las líneas rojas van cambiando. En mi experiencia he visto que se han ido buscando puntos de unión. Es de lo que trata una negociación.

P. ¿No es la falta de líneas rojas el problema? ¿Se podría haber hecho algo mejor para mejorar la comprensión?

R. Creo que ni la Unión Europea ni Estados Unidos se pensaban que habría tantísima demagogia alrededor de un tema tan complejo y tan técnico. Si el mismo nivel de demagogia hubiera existido alrededor del proceso de construcción europea y hubiera sido mayoritaria entre los ciudadanos hoy no tendríamos UE.

P. Se habla de que el sistema de arbitrajes vulnera la soberanía de los Estados.

R. Las inversiones canalizan ahorro de un sitio hacia otro. Detrás de una inversión hay una serie de familias que ponen sus ahorros. ¿Por qué, si se les ha pedido que inviertan basándose en un marco jurídico, no va a poder haber una defensa de sus intereses si cambian las condiciones? Es como si voy a un partido de fútbol y me dicen, de pronto, "ahora coge la pelota y ponte a encestar". Pues no. Pero hablamos de cosas que ya existen; lo que se trata de hacerlo universal y que tenga sentido.

P. ¿América Latina tiene motivos para sentirse amenazada por el TTIP?

R. No toda Latinoamérica. Los países con un acuerdo firmado con EE UU, como México, Chile o Perú, al igual que los países que han firmado un acuerdo con la UE, van a tener una plataforma desde la que mandar productos al otro lado del Atlántico. Podría ser una amenaza para países como Brasil, que no han firmado esta clase de acuerdos. Pero es que realmente creo que esto tiene que ser el principio para mejorar el comercio en todo el mundo. Recuerdo una reunión en Davos donde alguien mostró un saco, literalmente un saco, de todas las variedades de enchufe para el coche eléctrico. Y esto no puede ser.

P. Otro punto de contención es la seguridad alimentaria y las denominaciones de origen.

R. Primero, me gustaría saber cuantos productos de origen genéticamente modificado consumen los españoles hoy en día, y por qué nadie habla de ello. Qué pasaría si todo el mundo quisiera comer productos ecológicos, si daría para dar de comer a todo el mundo y a qué precio: lo que está claro es que no se puede tener todo en la vida. Luego, creo que las denominaciones de origen son una ventaja competitiva de la vieja Europa. Pero no tengo una visión clara de cuál es la posición correcta en este asunto.

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