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El Gobierno achaca a la baja inflación el desvío del déficit

Calcula que la desviación presupuestaria hubiera sido de entre un 0,7% y 1% menor si los precios no hubieran estado tan bajos

Jesús Sérvulo González
Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaria y Cristóbal Montoro, el pasado viernes tras el consejo de ministros
Luis de Guindos, Soraya Sáenz de Santamaria y Cristóbal Montoro, el pasado viernes tras el consejo de ministrosZipi (EFE)

El Gobierno del PP en funciones se escuda en la baja inflación durante los últimos tres años para justificar la desviación sobre el objetivo del déficit del año pasado, según figura en el programa de estabilidad 2016-2019 cuyo texto íntegro se difundió ayer. El Ejecutivo estima que el déficit de las administraciones públicas habría sido de entre siete décimas y un punto de PIB inferior en 2015 si la inflación hubiera coincidido con las previsiones de la Comisión Europea. Precisamente este es el argumento que esgrime ante las autoridades comunitarias para lograr el visto bueno al año adicional que ha aprobado para reducir el déficit por debajo del umbral del 3%, por encima del cual Bruselas activa el protocolo de déficit excesivo.

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Las previsiones económicas del Gobierno para los próximos años están afectadas por el flagrante incumplimiento del objetivo de déficit de 2015. Entonces, el conjunto de las Administraciones Públicas registraron unos números rojos del 5% del PIB frente al límite acordado con Bruselas del 4,2%. La enorme desviación, de ocho décimas del PIB, provocó la reprimenda de Bruselas que ha exigido ajustes y amenaza con imponer una sanción a España por los incumplimientos reiterados de los objetivos presupuestarios.

El Gobierno apenas hace autocrítica. Obvia que sin la reforma fiscal que bajó los impuestos, la devolución de la paga extra a los funcionarios y otras medidas discrecionales, todo aprobado en año electoral, se hubiera aproximado al objetivo fijado por las autoridades comunitarias. Y se excusa en la atonía de los precios. “La inflación acumulada en el periodo 2013-2015”, argumenta en el programa de estabilidad, “ha sido sensiblemente inferior a lo proyectado por la Comisión” cuando estableció los objetivos en 2013.

Los vientos de cola sobre la economía aportan 1,6% al PIB

El programa de estabilidad incluye un análisis de riesgos sobre los supuestos sobre los que se construyen las proyecciones macroeconómicas. En función de esto se pueden estimar el impacto de los vientos de cola que están empujando a la economía española como son los bajos precios del petróleo y los reducidos tipos de interés y la fortaleza del euro.

En el caso de aumentar los tipos de interés en 100 puntos básicos, el PIB podría caer alrededor de un 0,9% al final del periodo de proyección en 2019. También estima el efecto si se produjera una importante ralentización de las economías de nuestros principales socios comerciales. En este caso, estima el Ejecutivo en el documento que enviará a Bruselas, el PIB caería un 0,4% al final de los próximos tres años.

Una subida del 10% del precio del petróleo sobre las actuales previsiones del Gobierno [35,8 euros el barrl 2016 y 40,8 euros entre 2017 y 2019] supondría un descenso del PIB de 0,3% al final del periodo de la proyección.

La inflación en España cerró 2013 en el 0,3%, al año siguiente los precios cayeron un 1% y el año pasado cerraron sin apenas variación. En el conjunto del periodo, el IPC armonizado ha caído un 0,2% anual. El documento plasma que la desviación de los precios respecto al pronóstico de la Comisión oscila entre 2,2 y 3,1 puntos porcentuales.

Impacto en la recaudación

“La magnitud de estos errores de previsión más que compensa las sorpresas positivas del PIB real, resultando un PIB nominal en 2015 un 1% inferior a los estimado por la Comisión”, sostiene el Gobierno culpando a las proyecciones de Bruselas como si no pudiera tomar medidas para corregir los desequilibrios.

El Gobierno explica los efectos perniciosos de la baja inflación. Perjudica la recaudación fiscal —los ingresos impositivos crecen con más vigor con el IPC más alto—, además una menor inflación no implica menor gasto nominal porque las principales capítulos del gasto no están indexadas a la inflación. “La baja inflación tiene un impacto alcista sobre la ratio gasto público/PIB por su efecto sobre el denominador”, justifica.

“Se estima que el déficit de las Administraciones públicas habría sido aproximadamente 0,7 puntos porcentuales edl PIB inferior en 2015 si la inflación observada hubiera coincidido con las previsiones trianuales de la Comisión Europea publicadas en 2013 (año en el que el Consejo de la UE fijó el objetivo del 4,2% del PIB para 2015). Este análisis se ha completado con un segundo escenario que supone que la inflación observada se sitúa en el 2% en la zona euro y en el 1,5% en España, en cuyo caso se estima que el déficit de habría sido aproximadamente un punto porcentual inferior al observado en 2015”, señala el texto enviado a Bruselas.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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