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Mémora se aferra al liderazgo

La empresa catalana de servicios fúnebres reserva 15 millones de euros para crecer

Lluís Pellicer
Cementerio de Montjuic, en la festividad de todos los santos.
Cementerio de Montjuic, en la festividad de todos los santos.Carles Ribas

El negocio de los servicios funerarios en España avanza en su proceso de consolidación. Y dentro de un tablero empresarial todavía muy atomizado, repleto de empresas familiares o municipales, los cuatro grandes actores del mercado se mantienen firmes con su estrategia de adquisiciones de sociedades y aperturas de nuevos tanatorios para ganar tamaño. La compañía Mémora, que lidera el mercado español, se propone también reforzar su posición en Portugal después de haber adquirido la segunda mayor funeraria de ese país. La empresa, cuya facturación el año pasado aumentó el 3% hasta los 172 millones de euros, pretende seguir creciendo en España, sobre todo con el aumento de la actividad en torno a las ciudades donde está presente.

Mémora, en sus inicios denominada Intur, nació a comienzos de 2001 con la adquisición de un conjunto de funerarias españolas y portuguesas de los grupos norteamericanos SCI y Eurostewart. A partir de entonces la compañía, hoy con sede en Barcelona, fue abriendo tanatorios en varias comunidades a la vez que seguía engullendo empresas como Funeraria Portuense (Oporto), Alto Aragón (Huesca), Eurofunerarias (Granada), Alonso (Valencia) o Vidal (Girona). A finales de 2008, el fondo británico de capital riesgo 3i se hizo con el 100% del capital de la que ya era la primera compañía del sector en España por 187 millones de euros. “El proceso de concentración lleva muchos años produciéndose. Hemos sido el actor más relevante a la hora de adquirir compañías locales o familiares y acudiendo a la privatización de empresas públicas”, asegura el consejero delegado de Mémora, Juan Jesús Domingo.

La sociedad hoy realiza alrededor de 50.000 servicios al año y su cuota de mercado se aproxima al 11%. “Esa cifra depende, porque en algunas comunidades apenas hay presencia y en otras es superior al 25%”, matiza Domingo. Donde no llega, Mémora trabaja con acuerdos de colaboración con terceros. Su actividad le permite, no obstante, seguir liderando un sector en el que hay tres operadores relevantes más, junto a los que concentra el 30% del mercado: Funespaña, vinculada a Mapfre, Alvia, de Santa Lucía, y Servisa, de Ocaso. Mémora es la única empresa de las grandes que no tiene detrás una compañía de seguros, a lo cual Domingo quita importancia al recordar que tiene acuerdos con todas ellas.

Estrategia expansiva

Hoy Mémora está en posición de seguir comprando y abriendo tanatorios al contar con 15 millones de euros para ello. Sin embargo, la estrategia de expansión de la compañía está condicionada por dos circunstancias. La primera, ir creciendo en aquellas zonas en las que ya opera, ampliando su zona de actuación como una “mancha de aceite”. “Allí donde tenemos una presencia significativa, queremos ir potenciándola”, afirma el consejero delegado. El segundo, la firma prefiere las zonas urbanas, donde las familias requieren de servicios “más sofisticados”: una mayor interacción con los hospitales, ceremonias más completas o no tradicionales (por ejemplo, laicas)… “Una vez estamos en esa ubicación, usamos todos los medios desde el punto de vista de expansión. En ciertos lugares nos instalamos creando tanatorios nuestros o usando algunos de ámbito municipal que se abren a varios operadores. En otros mercados la única forma de entrar es a través de un operador que ya esté presente que tenga un problema de continuidad generacional o con dificultades para incorporar innovaciones en el servicio”, explica.

La atomización empresarial hace de las pompas fúnebres un sector muy competitivo, en especial en ciudades donde llega a haber decenas de operadores. Sin embargo, el grueso de las reglas de juego viene marcado desde los ayuntamientos, de modo que las normas urbanísticas suelen ser las que fijan el marco en el que se desarrolla la actividad. “También sufrimos el not in my backyard [no en mi patio trasero]. A veces nos encontramos con enormes resistencias de los vecinos a pesar de ser una actividad pacífica y poco intrusiva”, apunta Domingo. La competitividad pasa en no pocas ocasiones por servicios vinculados al tanatorio, por lo que las normas urbanísticas suelen ser la restricción con la que se topa el negocio. El segundo condicionante es, aunque parezca irónico, la mortalidad, que varía entre los 380.000 y 405.000 fallecidos anuales, lo cual incide en la facturación de la empresa. Para 2015, las previsiones pasan por un “aumento relevante” respecto a la del año anterior. Dado ese escenario, Mémora señala que debe diferenciarse de la competencia mediante la calidad del servicio. Para ello, trata de realizar un acompañamiento de la familia desde antes hasta después de la ceremonia, ofreciendo incluso grupos de apoyo para el duelo.

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Por otra parte, alrededor de 700 familias barcelonesas sin recursos son atendidas por Mémora con servicios subvencionados o gratuitos. Es un ejemplo, explica Domingo, del “enfoque social” de la compañía. “Tenemos espacios con trabajadores sociales coordinados con el Ayuntamiento donde damos asistencia a familiares”, explica. La compañía tiene también acuerdos con hospitales para la donación de órganos o la formación de profesionales para crear la figura del “gestor del proceso final de vida”. “Los médicos están muy centrados en la vida y se gestiona poco el proceso final”, asegura Domingo, quien añade otro de los programas a los que se dedica la empresa: la prevención de la muerte súbita en deportistas.

Mémora en cifras

1.200 empleados.

125 tanatorios.

26 crematorios.

23 cementerios.

130 oficinas de contratación.

46.000 servicios anuales.

41.000 ocupaciones de sala al año.

16.000 incineraciones anuales.

172 millones de euros de facturación.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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