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Turismo para ver batallas

El negocio de las recreaciones históricas ha creado en España 400 empresas y factura cien millones

Recreación de la Batalla de Somosierra de 1808 durante la Guerra de Independencia.
Recreación de la Batalla de Somosierra de 1808 durante la Guerra de Independencia. Luis sevillano

Contemplar el paso de legionarios y gladiadores del Imperio Romano, asistir al desembarco de Normandía junto al comandante Eisenhower o revivir el trabajo del Cuerpo de Enfermeras del ejército estadounidense con sus míticas bocas pintadas de “rojo victoria” es lo último en turismo. Se llama reenactment y en su faceta más espectacular recupera vehículos y carros de combate restaurados y en pleno funcionamiento empleados en la II Guerra Mundial contra el asedio nazi, Corea o Vietnam.

Esta nueva industria de recreaciones históricas que llega del mundo anglosajón se ha convertido en España en un sector pujante en el que han surgido unas 400 empresas. El negocio mueve alrededor de 100 millones de euros al año entre los más de un centenar de eventos que se celebran en ciudades y pueblos españoles. “La pasión por la historia y el ansia por reconstruir, conocer, comprender y, lo más importante, aprender del pasado; es la base de esta afición que cuenta con miles de seguidores en toda Europa”, afirma Antonio Lalaguna, presidente de la asociación de recreaciones históricas Codex Bélix.

¿Cuál es su época?

Íberos. En Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), en Murcia y en otros lugares se celebran fiestas de los pueblos íberos.

Roma. Cartagena tiene una famosa fiesta de romanos que recrea el esplendor de Cartago y Roma.

Alta Edad Media. La representación abarca desde los visigodos a los Reinos de Taifas y el surgimiento de los reinos cristianos de Asturias, Castilla, León, Aragón o Navarra. Incluye fesejos sobre asentamientos vikingos en Galicia. Un ejemplo es la fiesta de Catoira (Pontevedra).

Baja Edad Media. Periodo muy recreado, sobre todo la Reconquista y el reinado de los Reyes Católicos.

Edad Moderna. Recuerda a los soldados de los Tercios Españoles en el siglo XVII y la Guerra de Sucesión.

Edad Contemporánea. Destacan la Guerra de la Independencia; la Guerra Civil; Segunda Guerra Mundial, la vida durante la Belle Époque, siglo XIX o primeros años del siglo XX.

La misma impresión la comparte el director general de Turismo de la Comunidad de Madrid, Carlos Chaguaceda: “Es un turismo cultural de enorme rigurosidad histórica que está doblando sus cifras de visitantes con una fórmula que dispara el turismo familiar y genera empleo directo. Contemplé, por ejemplo, una impresionante puesta en escena en Bélgica en la recreación de la batalla de Waterloo”. Y es que “las recreaciones históricas generan una enorme cantera laboral antes, durante y después de su celebración”, añade el presidente de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas, Antonio Madrid, “porque además implican laboralmente a todo el pueblo donde se celebran”, añade.

El turismo de recreaciones históricas se extiende a cada vez más épocas y situaciones. Se puede viajar comparte la experiencia junto al visitante de viajar por la antigua Grecia y el Imperio Romano, observar justas de caballeros medievales, combates de soldados de las órdenes militares del siglo XII o recrear las guerras napoleónicas y mundiales. “Del total de 68 millones de turistas que visitaron España en 2015, el 15% [más de 10 millones] se inclinó por lo que se denomina turismo de experiencias, es decir, que incluyen actividades donde el usuario participa y no se limita solo a observar. Para 2020, ese porcentaje llegará al 25%”, explica la profesora de marketing turístico de la Universidad de Alcalá, Blanca García Henche.

El coste de estos eventos, que se celebran ya en Castilla y León, Murcia, Andalucía, Galicia, Aragón, Cantabria y Navarra; puede oscilar entre 60.000 a 100.000 euros. En la financiación se implican ayuntamientos así como otros organismos oficiales, además de empresas. Una inversión que repercute directamente en la promoción de cada comunidad autónoma. “El impacto económico de las recreaciones para el pueblo, ciudad o capital donde se celebra es enorme, así como la visibilidad turística, la promoción y la identidad que se hace de ellas, ya que en esos días triplican población. En pueblos de 1.000 habitantes donde se hace una recreación se están contabilizando más de 45.000 asistentes”, apunta Antonio Madrid.

La afición a este tipo de turismo no solo beneficia a los hoteles, restaurantes, guías turísticos, transportes y otros servicios, sino también a los participantes de estas recreaciones, que acuden con sus familias a los eventos. Los ‘recreadores’ (abogados, economistas, médicos, ingenieros, funcionarios, actores, amas de casa, etcétera) han hecho de esta afición su segunda profesión. ”Para ser un recreador hay que apuntarse en una asociación de recreación histórica inscrita en el registro oficial de su comunidad autónoma, hacerse con un uniforme perfectamente documentado de la época a representar, no un disfraz, y finalmente pasar una entrevista personal que realiza la Organización”, aclara el presidente de Codex Belix. “Convertido ya en recreador, aconsejo interiorizar el papel del personaje escogido, conocer su época y su historia y familiarizarse con esta”, añade. Más de un millar de recreadores procedentes de Francia, Portugal, Italia, Estados Unidos, Bélgica, Inglaterra, Polonia o Alemania suelen recorrer Europa para participar en esta afición.

Uno de los mayores eventos en España de este negocio en auge es el Revive la historia…de cine, una recreación histórica multiépoca que se celebra en Murcia. Es también uno de los mayores de su tipo en Europa con más de 1000 participantes. Participan recreadores de 14 Comunidades Autónomas, miembros de las asociaciones de veteranos españoles y extranjeros y cuenta con más de 50.000 visitantes solo en el fin de semana. La cita supone unos ingresos para la ciudad de más de dos millones de euros.

Para la profesora Blanca García Henche, “el auge en los destinos de recreaciones se debe a la novedad pero también a una evolución del turismo cultural, ceñido al patrimonio histórico y donde el cliente da un paso más y busca participar de la experiencia e interactuar con el entorno. El público quiere ser parte del producto”. El presidente de Codex Bélix anade que “el turista ha multiplicado su asistencia a estas citas porque busca nuevas emociones en las que tener parte activa y aquí se mezcla con los personajes de la historia con los complementos que salen de los museos a la calle. Pueden ser o pasear con Marco Antonio, Churchill, o Rommel por un día”.

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