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Los sastres de los autobuses

La empresa navarra Sunsundegui remonta la crisis con dinero público y con la implicación de la plantilla

Instalaciones de la empresa navarra Sunsundegui en la localidad de Alsasua.  
Instalaciones de la empresa navarra Sunsundegui en la localidad de Alsasua.  Marilén Echapare

A finales del año 2009, la empresa navarra Sunsundegui, dedicada a la producción de carrocerías para autobuses, pidió ayuda al Gobierno foral para salir de la crítica situación económica en la que se encontraba. Cuatro años después, y tras la inyección de 35,2 millones de euros por parte del Ejecutivo navarro, los trabajadores han logrado recuperar la empresa, que ahora les pertenece en propiedad. “Lo único que nos podía salvar entonces éramos nosotros mismos”, comenta el director general, José Ignacio Murillo. Y así fue. En 2015 Sunsundegui facturó más de 36 millones de euros y su producción superó las 270 carrocerías.

Murillo se puso al frente de la empresa en 2010: “Entonces vimos que era necesaria una reestructuración importante. Había unos modelos de negocios buenos, pero anticuados, y era necesario renovarlos”. Ese plan de reestructuración, diseñado en 2013 cuando la plantilla compró la empresa, funcionó y Sunsundegui crece desde entonces año tras año. “Lo peor ya ha pasado, ahora tenemos que empezar a consolidarnos”. Las ayudas navarras a la empresa no estuvieron exentas de polémica puesto que el Gobierno aún no recuperó nada de lo invertido, como reconoce el director de marketing de la firma, Miguel Sanz. La compañía tiene hoy más de 320 empleados, pero solo la mitad de ellos, los que estaban cuando se produjo la crisis, son accionistas.

A principios de marzo, el vicepresidente de Desarrollo Económico navarro, Manu Ayerdi, explicó que el Gobierno aún mantiene una “relación cercana” con la compañía y apuntó que el Ejecutivo prevé invertir más en la mejora de la planta de la compañía. Ayerdi compareció ante el Parlamento para explicar las ayudas dadas a la empresa. Aunque ningún grupo político las cuestionó, sí hubo voces que reconocieron la “excepcionalidad” de la medida y la necesidad de vigilar el destino de esos fondos públicos. La empresa quiere invertir cinco millones para que la factoría pueda producir 600 autobuses al año.

Una de las claves que les han ayudado a reconducir el camino de la empresa es la “apuesta por la innovación y la mejora de la calidad”. Según destaca su presidente, Sunsundegui se diferencia de sus competidores porque ofrecen a sus clientes soluciones “específicas”. Ese afán de ofrecer vehículos con los últimos avances tecnológicos al precio más competitivo les ha hecho ampliar la gama de autobuses con el diseño de las nuevas carrocerías SC5 (el autocar polivalente) y SB3 (autobús diseñado para servicios suburbanos e interurbanos). Siempre tomando como modelo el SC7, premiado con el galardón Autocar del Año 2013 en España.

Naves antiguas

Las naves de la empresa, localizadas en Alsasua, son antiguas, propias de una empresa que comenzó a fabricar carrocerías en 1987. Aunque originalmente Sunsundegui se fundó en Irún (Guipúzcoa) en el año 1944 y en ese momento se dedicaba a reformar vagones de madera. Casi igual que entonces, el proceso de producción de las carrocerías es muy artesanal. Prácticamente ningún paso está automatizado. Cada día fabrican y salen listos de sus instalaciones dos autobuses, aunque llegan a tener decenas en producción.

Otro punto importante del plan de viabilidad de la empresa diseñado para salir de la crisis en la que se encontraban era la implicación de los trabajadores. “Reconozco que cuando decidimos comprar la empresa hubo algunos que no creían en el proyecto, pero se sumaron. Todos. El 100% de los trabajadores compramos la empresa”, señala Murillo. Su eslogan es “Actitud Sunsundegui”, que hace referencia a la “pasión de todos y cada uno de los empleados” por aportar al cliente “soluciones individuales”.

A lo largo de los tres últimos años, la empresa ha conseguido ampliar su cuota de mercado a nivel internacional. En 2015 vendieron al extranjero un 60% de sus carrocerías. Israel es su principal destino, al que exportan casi un 49% del total. “En este país introducimos nuestras carrocerías a través de Mayer Cars and Trucks, el importador oficial de Volvo en Israel”, apunta Murillo.

Reino Unido, Portugal, Islandia, Italia y Dubái son algunos de los destinos de las carrocerías de la empresa navarra. “Abrir mercados en el extranjero fue una medida muy eficaz para lograr la expansión de la compañía. Ofrecer nuestros productos en una mayor dimensión respecto al mercado nacional hace que se eleven los requerimientos de calidad en cada uno de nuestros artículos”, apunta el director. Además, Murillo explica que la necesidad de adaptarse a las exigencias, homologaciones y normativas de cada mercado en los que se introducen lleva consigo una retroalimentación y una mejora continua en la organización y en sus productos. “La exportación nos permite ganar competitividad mediante la adquisición del know how de nuestros clientes”. En el mercado nacional, mantiene una estrecha colaboración con grandes operadores como ALSA, Grupo Interbus, Grupo Samar, Selecta Bus o Cevesa.

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