_
_
_
_
_

Hoteles aliados del ‘enemigo’

Tras Room Mate, varias cadenas entran en el negocio de alquiler de apartamentos turísticos

María Fernández
El alojamiento en casas particulares crece en ciudades como Barcelona.
El alojamiento en casas particulares crece en ciudades como Barcelona. JUAN BARBOSA

Un modelo de negocio tan seductor como el que ofrece la economía colaborativa —esa forma de compartir bienes ociosos entre particulares que se ha disparado con las aplicaciones móviles—, no podía escapar por mucho tiempo al alcance de las empresas de siempre. Con su innegable facilidad para generar dinero, sobrevolando a veces la legislación y eludiendo el pago de impuestos, el turismo ha sido uno de los primeros sectores en sentir su presencia. Plataformas como Airbnb, que utilizan eslóganes como “nuestra casa es tu casa” y ofrecen habitaciones de particulares por 35 euros en ciudades tan caras como Londres, han puesto contra las cuerdas el negocio de los hoteles, que pelean contra la competencia desleal. Antes furibundas enemigas de la economía colaborativa, algunas cadenas no han tenido más remedio que darse por vencidas y abrazar este tipo de negocios.

En España la primera empresa en dar el paso fue Room Mate. Además de sus hoteles en Estados Unidos, Holanda, Italia, Turquía o México, la firma presidida por Kike Sarasola comenzó a ofrecer hace dos años una plataforma que conecta a los dueños de apartamentos con sus clientes y añade los servicios de sus hoteles. En 2015 fue más allá con la compra de Alterkeys, lo que añadiría otros 9.000 apartamentos turísticos a su bolsa de habitaciones. “En su momento generó mucha controversia por parte de los hoteleros, que le llegaron a tachar hasta de traidor, pero al final ha demostrado ser una estrategia a seguir por sus buenos resultados”, analiza Vivi Hinojosa, de la publicación especializada Hosteltur. Sarasola corrobora ese rechazo. “Me han llamado de todo, pero la economía colaborativa (el nombre no me gusta, es un negocio puro y duro) está aquí para quedarse.Tenemos que acoplarnos a ella de forma inteligente y exigir las mismas reglas de juego. A nosotros nos está yendo bien y le pongo un ejemplo: durante el Mobile World Congress de Barcelona registramos un 100% ocupación de apartamentos y hoteles”.

Cadenas españolas como Sidorme e internacionales como Accor y Choice Hotels, siguen sus pasos este año. Los primeros están invirtiendo dos millones de euros en 40 apartamentos en el centro de Madrid: la mitad se comenzarán a comercializar esta primavera. La francesa Accor, con marcas como Sofitel o Ibis, compró el pasado febrero el 49% de Squarebreak, una plataforma de alquiler de viviendas vacacionales en destinos turísticos como Francia, España y Marruecos. Antes había adquirido el 30% de Oasis Collections, dedicada a alojamientos de alta gama.

Accor, Choice Hotels o la española Sidorme alquilarán apartamentos

No son las únicas cadenas que se pasan a un negocio criticado desde el sector. Hightech, propietaria de los Petit Palace, también estudia ofrecer pisos completos en una reorientación de negocio dirigida a nuevas generaciones de consumidores, los millenials, que buscan mejores precios, acceso a otros servicios (como cocina o wifi) y una experiencia distinta al alquiler convencional. La estadounidense Hyatt está en lo mismo, pero de un modo mucho más exclusivo. Ha creado Unbound Collection, hoteles-boutique que más que un buen viaje, intentan facilitar una auténtica experiencia a los usuarios en las mejores localizaciones del planeta.

La directora de la Federación de Viviendas y Apartamentos Turísticos, Patricia Valenzuela, aplaude la tendencia. “El sector hotelero demuestra que esta modalidad de alojamiento es muy valorada por los usuarios, y que tiene un público que no es incompatible con los hoteles. Los clientes valoran y visitan las localizaciones por comentarios de otros usuarios: no estamos en un régimen de estrellas, sino en el de opiniones, y con la competencia se va a dar más calidad”.

Sarasola: “No me gusta el nombre de economía colaborativa. Es un negocio puro y duro”

Joseba Cortázar, director de comunicación de la plataforma de alquileres HomeAway, explica que en su caso gestionan 80.000 viviendas en España, y el 30% está en manos de profesionales. “Determinados empresarios hoteleros se han sumado a este fenómeno, veo que han sabido detectar que existe un segmento en claro crecimiento, y eso supone una oportunidad. Y pese a las críticas, nadie ha podido demostrar una relación directa entre el alquiler vacacional y el incremento de precios en una zona”. Homeway, a diferencia de Airbnb, solo alquila viviendas completas, que suelen ser segundas residencias, y tiene un sistema de cobro mixto, de pago por suscripción del usuario o pago por reserva, donde se cobra una comisión al cliente. Es un negocio muy lucrativo gracias a sus 500 millones de usuarios, como lo demuestra el hecho de que a finales de 2015 la plataforma fuera adquirida por Expedia, la agencia de viajes online más grande del mundo (dueña de Trivago), por 3.900 millones de dólares. “Tenemos una ventaja: llevamos tiempo en el sector. En 2014 la facturación fue de 446 millones dólares, lo que supuso un 29% de incremento”, añade Cortázar.

Las cadenas que se han pasado a alquilar viviendas vacacionales quieren ser las primeras en este nicho. No quieren que les ocurra lo mismo que con las plataformas de reserva de habitaciones (como Booking), que se han quedado con un negocio que bien podrían haber capitaneado los propios hoteles. “¿Por qué vamos a decir que no y prohibir una cosa que a los hoteleros nos beneficia? tengo habitaciones dobles, suites y también apartamentos. Yo fui el primero, pero que empresas como Accord y Hyatt se sumen nos beneficia a todos”, concluye Sarasola.

Evasión de impuestos y ensaldada de normas

Con 82.283 habitaciones en 309 hoteles, Meliá es el líder español. “Somos hoteleros de corazón, el negocio del alquiler de apartamentos turísticos no es el nuestro”, reflexionaba Gabriel Escarrer, Vicepresidente y Consejero Delegado de la cadena mallorquina en una reciente entrevista a un medio alemán. “Sabemos quiénes son nuestros clientes y qué expectativas tienen, no sentimos que tenemos que competir en ese campo”. Sin embargo Meliá reconoce que es un fenómeno imparable que se ha extendido paralelamente a las redes sociales. “La cuestión más crítica está en la legalidad, desde el pago de impuestos al cumplimiento de las normas de salubridad y seguridad”. A nadie se le escapa que tras las plataformas de alquiler de viviendas se esconden propietarios que ocultan a Hacienda los golosos ingresos que consiguen con los alquileres. El problema es que la normativa que los regula es autonómica, y dispar. “Si se provee a estas casas de un marco legal la competencia será legal, pero no siempre es así”, iniste Escarrer. La presidenta de Fevitur pide un marco único. “Cataluña fue la primera comunidad en regular, pero hay muchas donde no se ha legislado y se regulan por la Ley de Arrendamientos Urbanos. Además están casos como el de Madrid, que prohibía alquiler durante menos de cinco noches [impugnado CNMC] o Canarias, que prohíbe alquileres en zonas turísticas”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_