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Europa ya no es de acero

Las empresas alertan del hundimiento de la industria por la competencia china

María Fernández
Miles de trabajadores de empresas de acero se manifiestaron el pasado lunes en Bruselas.  
Miles de trabajadores de empresas de acero se manifiestaron el pasado lunes en Bruselas.  STEPHANIE LECOCQ (EFE)

Europa, ese viejo continente forjado por el carbón y el acero, ha dejado de soñar con tiempos pasados. Las acerías europeas han perdido el 20% de sus trabajadores en los últimos ocho años: 85.000 personas, en datos de la patronal Eurofer. El frenazo chino ha precipitado la enésima crisis del sector, sumido en una fuerte guerra de precios por prácticas anticompetitivas y exceso de capacidad. El descenso del consumo global de este material (del 1,7% en 2015) unido a los altos costes de la electricidad en algunos países ha hecho el resto. Tan mala pinta tiene el futuro que esta semana 5.000 trabajadores convocados por la patronal europea del acero se manifestaron en Bruselas contra la posibilidad de que la UE reconozca a China como “economía de mercado”, un trámite requerido en su adhesión a la OMC en 2000 que podría cambiar la manera en que la vieja Europa se defiende ante los comportamientos anticompetitivos de los asiáticos, como vender por debajo del precio de coste (dumping).

Los resultados de las principales compañías se precipitan al vacío: Tata Steel, el gigante indio, acaba de anunciar una caída del negocio del acero de casi 4.000 millones de dólares (marzo-diciembre de 2015). Arcelor Mitall presentó unas pérdidas de 6.686 millones de euros, “por encima de las esperadas por el consenso de los analistas”, según un informe de Norbolsa. El grupo industrial alemán ThyssenKrupp perdió 23 millones de euros en el primer trimestre de su año fiscal, que comenzó en octubre, frente a un beneficio de 50 millones en el mismo periodo del año pasado. En España Acerinox, que no presentará el cierre del año hasta finales de este mes, obtuvo hasta septiembre un beneficio de 56 millones, un 58% menos que en 2014. Su resultado de explotación de 245 millones de euros, ha disminuido un 31%.

“Los resultados se han visto afectados por la caída de los precios en Europa, a consecuencia del descenso de la demanda en China, que se ha traducido en niveles récord de importaciones en la Unión Europea con precios basados en prácticas de competencia desleal”, asegura la empresa española.

En el acero, uno de los productos que mejor se reciclan del mundo, existen dos factores críticos: la calidad de las materias primas y la forma de producción. Sobre lo segundo, se está dando lo que el analista de Bloomberg, Peter Marcus describe como la “espiral de la muerte”: las empresas siguen teniendo fábricas con costes fijos muy elevados a pesar de que pierden cada vez más y más dinero. “La intervención de los Gobiernos suele hacer esta espiral más larga y más profunda”, añade. Según la Comisión Europea, el exceso de producción en el continente fue de 80 millones de toneladas métricas en 2014 frente a una demanda de 149 millones de toneladas. “La presión sobre los precios y la rentabilidad seguirá si la sobrecapacidad sigue”, cree Kenneth Hoffman, otro analista del sector.

Pero el problema para la industria europea se llama China. En los pasados 15 años la producción mundial de nuevo acero aumentó un 105%, y el país asiático es el la responsable de casi todo este crecimiento (ver gráfico). “En 2000 China era responsable del 3% de la producción mundial, ahora genera más de la mitad. Han barrido a todos los productores extranjeros del país y han invadido mercados, están empujando a todos los productores a salir a competir a un mundo globalizado”, reflexiona Bernardo Vázquez, consejero delegado de Acerinox. La industria siderúrgica de EE UU produce más del 60% de su acero en hornos de arco eléctrico, que pueden detenerse y volver a arrancar, pero tanto Europa como China trabajan en altos hornos, que hacen que la sobrecapacidad sea más difícil de cortar. El Gobierno de la provincia de Hebei, que representa un cuarto de la producción ordinaria de acero de China, ha asegurado que recortará 60 millones de toneladas métricas de capacidad hacia 2017 y que prohibirá cualquier proyecto nuevo, pero lo cierto es que el frenazo en la construcción de ese país está desviando los excedentes al resto del mundo a precios subsidiados por el Gobierno.

“Si la UE reconoce al país como una economía de mercado, el sistema de cálculo para imponer aranceles sería distinto, las medidas antidumping quedarían sin efecto”, analiza un portavoz de ArcelorMitall en España. El acero laminado en frío que China exporta es un 50% más barato que los precios de esa mercancía en Europa, y el arancel comunitario sólo es del 15%, según fuentes del sector. “Una bobina de acero laminada en caliente cuesta 340 euros por tonelada, y los chinos la colocan en el continente a 280 euros, por debajo de lo que a ellos les cuesta fabricarla”, asegura la misma fuente.

Las consecuencias son inmediatas. Tata Steel echó a la calle a 1.000 empleados en sus plantas británicas el mes pasado. En Sestao (Vizcaya), 335 trabajadores de la fábrica de Arcelor se han acogido al ERE temporal después de que la empresa anunciase a principios de este mes una “parada temporal indefinida” hasta que las cosas mejoren. “Ahora mismo no creemos que el mercado se vaya a recuperar”, analiza la empresa. Acerinox ha ido ajustando su plantilla sin recurrir a los despidos. “En 2014 sufrimos un exceso de optimismo, parecía que salíamos del bache de la crisis, se repusieron stocks. Pero el níquel [componente principal que determina el precio del acero] continúa bajando. Nadie da por terminado el proceso. Las materias primas no han encontrado su fondo”, cree el consejero delegado de Acerinox. En el plano político tampoco se ven avances: Europa ha interpuesto 35 medidas antidumping relacionadas con el acero, 15 de ellas directamente a China, pero las exportaciones siguen sin frenarse.

Ajustes de negocio

Las medidas de choque de la industria son inevitables. Arcelor ampliará capital en 3.000 millones y acaba de vender su 35% de la empresa española Gestamp por 1.000 millones de dólares, “lo que despeja ciertas dudas sobre la situación financiera y dota a la compañía de flexibilidad para poder hacer frente a sus vencimientos”, señalan los analistas de Norbolsa. Eso aseguraría sus 12 plantas españolas. Acerinox ha anunciado inversiones por 140 millones de euros. “Hemos completado el segundo mejor año de la historia en producción, hemos batido el récord histórico en laminación en frío y pensamos seguir creciendo en Asia a pesar de China. Apostamos por Europa y EE UU, y tenemos un buen mercado en Oriente Próximo. Confiamos en que la sobrecapacidad se vaya ajustando”, cree Vázquez.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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