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El Banco de España estrecha la vigilancia de las tarjetas de banqueros

El supervisor sigue de cerca los gastos de las fundaciones bancarias, las retribuciones en especie y sus imputaciones fiscales

Íñigo de Barrón
Reloj en la fachada de la sede del Banco de España.
Reloj en la fachada de la sede del Banco de España.EFE

El escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid y de Bankia encendió las alarmas del Banco de España ante el temor de que existieran otras en más entidades. Ante esta situación, pidió que toda la banca revisara los gastos entre 2011 y 2014. Una vez recibida esta información, en marzo pasado ha vuelto a remitir cartas a buena parte de los bancos para aclarar algunas cuestiones, sobre todo relativas a los gastos de las tarjetas corporativas de los banqueros. El supervisor sigue de cerca los gastos de las fundaciones bancarias así como las retribuciones en especie y sus imputaciones fiscales.

El Banco de España considera que el asunto de los gastos de los directivos es una cuestión que afecta a la reputación del sector y ha decidido poner la lupa sobre ellos. Después de reclamar todos los gastos de representación de cuatro ejercicios, de 2011 a 2014, y cuando el sector creía que esta cuestión estaba cerrada, el organismo que dirige Luis Linde ha decidido volver a la carta.

En el primer examen no se encontraron irregularidades al estilo de las black de Caja Madrid, aunque algunas fuentes señalan que también se buscaban gastos excesivos o poco justificables para unas tarjetas de empresa.

En marzo pasado, el supervisor envió cartas a buena parte de las entidades para que aclararan algunos aspectos o detalles de la información entregada y reclamar aclaraciones o puntualizaciones. La casuística de las peticiones era muy amplia. En algunos casos, las cuestiones son de carácter fiscal, como la forma en la que deben computar algunos gastos o si algunas de las cantidades cobradas por los directivos se pueden considerar pagos en especie.

A la espera del juicio

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha concluido la investigación sobre las tarjetas opacas de Caja Madrid y Bankia a las que 66 directivos y consejeros cargaron, entre 2003 a 2012, un total de 15,5 millones en gastos personales cuando estaban concebidas para gastos de representación. Ahora se está a la espera del auto de apertura de juicio oral, que abrirá uno de los capítulos más escandalosos de la crisis financiera.

El magistrado propone que se juzgue por administración desleal a los miembros del consejo de la caja que aprobaron las tarjetas y por apropiación indebida a los miembros de la comisión ejecutiva y de la comisión de control.

La Fiscalía, en su escrito, dejó claro que las tarjetas ‘black’ no eran un complemento salarial y que fueron utilizadas para uso personal.

Entre los 66 imputados se encuentran los expresidentes de Caja Madrid y Bankia Rodrigo Rato y Miguel Blesa, y directivos como Matías Amat, Ildefonso Sánchez Barcoj o Rafael Spottorno, que fue jefe de la Casa del Rey con Juan Carlos I.

Gastos de las fundaciones

Sin embargo, fuentes conocedoras de las misivas coinciden en afirmar que uno de los objetivos principales eran los gastos que rodean a las fundaciones de carácter especial que han asumido la obra social de las antiguas cajas de ahorros.

El supervisor quiere conocer si los bancos que compraron sus activos financieros siguen soportando gastos de aquellas fundaciones así como qué tipo de contabilidad interna están aplicando. El problema es que los bancos que se quedaron con las oficinas y negocios de las cajas “ya no tienen ningún control real sobre las fundaciones, que están bajo la supervisión del Ministerio de Economía, como cualquier otra fundación. Nuestra capacidad de vigilar su contabilidad es muy limitada o incluso nula. Si no quieren, no dan la información y ya está. No se les puede obligar a nada”, dicen fuentes del sector que piden el anonimato.

El problema de estas fundaciones es que se han quedado casi sin recursos económicos, por lo que algunas han podido pedir auxilio a los bancos que compraron sus negocios.

Algunas fuentes recuerdan que en 2011, y en algunos casos hasta 2012, las actuales fundaciones todavía pertenecían a los bancos ya que estaban en proceso de formación, cuando se crearon los Sistemas Institucionales de Protección (SIP), que aglutinaban a todas las cajas.

Entre los directivos ha extrañado esta última carta del Banco de España por dos motivos: por un lado el ejercicio 2015 no está examinado, por lo que no se puede descartar que exista alguna irregularidad. Por otro, al tomar la incitativa el supervisor en el control de gastos, “se está haciendo responsable de un asunto tan peliagudo como este si volviera a suceder algún escándalo”.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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