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Dijsselbloem: “España deberá presentar más ajustes”

El jefe del Eurogrupo se muestra inflexible y pide más recortes del gasto público al próximo Gobierno español

Claudi Pérez
El ministro holandés de Finanzas y presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem
El ministro holandés de Finanzas y presidente del Eurogrupo Jeroen DijsselbloemPATRICK SEEGER (EFE )

“El presupuesto español incumple las reglas. La Comisión Europea fue clara al respecto. El nuevo Gobierno deberá presentar más ajustes”. El jefe del Eurogrupo, el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, encabeza el ala más dura en Europa, a favor de castigar a España por los incumplimientos en las metas fiscales. La Comisión, más indulgente, es proclive a cierto impulso fiscal en la eurozona. Pero los más ortodoxos tienen otros planes: “España aún debe hacer más reformas. Pero el desafío del próximo Gobierno es el déficit”, dice Dijsselbloem.

España crece al 3% y aun así incumplirá los objetivos de déficit, según los pronósticos de la Comisión, tanto en 2015 como en 2016, tal como ha venido haciendo durante toda la última legislatura. Eso obligará, en teoría, a hacer un recorte de casi 9.000 millones este año. Bruselas, en principio, es partidaria de no inmiscuirse hasta que se aclare la situación política y, una vez se forme el próximo Gobierno, apuesta por mostrar cierta flexibilidad después de años muy complicados, con otros frentes abiertos en la eurozona. Pero se avecina un debate político enconado: tanto en la Comisión como en el Eurogrupo hay voces más ortodoxas, que exigen cierta dureza a la vista de los continuos incumplimientos.

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Dijsselbloem es uno de los cabecillas de esa ala: “El nuevo Gobierno tendrá que presentar medidas para asegurarse de cumplir; el proyecto actual viola claramente las reglas fiscales”, dijo a un grupo de periodistas españoles en Ámsterdam durante la puesta de largo de la presidencia holandesa de la Unión. Tras ganarle la mano a Luis de Guindos en la carrera por el Eurogrupo, apunta que la economía española no lo tiene fácil para verse favorecida por los nuevos aires de tolerancia fiscal en Bruselas.

España ha paralizado su agenda reformista y está en el brazo correctivo del Pacto de Estabilidad (supera el listón del 3% del déficit): no puede obtener laxitud por la inversión pública. “Tampoco es el país en el que la crisis de refugiados ha tenido más impacto”, dice Dijsselbloem, “por lo que no puede obtener flexibilidad”.

Nuevo presupuesto

Ese debate va para largo. No se esperan decisiones hasta primavera. Quizá incluso más tarde: la formación de Gobierno puede demorarse especialmente si hay elecciones. Después, habrá que presentar un presupuesto actualizado, con ajustes y afinando los números de las autonomías. Solo tras ese nuevo borrador llegará un primer veredicto de la Comisión, que después discutirá el Eurogrupo.

En Bruselas hay visiones bien distintas acerca de cómo encarar el asunto: parte de la Comisión cree que España incumplirá por apenas unas décimas y ve contraproducente un correctivo ante la situación en otros países, con frentes abiertos en Francia, en Italia y los sempiternos problemas en Portugal (con un lío en su banca) y Grecia (cuya reforma de pensiones provocará otro pulso). La posición europea dependerá también del talante del próximo Ejecutivo en Madrid. Y del papel del comisario Pierre Moscovici —de capa caída tras protagonizar un sainete por el presupuesto español— y del vicepresidente Valdis Dombrovskis, aparentemente más ortodoxo, pero que ha dado muestras de cierta flexibilidad.

“El debate está abierto y en la decisión final habrá factores claramente políticos. Pero el análisis puramente técnico es claro: España lleva años incumpliendo, repetirá en 2015 y 2016 pese al crecimiento, y aunque las sanciones se pueden descartar, sí se espera que la Comisión señale formalmente y con rotundidad a Madrid”, dicen fuentes europeas.

"En lo fiscal, España no puede ser acreedora de flexibilidad"

En público nadie ha sido tan rotundo como Dijsselbloem. “España tiene que hacer más: el problema es sobre todo qué Gobierno lo va a hacer, y cuándo”. “En cuanto a las reformas, el país ha hecho mucho pero también debe hacer más, y sobre todo no puede dar marcha atrás. Pero en lo fiscal, España no puede ser acreedora de flexibilidad y ese va a ser un desafío para el nuevo Gobierno”.

“La inestabilidad política, además, suele ser un problema”, subraya. Dijsselbloem apunta donde más duele, consciente de la dificultad para formar Gobierno, de un cierto repunte de la prima de riesgo por esa razón y de las sucesivas trampas que pueden reducir la velocidad de crucero de la economía española en los próximos meses: desde el lío en los mercados por China a una nueva sacudida en el tablero europeo, procedente de Portugal o Grecia.

Preguntado al respecto, el Gobierno español prefiere quedarse al margen. Guindos se ha puesto en contacto con la Comisión, con el BCE y con varios ministros del euro para informar del panorama político y de los próximos pasos. Madrid sostiene que el fuerte crecimiento del PIB ayudará a cumplir el déficit o, a lo sumo, a incumplir por poco. “El déficit español no es el problema fundamental de la eurozona, ni mucho menos”, sentencian en Moncloa.

Frentes abiertos: Grecia, Italia y Portugal

“El primer examen del rescate griego no llevará semanas, sino meses”, destaca Jeroen Dijsselbloem. Vuelve la presión: de ese examen, que tenía que estar listo en enero, depende la ansiada reestructuración de la deuda griega, una promesa europea de 2011 que no termina de llegar.

Bruselas aprieta las tuercas. El primer análisis del tercer rescate griego estará en función de una controvertida reforma de las pensiones que, de momento, no satisface a nadie. El Gobierno griego ha recibido críticas en casa pese a que no supone grandes recortes, y una tibia respuesta de las instituciones, que quieren más. “En ningún país es fácil aprobar esa reforma”, admite el jefe del Eurogrupo.

El euro tiene otros dos frentes abiertos: Italia presiona para obtener flexibilidad fiscal —y Dijsselbloem, al igual que en el caso español, no parece partidario de dar aire al Gobierno de Renzi—, y una nueva crisis bancaria amenaza a Portugal, con el nuevo Ejecutivo incapaz de solucionar el problema en Novobanco y en medio de duras negociaciones por el presupuesto.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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