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Portugal se niega a aplicar nuevos recortes como demanda Bruselas

Lisboa deberá rebajar este año su déficit público al 2,3% del PIB

Álvaro Sánchez
El primer ministro portugués, Antonio Costa, durante una charla sobre banca en Lisboa.
El primer ministro portugués, Antonio Costa, durante una charla sobre banca en Lisboa.RAFAEL MARCHANTE (REUTERS)

El primer ministro portugués, el socialista António Costa, ha rechazado la puesta en marcha de nuevas medidas de ajuste, tal y como le ha solicitado este miércoles Bruselas al Gobierno luso. Portugal debe situar el déficit en el 2,3% del PIB este año para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, pero Cósta cree que pueden lograr el objetivo sin necesidad de más recortes, dado que su Gobierno estima que el agujero este año será del 2,2%.

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Bruselas no opina igual y sus previsiones lo cifran en el 2,7%, una distancia de 750 millones de euros respecto a la meta de déficit. Cósta se niega a realizar ese ajuste y aguarda cambios en las predicciones de Bruselas, de las que desconfía basándose en los precedentes: se agarra a que las previsiones iniciales de la Comisión situaban el déficit para este año en el 3,4%, con lo que ya ha caído siete décimas en posteriores revisiones, y espera que lo siga haciendo hasta darle la razón sin necesidad de ajustes. "No vemos la necesidad de medidas adicionales para alcanzar el objetivo", ha zanjado el mandatario luso.

Portugal, el alumno que junto a España llegó a clase sin los deberes hechos, ha aplazado de momento su camino al pasillo. Bruselas ha determinado que la decisión sobre una posible sanción por incumplir los objetivos del Pacto de Estabilidad, que marcaban una meta de déficit del 3% el pasado año frente al 4,4% final —incluido el impacto del rescate de Banif—, deberá esperar hasta julio, cuando se tomará una decisión conjunta sobre ambos países. Lisboa, que cerró el pasado año con una deuda del 129% del PIB, la tercera más elevada de la UE tras Italia y Grecia, se enfrenta a una multa de alrededor de 360 millones de euros —dos décimas del PIB—.

El momento político español, con la repetición electoral en el horizonte, ha sido determinante para que la UE no se pronuncie aún sobre Portugal, que en caso de haber sido sancionada habría dejado al descubierto las intenciones comunitarias sobre España. "Proponemos que cada país disponga de un año suplementario. Un solo año suplementario", ha remarcado Pierre Moscovici refiriéndose al plazo para salir del procedimiento de déficit excesivo de España y Portugal. Ello supone que Lisboa no podrá sobrepasar este año el límite del 2,3% establecido por la Comisión.

Las cuentas públicas del tripartito de izquierdas que dirige el país preveían en febrero que este año terminara con un déficit del 2,2%, pero el examen de Bruselas al presupuesto del Gobierno socialista de António Costa dirimió hace solo unos días que el ajuste solo serviría para dejarlo en el 2,7%. Ese descuadre de cuatro décimas del PIB sobre el objetivo suponen casi 750 millones de euros de recortes que Bruselas puede solicitar a Portugal si no es capaz de garantizar que sus números son correctos.

Moscovici ha conjugado en su discurso el reconocimiento a los esfuerzos realizados por Portugal y el golpe que ha supuesto la crisis para el país —las previsiones del FMI indican que no recuperará los niveles de PIB previos a la crisis hasta 2020— con la garantía de que la Comisión Europea hará que se respeten las reglas, lo que puede implicar rascarse el bolsillo en caso de incumplimiento.

La alianza socialista con el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda, fuerzas contrarias a las políticas de austeridad exigidas por Bruselas, hacen de cada movimiento un complejo juego de equilibrios para mantener la estabilidad de la coalición, que ya se vio amenazada con la decisión de Costa de rescatar al banco Banif. El Ejecutivo portugués espera que la revitalización del consumo privado tire de la economía este año a un ritmo del 1,8%, tres décimas por encima de lo esperado por Bruselas.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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