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China cambia su sistema impositivo para espolear la economía

La sustitución del impuesto sobre ventas por el IVA en sectores clave marca un hito en la compleja reforma tributaria del país

Un operario del puerto de la ciudad china de Qingdao cerca de un buque portacontenedores.
Un operario del puerto de la ciudad china de Qingdao cerca de un buque portacontenedores.AP

China avanza hacia un sistema fiscal más próximo a los estándares internacionales a medida que los servicios y el consumo ganan peso en su economía. Uno de los principales cambios es la sustitución de la tasa sobre ventas por el IVA en sectores clave, un impuesto más neutral para las empresas que debería mejorar la eficiencia del sistema. El cambio, sin embargo, tiene también un objetivo más inmediato: dar el enésimo empujón a una economía en constante desaceleración.

En su largo camino hacia una economía de mercado, China ha llevado a cabo en los últimos años una reforma de su complejo sistema impositivo. A partir del próximo 1 de mayo, el país extenderá el IVA a cuatro sectores vitales de su economía: la construcción, la inmobiliaria, los servicios de consumo y las finanzas, los últimos cuatro ámbitos en los que las empresas aún pagan un impuesto sobre su cifra de negocios.

Hasta ahora China ha operado con un sistema impositivo dual: mientras el IVA ya se aplica desde hace años en los bienes y en parte del sector servicios, estas cuatro áreas aún se regían por el modelo antiguo, considerado más ineficiente porque grava cada eslabón de la cadena de valor independientemente del valor añadido que aporta.

"Se trata de un sistema más racional y moderno. El anterior era injusto hacia el sector servicios y este lo beneficiará. Muchos observadores solamente se fijan en los nuevos tipos y aseguran que se trata de un aumento de impuestos, pero esto es engañoso porque, por una parte, la anterior tasa sobre ventas no contaba con deducciones y el IVA sí y, por otra, el nuevo impuesto solamente grava el valor añadido, lo que reducirá la doble imposición", asegura Niny Khor, economista para China del Banco Asiático de Desarrollo.

El cambio afecta a la construcción, la inmobiliaria, los servicios de consumo y las finanzas

Once millones de empresas

El IVA en el sector servicios se ha ido implementando progresivamente desde el año 2012, pero las autoridades han dejado los sectores más decisivos para el final del proceso. El cambio afectará ahora a 11 millones de empresas que aportan el 80% de los ingresos fiscales de la anterior tasa sobre las ventas. "La reforma ha entrado en una fase crucial y su implementación es más complicada. Son sectores que despiertan mayor preocupación en la sociedad: solamente la construcción emplea a 50 millones de personas", aseguró en rueda de prensa el viceministro de Finanzas chino, Shi Yaobin.

La reforma tributaria tiene también por objetivo reducir la presión fiscal en medio de la constante desaceleración de la economía china. Pekín calcula que solamente este año las empresas se ahorrarán alrededor de 500.000 millones de yuanes (unos 67.800 millones de euros), especialmente las pequeñas y medianas, lo que debería animar la actividad económica.

Pero la reforma esconde asimismo una importante modificación que afecta sustancialmente al recaudador. El tributo sobre ventas era una tasa que cobraban las administraciones locales, mientras que los ingresos procedentes del IVA se los embolsa un 75% el gobierno central y un 25% los entes locales. Si la proporción no cambia, esto supondrá una disminución significativa de los ingresos fiscales para estos últimos en un contexto en que muchas administraciones atraviesan por serias dificultades para cuadrar sus cuentas y pagar su deuda.

Con este giro, Pekín trata de mantener a raya la disciplina fiscal y a su vez ganar poder para decidir la política económica de las provincias, algunas más rebeldes que otras a la hora de cumplir las directrices que salen de la capital. Si sus ingresos dependen de ello, por ejemplo, los entes municipales podrían encarar con más celeridad el problema de exceso de capacidad existente en ciertas industrias.

Para Hu Xingdou, economista del Instituto de Tecnología de Pekín, este reparto de los ingresos fiscales "deberá reajustarse en el futuro para que a los gobiernos locales les corresponda la mitad o más, porque son los que incurren con más gastos y les falla su capacidad financiera". El periódico local China Economic Daily adelantó hace unos días que el Ministerio de Finanzas se está planteando modificar estas proporciones para aplacar las críticas de los gobiernos locales.

En los próximos años, según el nuevo plan quinquenal, el Gobierno chino planea —además del IVA— modificar el impuesto sobre la renta e introducir nuevos gravámenes sobre los recursos naturales, los bienes inmobiliarios o la protección del medio ambiente. "Queda mucho camino por recorrer para tener un sistema comparable al de un país moderno. Hay que seguir simplificando y reduciendo los impuestos para que la economía de mercado sea más activa", resume Hu.

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